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Innovación: necesitamos una estrategia de largo plazo

Escrito por Iván Montenegro
Ivan Montenegro

Ivan MontenegroQué es, de qué depende y qué debemos hacer para que la economía sea de veras dinámica y competitiva.

Iván Montenegro Trujillo*

La innovación, clave del desarrollo

No obstante el énfasis exagerado sobre la política macroeconómica durante las dos últimas décadas, hay evidencia contundente acerca de sus serias limitaciones para impulsar un crecimiento acelerado y sostenible. Por eso, desde una visión integral y estratégica, es hora de impulsar la innovación para acelerar el crecimiento económico  y mejorar  la inclusión social.

La innovación, entendida como creación de productos o procesos nuevos o significativamente mejorados, o como la adopción de novedades o mejoramientos significativos en los ámbitos de la organización y la comercialización[1], se concibe actualmente como el pilar fundamental de la competitividad, al elevar el nivel de la productividad en los planos micro, meso y macro económico.

El concepto de competitividad, definido como la obtención de ventajas en calidad y diseño -competitividad en diferenciación-, de una parte, y costo -competitividad en precio-, de otra, se fundamenta en la innovación, que se logra a partir de un doble conocimiento, el del mercado y el del estado de la ciencia y la tecnología.

Con ese conocimiento se busca, entonces, identificar oportunidades empresariales, configurando modelos dinámicos de innovación, en los cuales la generación de ideas con potencialidad para crear productos, parte del mercado y del acerbo científico y tecnológico, seguido de procesos de retroalimentación en diseño, experimentación, construcción de prototipos, plantas piloto, escalamiento industrial e  introducción al mercado.

Estos temas se enmarcan en un contexto más amplio, que tiene que ver con los tipos de estrategias de desarrollo productivo, de las cuales se pueden mencionar, como ejemplos representativos, las que propugnan por una diversificación a partir de los vínculos hacia adelante en la cadena de valor[2] y las que la sustentan hacia sectores laterales[3].

Nuestra poca innovación

De acuerdo con los resultados de la Tercera Encuesta de Desarrollo e Innovación Tecnológica [4], un 11,8 por ciento se clasifican como innovadoras en un sentido estricto y un 21,9 por ciento en un sentido amplio; un 9,2 por ciento son  potencialmente innovadoras; y, un 57,1 por ciento  se clasifican como compañías no innovadoras.

En el sector de servicios, los resultados de la Primera Encuesta de Innovación[5] indican que un 6,5 por ciento son innovadoras en un sentido estricto y un 64 por ciento en un sentido amplio; un 5,13 por ciento son potencialmente innovadoras y un 24,3 por ciento no lo son. 

¿Qué empuja la innovación?

En Colombia, la influencia de la innovación en el crecimiento de la economía se ha reflejado en un aumento de la productividad total de los factores (PTF), así el efecto haya sido por ahora modesto.

La PTF es la variable que incluye la innovación y la educación, que contribuyen, de manera significativa, al crecimiento económico. Se ha comprobado que la apertura de la economía contribuye a elevar la PTF[6], aunque los mayores efectos pueden provenir de la educación, en especial la superior, y de la investigación y el desarrollo, que son susceptibles de  orientarse hacia la innovación.

Ejercicios de simulación sobre el efecto de un impulso local a la ciencia y la tecnología en la reducción de la brecha entre el nivel del ingreso nacional y el de los Estados Unidos, demuestran el impacto positivo de unas mejores políticas de educación, ciencia y tecnología[7].

Investigar es buen negocio

La rentabilidad privada y social de la inversión en investigación y desarrollo (ID) es elevada y en muchos casos más alta que la del capital. 

En Estados Unidos, la tasa interna de retorno social de la inversión en investigación y desarrollo varía entre un 30 y un 100 por ciento.[8]

En Colombia dichos cálculos aún son parciales, si bien se han iniciado algunas investigaciones en el sector agropecuario, que demuestran que el retorno social de la inversión está entre un 30 y un 80 por ciento.

Así mismo para un grupo de países desarrollados y en desarrollo, el retorno de esos dos factores ha sido más elevado que el del capital físico.

