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Ley de tierras: expectativas y oportunidades

Escrito por Iván Montenegro

Ivan MontenegroAhora mismo se especula sobre la restitución de los predios agrícolas a sus legítimos propietarios. ¿Por qué no tomar ejemplo de lo que hizo Estados Unidos hace 150 años?

Iván Montenegro Trujillo *

Cuatro preguntas

Central_18_de_Octubre_de_2010En este artículo propongo un argumento acerca del objeto de la Ley de Tierras que trata sucesivamente de cuatro asuntos:

  • Importancia histórica del Homestead Act of 1862 (Ley de Granjeros en Estados Unidos);
  • Algunas manifestaciones del desarrollo del complejo latifundio-minifundio en Colombia y algunos de sus efectos;
  • Planteamientos e hipótesis del costo del latifundio para el desarrollo nacional, y
  • Descripción de alternativas para impulsar el desarrollo económico y social a partir de lo que he dado en llamar "el posible envión agrario".

La experiencia de Estados Unidos

Uno de los hechos político-económicos trascendentales que explica las diferencias entre la dinámica del desarrollo norteamericano y el nuestro es la expedición de la "Ley de Granjeros", que entró en vigencia en 1863. En ella:

  • Se ordenó que un ciudadano o familia de Estados Unidos sólo pudiera ser propietario de un máximo de 64,7 hectáreas, agregando eventualmente una propiedad contigua a una primera hasta acumular como máximo dicho límite;
  • Se estableció la obligación del uso exclusivo y en beneficio del titular, cuyo propósito fuera la colonización y el cultivo del predio, descartando el beneficio directo o indirecto de terceros;
  • Se dispuso que el título de propiedad definitivo se otorgara después de cinco años de realizar la inscripción y de cumplir los requisitos establecidos, siendo respaldado por el testimonio de dos testigos sobre el cultivo, por parte del aspirante a la propiedad, y a partir del juramento del futuro propietario de no vender ninguna área del predio;
  • Se consagró que las tierras en cuestión no podrían ser utilizadas como pago de deudas contraídas antes de otorgarse el título de propiedad;
  • Y se dispuso que de probarse que el granjero hubiera cambiado de residencia o abandonado el predio por más de seis meses en cualquier tiempo a lo largo del quinquenio de referencia, la tierra revertiría al Estado.

A lo anterior puede agregarse que muchos colonos poseían competencias en diversas áreas tecnológicas, lo cual facilitó el desarrollo o la adopción de innovaciones. De esa manera se elevó la productividad y sobre todo se evitó la formación del enraizado complejo latifundio/ minifundio de estilo latinoamericano.

Lo que posibilita una ley

El hecho de no haber permitido la formación de una gran propiedad agraria en Estados Unidos a través de la Ley de Granjeros, impidió la extracción de rentas de la tierra, lo cual, a su vez, facilitó la oferta de alimentos y materias primas a precios reducidos que impulsaron e impulsan el desarrollo industrial norteamericano.

La capacidad tecnológica de los granjeros, así como la creación y fortalecimiento de instituciones de educación superior vinculadas al sector productivo norteamericano, facilitaron primero la adopción de la tecnología propia de la Revolución Industrial en Europa y más tarde las innovaciones que siguieron elevando la productividad rural. Esa política, además, facilitó la migración ordenada hacia las ciudades para coadyuvar al desarrollo industrial. El contexto de pequeñas y medianas empresas en el agro y en la industria generó un ambiente de fuerte competencia que aumentó la efectividad de la gestión empresarial y estimuló el uso de las innovaciones tecnológicas.

Colombia, suelo y desplazamiento

Uno de los grandes problemas del sector agropecuario en Colombia, relacionado con la formación de fincas inmensas pero poco productivas, es el muy deficiente uso del suelo. Según informa el Departamento Nacional de Planeación, DNP, la ganadería ocupa un exceso de área que equivale a 31,5 millones de hectáreas, a costa de la agricultura y del sector forestal, lo cual incide tanto en los exiguos niveles de productividad como en los impactos ambientales y en costos de oportunidad.

De otro lado, en tierras para la agricultura hay un déficit de seis millones de hectáreas, y en bosques uno de doce millones, que podrían prestar un servicio ambiental indispensable para mitigar los efectos del cambio climático y la producción natural de agua.

El proceso caótico y salvaje de concentración de tierras a causa del despojo por parte de los narco-paramilitares y señores de la guerra hace tal vez superflua y arriesgada la cuantificación de índices de concentración de la tierra. Sin embargo el drama social derivado de la situación de extrema concentración de la tierra y de la violencia que se asocia con ese fenómeno puede verse en que en 2008 la pobreza en el campo fue del 65,2 por ciento y la indigencia del 32,6 por ciento (Misión para el Empalme de las Series Empleo, Pobreza y Desigualdad, MESEP, 2009).

