La elección de Galán: el cambio de preferencias en Bogotá
Inicio TemasPolítica y Gobierno La elección de Galán: el cambio de preferencias en Bogotá

La elección de Galán: el cambio de preferencias en Bogotá

Escrito por Óscar Murillo

La victoria de Carlos Fernando Galán y la derrota del petrismo muestran un cambio de preferencias respecto del momento del paro nacional. ¿Por qué ganó Galán y cuál es el panorama para el nuevo alcalde?

Oscar Murillo Ramírez*

Del paro cívico a la inseguridad  

El paro nacional del 21 de noviembre de 2019 empezó 25 días después de la elección de la primera mujer a la Alcaldía de Bogotá. Claudia López fue elegida con el 35,21 % de los votos, gracias a una coalición que integraron Alianza Verde, Polo Democrático Alternativo y el Movimiento Activista. López recibió una Bogotá indignada con el gobierno Duque y movilizada contra sus reformas, pese al toque de queda decretado al día siguiente de las protestas en la capital.

Durante estos cuatro años se han dado cambios en las preferencias electorales de Bogotá, una ciudad en un principio indignada que después enfrentó la pandemia y el estallido social del 28 de abril de 2021. La alcaldía de Claudia López finaliza con una desaprobación del 61 % y con un 78 % de la ciudadanía que percibe que la ciudad viene empeorando.

Aunque los problemas de Bogotá obedecen a causas estructurales y exigen planeación de largo plazo, el electorado quiere soluciones inmediatas: el metro ya, sin importar las consideraciones de movilidad y urbanísticas, seguridad para que sus bienes personales más inmediatos sean protegidos.

Las expectativas ciudadanas en las urnas no se basan exclusivamente en la percepción. El aumento de la inseguridad es real; entre enero y septiembre de este año, el hurto a personas aumentó en un 17,6 % comparado con el mismo periodo de 2022.

La campaña electoral

Aunque Bogotá concentra la agenda mediática y se registraron una gran cantidad de debates, las opciones fueron reducidas. Compitieron nueve candidatos, todos hombres, para una oferta que se concentró en tres opciones viables. Prueba de esto es que seis de estos candidatos tuvieron resultados muy inferiores al voto en blanco, que alcanzó 149.053 votos.

el candidato del Nuevo Liberalismo resultó ganador porque fue capaz de agrupar desde sectores tradicionales de la derecha, grandes capitales en la ciudad, hasta una parte nada despreciable del centro político organizado y liderazgos importantes como Humberto de la Calle, Luis Eduardo Garzón, Alejandro Gaviria y Juan Manuel Santos.

Las campañas de masas como las que se disputan las Alcaldías en las grandes ciudades son movilizadas por lo emocional antes que por lo programático. La desilusión por las promesas incumplidas, la desesperanza, el temor que produce la inseguridad o la decepción ante las promesas de cambio que no llegan, fueron algunas de las que movilizaron al electorado.

En el caso de Bogotá, el candidato o candidata que logre capitalizar las emociones preponderantes entre la opinión gana las elecciones. Quien tenga los recursos y una sólida organización obtiene una curul en el Concejo. Mediante el contacto vecinal, una mínima organización comunitaria, y recursos, se llega a las Juntas Administradoras Locales, excepto en el caso de las listas cerradas.

La pasada contienda electoral estuvo marcada por una fuerte atomización del sistema de partidos. Gracias a las personerías jurídicas otorgadas por el Consejo Nacional Electoral, existen 35 organizaciones políticas legalmente constituidas en Colombia. La consecuencia es que a mayor cantidad de partidos menor claridad sobre las fronteras ideológicas que los separan, difusas o inexistentes propuestas programáticas, y reducida autonomía para la competencia política.

Esto último tiene como efecto el aumento de las coaliciones, porque ninguno puede ganar las elecciones por sí sólo. Los partidos políticos son vehículos de acceso al gobierno y acumulación de poder a través de cargos de elección popular, antes que perspectivas ideológicas sobre la sociedad y el estado.

Tradición conocida que cambio por conocer  

Carlos Fernando Galán resultó ganador muy por encima de lo que señalaban las encuestas, que le otorgaban el 41,1 % en vez del 49,02 % que obtuvo.

