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Encuestas y elecciones

Escrito por Carlos Lemoine
Carlos Lemoine

Carlos LemoineEl Director del Centro Nacional de Consultoría explica por qué no acertaron las encuestas y discute varias creencias erróneas en relación con esta técnica estadística.

Carlos Lemoine*

Tengo que agradecer que se me dé la oportunidad de escribir sobre el oficio de hacer encuestas, oficio que ha sido muy maltratado en estos días, y que es el mío.

Las encuestas son importantes para el diálogo democrático porque tienen la función de llevar la voz del ciudadano a los puntos de decisión. Me referiré a seis temas relacionados entre sí:

A. El método, su validez y sus limitaciones

B. La aplicación a la medición de la opinión pública

C. La reglamentación actual, sus implicaciones y su significado

D. Encuestas y resultados electorales

E. Las falacias más comunes

F. Lo que dice la última encuesta

A. El método su validez y sus limitaciones

El método de encuesta para averiguar la situación de una población frente a un fenómeno usando la información de unos pocos, es científico, y se basa en las leyes de probabilidad desarrolladas en siglo XIX por el matemático alemán Carl Friedrich Gauss. El método consiste básicamente en tomar al azar 1.000 o 1.500 mayores de diez ocho años (al azar quiere decir que todos los mayores de diez ocho años tienen la misma posibilidad de ser escogidos), y a estos 1.000 o 1.500 averiguarles por ejemplo a qué se dedicaron principalmente la semana pasada, o si van a votar y si van a votar por cuál candidato.

De la respuesta a la primera pregunta salen los índices de desempleo que nadie objeta, de la segunda salen las intenciones de voto que objetan todos.

De esto se deduce que la discusión de las encuestas no es consecuencia de la debilidad del método pues tiene una base científica, y que se usa en la obtención de datos que no se cuestionan tales como el desempleo o la desnutrición o la incidencia de alguna enfermedad que también se estiman de la misma manera, sino de la materia electoral a la que se refieren las encuestas electorales y que es muy sensible para la población.

En otras palabras el problema no es el método sino la materia.

B. La aplicación del método a la medición de la opinión pública y específicamente a la medición de la opinión electoral

Aquí lo que preguntamos es si las elecciones fueran mañana por quién votaría, y lo que la gente contesta lo tabulamos y presentamos resultados. Pero la gente no vota mañana sino dentro de diez o quince días y simultáneamente hay una actividad febril de todas las campañas para cambiar la intención de voto.

Y aquí hay una diferencia enorme en la capacidad del método: en efecto, la pregunta del desempleo se refiere al pasado que tuvo una manera de ocurrir y que nadie puede modificar, en tanto que en la intención de voto nos referimos a un futuro que todos tienen posibilidad de alterar.

C. La reglamentación actual, sus implicaciones y su significado

La reglamentación actual dice que no se puede publicar encuestas en la semana anterior al día de la elección. Si se tiene en cuenta el tiempo de procesamiento y que cada medio tiene unos días específicos de circulación (los noticieros de TV en algunos casos no van todos los días, las revistas tienen circulación semanal, etc.), las últimas encuestas publicadas tienen una distancia de 10 días respecto del día electoral, es decir, que no captan el momento en que la mayoría de la gente decide y, en consecuencia, pueden llegar a diferir mucho del resultado final.

Esta reglamentación, en la práctica, es una censura a los medios de comunicación, que pueden tener y en realidad tienen, como la mayoría de las campañas, datos de encuestas frescas y no los pueden divulgar.

La hipótesis detrás de este reglamento es que a los electores los pueden presionar por todos los medios, pero no pueden tener información pues son personas de poco discernimiento a las que la información puede perjudicarlas.

D. Encuestas y resultados electorales

Tres verdades y tres falacias para explicar las diferencias.