El número de desplazados por la violencia oscila entre 3,5 y 4 millones de personas, con niveles de pobreza en las ciudades todavía más altos que el de los antiguos residentes. Y el contexto de todo esto es el hecho de que Colombia es uno de los tres países de América Latina más inequitativos, con un coeficiente de Gini de 0,584 (Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL, 2009).

Beneficios de los terratenientes

Los beneficios del sistema latifundio- minifundio para los terratenientes han sido bien estudiados (por ejemplo, Gutelman, 1979)- El terrateniente se beneficia de la existencia de pequeños campesinos que trabajan en las peores tierras, puesto que el precio de los bienes agrícolas es el mismo cuando proviene de las tierras menos fértiles. De esta manera-a través del alza de precios de alimentos y de materias primas, el gran monopolio de la tierra impone un pesado costo al desarrollo industrial dados los elevados precios de las materias primas, insumos y alimentos provenientes del agro.

Colombia, con precario desarrollo tecnológico

En Colombia, el complejo latifundio/ minifundio y la poca apertura de los empresarios a las innovaciones tecnológicas condujeron, en algunos sectores, a la temprana formación de estructuras agro empresariales de carácter oligopólico. La limitada apertura tecnológica se explica porque la tensión entre capital y trabajo se ha resuelto durante mucho tiempo mediante el aumento del mark-up por parte de los oligopolios y por la contención -con frecuencia non sancta- del costo de la fuerza de trabajo. La innovación tecnológica no se adoptó como estrategia para escapar de las presiones sindicales ni para aumentar la competitividad.

Por otra parte, en el ámbito cultural, los empresarios colombianos no han sido proclives a la tecnología y a la innovación a causa de su espíritu feudal y su apego a la tierra, a la poca pertinencia de los currículos universitarios para apoyar las actividades productivas, y la simbiosis entre una constitucionalidad confesional y la aparente libertad en la enseñanza de la ciencia, que conduce a la paradoja de intentar su aprendizaje a partir de una pedagogía de carácter dogmático (Jaramillo V., 1998).

Una ventana de oportunidad

A partir de la discusión amplia y la aprobación de una moderna normatividad agraria, en esta época se percibe una oportunidad histórica para:

  • Devolver las tierras aptas para la agricultura a las víctimas de la violencia 
  • Permitir un desarrollo social y productivo justo y basado en la producción de alimentos para consumo nacional (dadas además, las perspectivas de una crisis alimentaria mundial);
  • Promover la transformación productiva del país, a base de exportar bienes transables susceptibles de sofisticación tecnológica. Éstos cuentan con ventajas comparativas en un mercado mundial que está creciendo y seguirá creciendo de modo acelerado, y en el que se podrían obtener ventajas competitivas para aprovechar nichos internacionales prácticamente ilimitados en el que la capacidad de crecimiento de la participación colombiana está dada esencialmente por la capacidad local de producción,. Esto requiere, entre otros, esfuerzos de investigación aplicada y de innovación.

El "envión" que necesitamos

Entre los componentes y los medios de la nueva política agropecuaria que podrían asimilarse de la experiencia norteamericana cabe mencionar:

  • La necesidad de poner límite a la propiedad agraria en los procesos de restitución de tierras. Un antecedente son las Unidades Agrícolas Familiares, UAF;
  • La exigencia de residir en el predio y de trabajar continuamente en él;
  • Una reforma tributaria cuyo eje sea el aumento del impuesto predial para las grandes propiedades, que dinamice un mercado de tierras y/o induzca la incorporación de innovación y desarrollo tecnológico en el campo; de otra parte, la experiencia sudafricana demuestra que en una reforma agraria los productores que cuentan con mayores competencias laborales y empresariales son aquellos que lideran los niveles de productividad, y por ende de competitvidad; y
  • Una estrategia integrada de desarrollo agrario que atienda a sus dimensiones productivas y sociales, para así transformar la cada vez más arcaica, disfuncional y costosa fórmula de minifundios-latifundios, posibilitando un acelerado crecimiento económico con inclusión social.

En una palabra, necesitamos un verdadero envión a la agricultura y al campo.

* Ingeniero Industrial, Magíster en Estudios Latinoamericanos. Formación y experiencia en política de ciencia e innovación, gestión tecnológica, propiedad industrial, desarrollo regional y cooperación tecnológica internacional. 

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