En el país la tasa interna de retorno (TIR) para la inversión privada en maestrías y doctorados es, en promedio, de un 32 por ciento, hecho que resulta muy atractivo para el sector privado. 

Si en Colombia la tasa social de descuento se calcula entre un 10 y un 12 por ciento anual y se compara con las estimaciones de la TIR para algunas inversiones públicas en ciencia e innovación, se puede asegurar que la inversión pública en investigación, desarrollo e innovación, (ID+I) debería ser mucho más elevada de lo que es en la actualidad -alrededor de un 0,39 por ciento del PIB- y tan escasa inversión debería al menos duplicarse de manera inmediata.

Limitaciones para innovar

La innovación la hacen las empresas; sin embargo existe plena justificación para la actuación del Estado, que permita superar fallas del mercado, del propio Estado, y del sistema.

Las primeras, las del mercado, tienen que ver con la apropiación del conocimiento, la asimetría de la información y la descoordinación.

  • Con relación a la propiedad del conocimiento, que crea tecnología, es difícil para quien lo genera retenerlo y por lo tanto, recibir todos los beneficios; en consecuencia no hay interés en generarlo, dado que, además, se requieren altas inversiones.
  • La asimetría de la información se expresa en el hecho que unos actores cuentan con mucha información y otros con muy poca, por lo que es necesaria la actuación estatal para mediar entre los propietarios de la tecnología y los compradores de la misma.
  • Las fallas de coordinación provienen de la duplicación de esfuerzos y la falta de retroalimentación, que hace lento el proceso de difusión de la tecnología y por el costo de generación de la información.
  • Fallas del Estado

    Y las fallas de Estado tienen que ver, entre otras, con la inconsistencia dinámica, que consiste en la dificultad que enfrenta la autoridad pública para mantener una política que puede tener costos en el corto plazo con beneficios sólo en el largo plazo.

    En la innovación existe también la dificultad para medir el impacto de una política encaminada a lograrla y por ello, hay que generar conciencia en el Estado sobre las oportunidades que abre y los costos o beneficios de malas o buenas decisiones.

    En cuanto a la captura de rentas por innovaciones, ésta se produce cuando se subsidia a algunos actores y actividades que podrían terminar por ser propiedad privada, y que, por lo tanto, no deberían requerir de aportes públicos.

    Fallas del sistema

    En cuanto a las fallas de sistema, estas tienen que ver con la brecha entre lo que ofrecen los actores y las reales necesidades del empresariado. También dependen de las prioridades estratégicas de la política de Ciencia, Tecnología e Innovación (CT+I).

    Por ahora, valga resaltar que la solución a la mayoría de las limitaciones depende de la actuación estatal para estimular la innovación y la investigación, so pena de mantener el estancamiento en este esencial puntal de la productividad y el crecimiento. 

    Cabe recordar de otra parte, que la poderosa tecnología contemporánea genera rendimientos crecientes cuando eleva la utilización de la capacidad de las plantas y reduce los costos, si bien tiene unos costos fijos iniciales muy altos pero luego bajos costos unitarios para la tecnología adicional.

    Posibilidades para las pymes

    Sin embargo, esa situación, en el caso colombiano, da pie a  un círculo vicioso para las pequeñas y medianas empresas (pymes), que no pueden, de manera individual, realizar elevadas inversiones en tecnologías de punta.

    Pero pese a ello, con la actuación del Estado, las pymes podrían superar las fallas de coordinación y de red, conformando agrupaciones empresariales, y lograr una mayor rentabilidad con la participación conjunta de las compañías, elevando su productividad.

    Aproximación sistémica y cambio cultural

    El marco conceptual que mejor explica la dinámica de la innovación es el del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, en el que son importantes las relaciones entre los distintos actores -universidades, empresas, Estado y sector financiero- y el proceso de aprendizaje social enfocado a la productividad y a la elevación de la calidad de vida.

    Pero para concretar un sistema de tal naturaleza se requiere de un cambio cultural, expresado en la creación y el fortalecimiento de la capacidad individual y de grupo, para interactuar de manera sostenida y con calidad, y con capacidad para lograr una efectividad alta en la gestión pública y privada de dichas articulaciones.

