Mujeres y personas LGBTIQ+ en política: una carrera de obstáculos
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Mujeres y personas LGBTIQ+ en política: una carrera de obstáculos

Escrito por Maria Alejandra Victorino

Las últimas elecciones demostraron que las oportunidades para las mujeres y las diversidades siguen siendo mínimas en un escenario dominado por hombres y formas tradicionales.

María Alejandra Victorino Jiménez*

Es muy difícil candidatizarse

Los resultados de la elección y el número de candidaturas inscritas no son un indicador efectivo de hasta donde mejoró la participación de las mujeres y de las personas LGBTIQ+ en el escenario electoral. El proceso de elección es una larga travesía llena de obstáculos. No se trata de pequeños baches en el camino, sino de murallas muy difíciles de atravesar.

De hecho, la travesía comienza antes de decidir si se va a candidatizar. Una barrera típica es el desconocimiento de las reglas y de la logística del proceso electoral. Otra barrera es la discriminación que padecen las mujeres y personas LGBTIQ+, tanto de en la sociedad como, a menudo, en la misma familia. La política no es un lugar equitativo e incluyente y el sistema electoral refuerza estos defectos.

La pérdida de interés o voluntad de candidatizarse es una de esas cifras invisibles, muy difíciles de registrar, pero palpables cuando se conversa con lideresas y lideres que renuncian antes de exponerse a escenarios más violentos de los que ya habitan.

Aquellas que toman la decisión de lanzarse, se arrojan a una batalla campal para ganarse el permiso que dan los partidos para competir en las elecciones. Es muy común que algunas candidatas desistan y den paso al costado para que suba el hombre cisgénero que “tiene más chance de ganar”, aun cuando son ellas las que mueven los procesos, lideran las acciones y movilizan las agendas con las comunidades.

En esta búsqueda por el aval las candidaturas se enfrentan a la resistencia de los partidos.  Por ejemplo, algunas que ganaron las elecciones internas son ubicadas en los últimos lugares de la lista. En otros casos, las personas son excluidas de la lista por la orientación sexual. Manifiesta, un medio de comunicación feminista, recopiló varios casos similares de las elecciones locales pasadas.

Datos recientes

El número de partidos políticos en Colombia aumentó atípicamente, según la Misión de Observación Electoral pasó de 16 a 35 partidos y el número de personas candidatas aumentó un 13,73 % según la Registraduría Nacional.

Pero las mujeres candidatas solo aumentaron en un 1,7%  y las personas LGBTIQ+ un 10 %, con más de 200 candidaturas, un hecho histórico. Preocupa que el número de mujeres candidatas no aumente en proporción con el número de candidaturas totales: la cuota del 30 % que deben cumplir los partidos sigue siendo ineficiente para garantizar la participación de las mujeres.

Es muy común que algunas candidatas desistan y den paso al costado para que suba el hombre cisgénero que “tiene más chance de ganar”, aun cuando son ellas las que mueven los procesos, lideran las acciones y movilizan las agendas con las comunidades.

Foto: Facebook: Valeria Bonilla - Muchas candidatas como Valeria Bonilla, única candidata trans al Concejo de Bogotá, perdieron por hacer política de forma innovadora.

A pesar del aumento del número de partidos, la tendencia de dejar por fuera o de instrumentalizar a la mujer no ha disminuido.  Además, con la aparición de tantos partidos los votos se dispersan y, por ende, es más difícil que las mujeres y las diversidades sexuales ocupen un cargo.

En esta ocasión llegaron a ser candidatas 52.209 mujeres y 201 personas LGBTIQ+. No obstante, hubo candidaturas que no llegaron al tarjetón: 33 candidaturas fueron asesinadas, un 20 % más que hace 4 años. Adicionalmente, hubo 43 casos de violencia política, de los cuales 42 fueron contra mujeres —entre ellas 3 lesbianas y 1 mujer trans—, y 13 casos contra candidaturas LGBTIQ+.

A este panorama aterrador se suma la marcada competencia entre las candidaturas de las listas abiertas y la falta de articulación y trabajo en colectividad de las listas cerradas, estrategia que no le dio el mismo resultado que en el legislativo al presidente Petro.

La competencia por el electorado requiere de recursos económicos y de un buen puesto en la lista – aunque no por regla general–. Típicamente quienes están en los primeros lugares de las listas tienen mayor chance de ganar.