Una primera razón de las diferencias es la veda de publicación de encuestas. Esta es, de acuerdo con las evidencias, el mayor factor de distorsión: en efecto, en la encuesta publicada por CMI en mayo 6, Mockus superaba a Santos 38 a 34; en mayo 20 se había invertido la relación y Santos superaba a Mockus 39 a 34, es decir, en catorce  días Santos había mejorado su posición en 9 puntos; con la misma tendencia, y teniendo en cuenta la forma como se acelera el proceso en los últimos días, era de suponer que la ventaja de Santos sobre Mockus bordeara los 15 puntos.

Una prueba adicional la dan los datos de la campaña de Santos que coincidieron con los datos de CMI en mayo 20. De acuerdo con información de la revista Semana en una encuesta no publicada se tuvo como último dato previo a las elecciones 44 a 27 en favor de Santos.

En resumen, hay razonable evidencia de que las encuestas marcaron las tendencias de manera adecuada y que cuando se hicieron cerca a la elección captaron razonablemente la intención de voto.

Las dos verdades complementarias que tuvieron influencia fueron los debates de la última semana y la veda que impidió captar su efecto.

La población dispersa no se encuestó porque no se hacen encuestas fuera de las cabeceras municipales y esta población era proclive a Santos. Esta hipótesis es sensata porque las encuestas mostraban claramente la mayor fortaleza del candidato de la U en las pequeñas ciudades.

E. Las falacias más comunes

  • Las encuestas son telefónicas y por eso no toman en cuenta a los que no tienen teléfono. 

No es cierto. Napoleón Franco e Invamer hicieron encuestas presenciales, el Centro Nacional de Consultoría hizo encuestas telefónicas y sus estimaciones fueron las más cercanas a la realidad.

  • La gente sigue las encuestas en su intención de voto.

No es cierto. El ascenso y la caída de Mockus muestran que la afirmación no tiene fundamento.

  • Las firmas encuestadoras tenían intereses en el proceso.

El único interés de las firmas es hacer bien el trabajo. En efecto las firmas encuestadoras operan como los laboratorios clínicos.

En un laboratorio una vez tomada la prueba el frasco que la contiene sigue unos procedimientos estandarizados que no tienen nada que ver con a quien pertenece la muestra.

Igualmente, una vez definidos los candidatos la encuesta electoral sigue un procedimiento estandarizado. Con una reflexión adicional, quienes hacemos encuestas sabemos que cualquier error se hará visible por la comparación de las encuestas que publica la competencia y se lo cobrarán en reputación al compararlo con el resultado final. Es como si un laboratorio examinara su propia sangre, sabe que cualquier error va a determinar un diagnóstico incorrecto del cual el laboratorio responde con su salud

  • Las diferencias entre las encuestas publicadas y el resultado final puede deberse a fraude.

Definitivamente no. Las tendencias en las encuestas al final señalaban un triunfo más o menos holgado de Santos, que se dio y se reforzó por una clara superioridad logística el día de las elecciones, que fue, finalmente, un juego de profesionales con amateurs.

F. Lo que dice la última encuesta

La última encuesta publicada por CM& el pasado 3 de junio muestra que la población se ha acomodado a los resultados electorales: su intención de voto es: 61,6% por Santos y 29,8% por Mockus, y se reafirma la afinidad de Mockus con los jóvenes, las grandes ciudades y los estratos altos. Los interesados pueden examinar los datos respectivos haciendo clic aquí.  

 

* Presidente del Centro Nacional de Consultoría. Ingeniero Civil y Matemático de la Universidad Nacional de Colombia. Maestría y doctorado en Matemáticas Aplicadas de la Universidad de Maryland. Ex Director de Estudios de la Compañía Ecuatoriana de Datos, ex Director de Estudios Socioeconómicos y Estadísticos de la Compañía Colombiana de Datos, ex Director General de Análisis Socioeconómico del DANE, y ex Presidente de la Sociedad Colombiana de Matemáticas.

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