Las encuestas no están para pronosticar resultados definitivos, están para orientar estrategias y tomar decisiones en el marco de una campaña. Una de estas estrategias es, precisamente, instalar entre los votantes el mensaje de la existencia de un virtual ganador y sumar alianzas.

Pese a que la participación electoral disminuyó del 55,03 % en 2019 al 51,97 % en 2023, el candidato del Nuevo Liberalismo resultó ganador porque fue capaz de agrupar desde sectores tradicionales de la derecha, grandes capitales en la ciudad, hasta una parte nada despreciable del centro político organizado y liderazgos importantes como Humberto de la Calle, Luis Eduardo Garzón, Alejandro Gaviria y Juan Manuel Santos.

En un escenario de fragmentación de las bancadas políticas y poca claridad entre la opinión sobre sus diferencias, agruparse es una necesidad.

Este crucial elemento no fue comprendido por Gustavo Bolívar, olvidando que la presidencia de Gustavo Petro se obtuvo gracias a la suma de partidos políticos y organizaciones que fue más allá del Pacto Histórico y la izquierda en general.

Apelando a las bases más fieles de la izquierda, la candidatura de Bolívar fue muy limitada en alianzas, logrando agrupar apenas a los partidos y movimientos que integran el Pacto Histórico, así como Fuerza Ciudadana, los sindicatos afiliados a la Central Unitaria de Trabajadores y algunos liderazgos de la Alianza Verde como María Fernanda Rojas y Diego Cancino.

Bogotá, el voto rechazo

Aunque pueda aceptarse que las elecciones del 29 de octubre tienen particularidades territoriales, en el caso de Bogotá sí puede considerarse un plebiscito contra el gobierno de Gustavo Petro. No sólo por su pasado como alcalde de la ciudad, sino porque el viaje a China para intentar modificar el Metro de Bogotá y las visitas a las localidades de Suba, Bosa y Engativá lucieron como una intervención desesperada en la campaña electoral y un anticipo de los resultados.

La derrota del candidato del gobierno Petro para el segundo cargo de elección más importante del país puede encontrarse en algunas de las siguientes variables:

  • Una percepción negativa producto de la expectativa que produjo las reformas y que ante la inmediatez de las necesidades se consideran no realizadas. Una situación similar a lo ocurrido en Chile con el gobierno de Gabriel Boric: altas y rápidas expectativas de cambios que se anticipan en campaña que al ser gobierno se hacen complejas de gestionar y se castiga electoralmente.
  • La percepción negativa causada por el caso de Nicolás Petro.
  • En una ciudad donde el voto de opinión tiene un peso importante, la favorabilidad presidencial tenía un efecto directo sobre quien fuese su candidato sin importar el nombre, como en efecto pasó.
  • La imagen negativa que arrastra el propio Gustavo Bolívar. Su candidatura provocó más anticuerpos que adhesiones, lo que debe leerse también como un cambio de perspectiva ciudadana frente al estallido social. El electorado en Bogotá no está buscando candidaturas antisistema, todo lo contrario.
  • La tardía escogencia del candidato a la Alcaldía y los mecanismos internos de elección para las listas a las corporaciones públicas dentro del Pacto Histórico. Tanto para la conformación de las listas para el Congreso como en estas elecciones regionales quedó claro que la coalición tiene una débil democracia interna. Una característica de la izquierda es su propio canibalismo político.
  • La desconexión de los mensajes de campaña de Gustavo Bolívar con los intereses inmediatos del electorado, en particular la inseguridad. Históricamente, la izquierda ha renunciado a disputar la agenda de la seguridad ciudadana, permitiendo a la derecha su monopolización y asociando las fórmulas de solución a la política social de manera exclusiva, no obstante el surgimiento de organizaciones multicrímen y su capacidad de acción, junto la configuración de mercados de criminalidad, evidencias que otras vías respuestas demandan.

Gobernabilidad amplia en Bogotá

Para tener mayor gobernabilidad, el alcalde requiere una favorabilidad mínima en las encuestas de percepción, algo que se logra con presencia en las calles y el contacto directo con la ciudadanía, así como con una bancada robusta en el Concejo compuesta por propios y aliados que permitan la aprobación de los proyectos claves de la ciudad, entre los que se encuentran el próximo Plan Distrital de Desarrollo, la armonización presupuestal en 2024 y los proyectos de presupuestos para las vigencias  posteriores.