En el caso de las mujeres solo ocuparon el primer lugar de la lista un porcentaje ínfimo. Para los concejos el 27 %, a las asambleas el 21 %, a la alcaldía el 16% y a la gobernación el 18%.

En el caso de las personas LGBTIQ+ sólo 2 candidaturas aspiraron a la alcaldía y no se registró ninguna aspirante a la gobernación, y el 79% de candidaturas aspiraron a concejo y asamblea pero no hay información disponible que registre las que ocuparon la cabeza de la lista.

La posición en la lista en muchas ocasiones corresponde con la asignación de presupuesto para la campaña, lo que supone que la gran mayoría de mujeres y personas LGBTIQ+ tienen campañas precarizadas.

La falta de innovación

La política electoral presupone una fórmula única para ganar las elecciones, donde el número a calcular es de millones de pesos a invertir por el número votos que se necesitan y donde las innovaciones políticas parecen no tener cabida.

Las formas tradicionales en las que se hace política en el país alejan no sólo a los electores, sino que imponen una barrera adicional a quienes buscan hacer las cosas diferentes y que dan el salto a lo electoral con el ánimo de transformar y sumar a la democracia.

las mujeres y personas LGBTIQ+ electas no necesariamente representan las agendas que los movimientos y organizaciones de estas poblaciones reclaman ante el Estado.

Este es el caso de Valeria Bonilla, la única candidata trans al Concejo de Bogotá, quien de manera deliberada decidió que su campaña sería consistente con los ideales que la llevaron a lanzarse y recorrió la ciudad con una carreta de aguacates, donde se dedicó a “echar carreta” con la gente para construir su agenda. Valeria no ganó y, como ella, muchas más candidaturas preparadas y capaces perdieron por decidir hacer política de una manera innovadora.

Aunque la contienda no ha terminado, pues el escrutinio sigue, los resultados preliminares muestran que 23 personas LGBTIQ+ salieron electas en los comicios, mientras que las mujeres aumentaron la representación en las gobernaciones con un total de 6 gobernadoras, aunque el número de alcadesas disminuyó en todo el país.

No obstante, las mujeres y personas LGBTIQ+ electas no necesariamente representan las agendas que los movimientos y organizaciones de estas poblaciones reclaman ante el Estado.

La miopía de medir el éxito en número de ganadoras y ganadores que pertenecen a poblaciones subrepresentadas deja de lado las necesidades que tenemos quienes hacemos parte de esas poblaciones.  Por ejemplo, de las 6 mujeres gobernadoras, solo 2 no tienen antecedentes judiciales o nexos con clanes políticos o familias cuestionadas. Ninguna de ellas tiene en los programas de gobierno apuestas sociales o con enfoques de género o diversidad sexual.

El sistema electoral colombiano no ofrece condiciones ni garantías para que las personas históricamente subrepresentadas puedan llegar efectivamente a los escenarios de poder.

Red de apoyo

La carrera de obstáculos que enfrentan las mujeres y personas LGBTIQ+ para poder participar como candidatas en la contienda electoral representa un reto, en tanto la pluralidad y el fortalecimiento de todos los espectros políticos se consolidan como una necesidad inmediata de la democracia.

Por este motivo organizaciones de la sociedad civil y la academia tienen la tarea de acompañar a las candidaturas, durante esta larga carrera de obstáculos, para brindar una red de apoyo, herramientas que faciliten el ejercicio, formación y otros recursos que ayuden a cerrar la brecha existente respecto a quienes dominan las contiendas electorales.

Esta carrera de obstáculos que aquí describimos recoge las experiencias de las 45 candidaturas de mujeres y personas LGBTIQ+ que acompañamos a través del programa Ocupar la Política en estas elecciones.

Experiencias que resuenan y se complementan en los procesos de otras organizaciones como Voto por la Igualdad de Caribe afirmativo y el Observatorio de Participación política LGBTIQ+, o la Ruta pacífica de las mujeres de la escuela de candidatas del NIMD, o la red Nosotras Ahora de Organización Artemisa, entre otros de los muchos programas existentes.

Es preciso fortalecer este tipo de apuestas, que se permita a las nuevas candidaturas llegar a los cargos de elección popular con las herramientas necesarias y con una red de apoyo que por ahora el Estado no garantiza.

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