Se publicaron los resultados de la Encuesta Multipropósito sobre Bogotá y Cundinamarca. ¿Cómo está la región después de la pandemia y qué aspectos deben tener prioridad?
Oscar Murillo Ramírez* y Liliana Castañeda Morales**
La encuesta
Este primero de julio la Alcaldía Mayor y el DANE presentaron los resultados de la Encuesta Multipropósito Bogotá y Cundinamarca 2021. La Secretaría Distrital de Planeación y el DANE efectúan esta medición de manera bianual para obtener datos más precisos sobre la ciudad y los municipios de la región.
Esta es la cuarta encuesta que se realiza y la segunda que cubre las zonas rurales de las localidades de Bogotá. La encuesta tenía 380 preguntas y se aplicó a 292.281 personas, en 21 municipios y siete centros poblados y rurales. En esta oportunidad fueron cubiertos trece temas concernientes a las viviendas, hogares y personas.
La encuesta arroja luces sobre la realidad sociodemográfica de la región central del país en el período intercensal y es la fotografía más fiel después de la pandemia. Sus resultados servirán como una guía para tomar decisiones en materia de política pública.
Tendencias que se confirman
La Bogotá de inicios del siglo XX, en el tránsito entre las guerras civiles del siglo anterior, la falta de oportunidades en el campo y la estabilización de un proyecto conservador de nación, aumentó de manera significativa el número de habitantes y amplió progresivamente su estructura urbana por cuenta de la migración del campo a la ciudad y una mayor ampliación de la actividad económica.
A finales del siglo XX, como parte de un fenómeno de carácter mundial que incluye un mayor nivel educativo, servicios en salud ampliados que generalizaron el uso de métodos anticonceptivos en zonas urbanas, mayores ingresos y unos nuevos patrones culturales, se produjo una segunda transición demográfica.
Lo mismo sucedió en Bogotá según la Encuesta Multipropósito. Las tasas de natalidad y mortalidad se redujeron; así, se acentuó la disminución del tamaño de los hogares que en 2021 alcanzó un promedio de 2,79 personas, una reducción con respecto del 2,98 en 2017. De manera más significativa, el número de localidades con un promedio mayor de 3 personas por hogar pasó de 6 en 2017 a 3 en 2021.
Más de 53.000 empresas tuvieron que cerrar por la crisis económica y desaparecieron más de 500.000 empleos durante el segundo semestre de 2020.
Estos cambios demográficos afectaron las dinámicas familiares. En tanto disminuye la tasa de natalidad y el número de personas promedio por hogar se reduce, aumenta el número de hogares unipersonales, los cuales han pasado a nivel distrital de 14,5% en 2014, a 16,3% y 19,3% en 2017 y 2021 respectivamente.
Además, hubo un aumento progresivo de la jefatura femenina en los hogares, la cual llegó al 45,9%.
La tendencia de la segunda transición demográfica se confirma en la Bogotá actual: cambios ante menor fecundidad, una composición familiar flexible y multiespecie, y el aumento progresivo y proporcional de las personas mayores que alcanzaron el 14,7% del total de la población en comparación con el 12,6% en 2017.
La pobreza no cede
Las medidas de confinamiento durante la pandemia agravaron la crisis económica en la ciudad. Si bien 2021 acabó con un índice de pobreza monetaria 4 puntos menor que que el registrado al comienzo del mismo año (35,8% versus 40,1%), los indicadores están aún lejos de los niveles previos a la pandemia (27,2%).
La Encuesta Multipropósito de 2021 mostró que 4 de cada 10 personas en la ciudad tuvieron una disminución en sus ingresos y que el 30% debió disminuir su gasto en alimentación.
La pandemia llevó al extremo a las y los bogotanos y el ingreso es uno de los aspectos que menos satisfacción produce. Aun así, apenas el 26,5% se considera pobre y los indicadores más altos estarían en Tunjuelito (46,5%), Ciudad Bolívar (45,7%) y Usme (44,6%).