Foto: Facebook: Secretaría Distrital de la Mujer - Uno de los retos para Bogotá en los próximos cuatro años será consolidar el Sistema Distrital de Cuidado.

Aunque la votación de Galán no debe leerse como un voto por el continuismo, López logró mitigar el rechazo hacia su administración y convertirse en una segura jugadora para la próxima campaña presidencial.

De entrada, Carlos Fernando Galán tendrá un escenario favorable para gobernar. Primero, porque la ciudadanía le ha otorgado un mandato con una amplia victoria y en primera vuelta. Segundo, por contar con una bancada mayoritaria que estará integrada, además del Nuevo Liberalismo-En Marcha, Alianza Verde y Partido Liberal que suman 22, por la segura llegada de la coalición Cambio Radical, Mira, Partido de la U que suman 4, y aliados que podrán venir de los 7 electos del Centro Democrático. Más de la mitad de los 45 concejales que integran el cabildo distrital serán oficialistas.

Claudia López fue una jugadora estratégica en estas elecciones. Dejar a la Alianza Verde sin candidatura propia a la Alcaldía no tuvo otro objetivo que permitirle a la alcaldesa y a quienes la rodean tener un pie en la campaña de Galán y otro en la de Oviedo, dejando sin opciones al sector petrista en el interior del Verde y con la mayor bancada electa en el Concejo de Bogotá. Aunque la votación de Galán no debe leerse como un voto por el continuismo, López logró mitigar el rechazo hacia su administración y convertirse en una segura jugadora para la próxima campaña presidencial.

Los retos de la ciudad van más allá del metro

En el Concejo de Bogotá se encuentra actualmente el Proyecto de Acuerdo 673 de 2023 que establece el presupuesto para la vigencia 2024. Gran parte de la opinión de la ciudad y el país desconoce que los mandatarios electos arrancan sus administraciones con el presupuesto que presentan los gobiernos salientes y gerencian durante parte importante del primer año el plan de desarrollo anterior, aunque empiecen su mandato el primero de enero.

Sin embargo, ya se advierten las líneas generales que serán los retos de Bogotá para los próximos cuatro años y que van más allá del debate sobre el metro:

  • Consolidar el Sistema Distrital de Cuidado con mecanismos eficaces para reconocer, reducir y redistribuir las cargas de cuidado en una ciudad que además de inequitativa es poco segura para las mujeres.
  • Formular un nuevo Plan Distrital de Desarrollo que tendrá como horizonte la Región Metropolitana que se puso en marcha para Bogotá mediante la sanción del Acuerdo 858 de 2022.
  • Poner en marcha las estrategias consignadas en el Plan de Ordenamiento Territorial 2022-2035 que tiene, entre otras muchas críticas, la baja participación ciudadana. El derecho a la ciudad seguirá siendo un tema de debate en los próximos años.
  • Enfrentar los crecientes índices de inseguridad con medidas concretas y de corto plazo que mejoren la percepción ciudadana y reduzcan de manera efectiva la victimización.
  • Continuar el proceso de reactivación económica. Aunque la pandemia parezca un asunto del pasado, las situaciones derivadas de su impacto en materia de empleo y política social siguen vigentes.
  • Mejorar la movilidad y concluir las obras empezadas por la administración de Claudia López.
  • Promover a nivel local la participación mediante los encuentros ciudadanos para los nuevos Planes Locales de Desarrollo bajo el nuevo marco normativo que estableció el Acuerdo 878 de 2023
  • Afrontar el que fue un asunto marginal durante la campaña electoral: el relleno sanitario de Doña Juana. Qué hacer para la gestión ambientalmente sostenible de residuos, y pensar con seriedad la transición para superar la tecnología caduca, segregadora y privada que constituye el modelo del relleno sanitario, es uno de los desafíos más importantes que enfrentará Bogotá en las próximas décadas.

Artículos Relacionados

Dejar un comentario

*Al usar este formulario de comentarios, usted acepta el almacenamiento y manejo de sus datos por este sitio web, según nuestro Aviso de privacidad

Este sitio web utiliza cookies para mejorar tu experiencia. Leer políticas Aceptar

Política de privacidad y cookies