Empleo insatisfactorio
Más de 53.000 empresas tuvieron que cerrar por la crisis económica y desaparecieron más de 500.000 empleos durante el segundo semestre de 2020. Los efectos aún se sienten durante la reactivación. El 20% de las personas encuestadas perdió su empleo y la categoría ‘trabajo’ es la peor calificada entre las y los capitalinos en términos de satisfacción.
Ellas soportan el peso de la reactivación, sea con actividades remuneradas o no, y tienen mayores jornadas de la única actividad que nunca se detuvo durante la pandemia: el cuidado.
Otra revelación importante de la Encuesta es la sobrecarga de trabajo de cuidado no remunerado. Las brechas de desempleo entre hombres y mujeres se cerraron en 2021 según el Observatorio de Desarrollo Económico, pero el cuidado de las niñas y los niños no salió del hogar: casi 3 de cada 5 menores de 5 años están la mayor parte del tiempo entre semana en casa y bajo el cuidado del padre o la madre.
Percepción de inseguridad
Las personas encuestadas están insatisfechas por la seguridad de los sitios que frecuentan: 6,5 de 10 en toda la ciudad. El promedio de la calificación en los 21 municipios aledaños es de 7,4, una ligera mejoría respecto de Bogotá. A esto debe sumársele la cercanía de una quinta parte de las viviendas a sitios peligrosos, como los expendios de estupefacientes.

Salud mental en alerta
Es difícil hacer comparaciones sobre la percepción de la salud antes y después de una pandemia.
Aun así, conviene señalar que las personas encuestadas indicaron como afectaciones reiteradas la pérdida de citas, el empeoramiento general de la salud y, sobre todo, resulta llamativo que el 28% de las y los encuestados presentaron crisis relacionadas con la ansiedad, el miedo, la preocupación o la depresión.
Alertas para futuras decisiones sobre la región central
- La pandemia aceleró la digitalización de la economía y la vida cotidiana. Según la Encuesta, la conectividad aumentó significativamente (un 80,7% de hogares tiene internet), pero el acceso a la conectividad debe ser un derecho efectivo y debe haber una alfabetización digital que permita un mejor acceso a la ciudad y que mejore la participación ciudadana.
- El trabajo de cuidado se ubicó como una labor merecedora de reconocimiento, sobre todo con la puesta en marcha del Sistema de Cuidado en Bogotá. Pero sobre los hogares persiste aún una sobrecarga del cuidado que afecta con más dureza a las mujeres.
Ellas soportan el peso de la reactivación, sea con actividades remuneradas o no, y tienen mayores jornadas de la única actividad que nunca se detuvo durante la pandemia: el cuidado. Las autoridades deben buscar la desfeminización y desfamilización del cuidado. Ello tendría efectos positivos en productividad y en autonomía económica para las mujeres.
- Una ciudad que envejece progresivamente tiene el reto de concebir nuevas formas de cuidado de las personas mayores, más allá de los tradicionales mecanismos institucionalizados.
Un cambio en el entorno inmediato de las personas mayores y procesos de envejecimiento, pueden traer consigo tendencias a la soledad, riesgo de abandono, una familia reducida y menor capacidad de cuidado de sus integrantes mayores.
Convendría recuperar las formas colectivas de cuidado y las redes de apoyo comunitario que les permitan a las personas mayores llevar una vejez digna. Reforzar los servicios sociales de protección e internación es insostenible a largo plazo.
- El POT de 2021 llamó a la ciudadanía a deliberar sobre el futuro del ordenamiento físico de la ciudad; quedó claro que la planificación física no puede ser ajena a la ciudadanía, ni a los problemas sociales, ambientales y de salud pública.
Ojalá esta experiencia, sumada a los insumos de la Encuesta Multipropósito sobre el déficit habitacional y las afectaciones a la vida cotidiana por el mal desarrollo urbano, conviertan el derecho a la ciudad en un asunto de primer orden en la agenda de pública urbano-regional.