    Adicionalmente, y planteada como una hipótesis, surge la necesidad de otro cambio cultural en cuanto a la necesidad de superar el trasfondo escolástico, que nos hace desconfiar, cuando no desaprobar, frente a la aparición de un empresariado moderno y exitoso.

    El reto es doble para las pymes ya que, además de propiciar el reconocimiento individual de emprendimientos con base tecnológica, se requiere, al mismo tiempo, consolidar asociaciones funcionales de empresas, como una respuesta estratégica a la globalización.

    El asunto no es solamente tecnocrático; se requiere de una visión holística del desarrollo. Como se ve, no queda nada de las viejas políticas industriales basadas en la protección y en una ingenua confianza de que es fácil la modernización tecnológica.

    Estrategia de largo plazo

    Los principales problemas, sobre los que hay que actuar mediante una estrategia concertada de ciencia e innovación que permita alcanzar la competitividad consisten en:

    • La profundidad de las fallas del mercado, del Estado y del sistema;
    • La necesidad insatisfecha de sofisticar, de manera acelerada, la oferta productiva del país;
    • La lenta respuesta de servicios como la educación y la investigación a las necesidades de Colombia, y
    • La relación entre concentración del ingreso y baja incorporación de conocimiento a la economía.

    Estos problemas son reconocidos, incluso, por los países capitalistas tradicionales, los de reciente industrialización y los gigantes emergentes.

    Su superación debe concebirse como el motor del desarrollo económico pues, de lo contrario, se corre el riesgo de aplazar el crecimiento e incurrir en un inmenso costo de oportunidad.

    Es claro que los mayores y más sostenidos ritmos de crecimiento económico se logran con la sofisticación de la oferta productiva de un país y, en particular, de sus exportaciones. Colombia posee una canasta poco sofisticada y diversificada[9] y para ello la inversión pública y privada en innovación y ciencia es fundamental.

    La pertinencia de la educación superior y la investigación debe ser el fruto de un riguroso escrutinio de oportunidades estratégicas y de largo plazo para el desarrollo productivo y el bienestar social del país.

    Inequidad y tecnología

    Existe una clara correlación positiva entre la equidad -medida por el coeficiente de Gini- y la incorporación del conocimiento a la estructura productiva de un país.

    Los países que han logrado que sus sectores con alta y media tecnología tengan un peso preponderante en su producto interno bruto y en las exportaciones, exhiben, al mismo tiempo, una mayor equidad en la distribución de ese producto.

    En Brasil, Colombia y Chile, tres países que están entre los de mayor inequidad en el mundo, se observa que el diez por ciento más rico de la población no sólo concentra un gran porcentaje del producto nacional, sino que hace poco uso de la tecnología para producir y exportar.

    ¿Si dichas elites detentan cerca de un 50 por ciento del producto nacional, tendrán interés en la incorporación de conocimiento a la producción, a sabiendas de que disminuirá su participación en el producto?

    Si la sofisticación tecnológica induce un elevado y sostenido crecimiento del producto, es probable que, en términos absolutos, el ingreso de las elites aumente, así pierdan participación relativa en favor de las otras capas sociales.

    Ajustes al Plan de Desarrollo 2010-2014

    Hoy por hoy las políticas de investigación y desarrollo se conciben en tres niveles: el estratégico, el institucional y el programático. El proceso de formulación de las políticas se considera tan importante como los resultados mismos de la política, y ambos deben estar sustentados en una visión sistémica y dinámica de la CT+I[10].

    En el caso de Colombia sería necesario complementar las bases del Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014[11], mediante la formulación de una estrategia de innovación e investigación para la competitividad, que construya un marco estratégico sólido e integral, de largo plazo, para los planes de desarrollo en CT+I, los de negocio de sectores de clase mundial, y los de programas nacionales de CT+I.

    El objetivo es facilitar la convergencia conceptual y la gestión institucional, previniendo la dispersión derivada de los ejercicios de planeación, que son  relativamente compartimentados, pues, en suma, son 30 planes estratégicos.

    Hay experiencias cercanas en procesos de construcción de estrategias amplias e integrales en CT+I, como la de Chile, o más lejanas como las de Japón, Malasia y Australia, ésta  última, una prospección general de largo plazo, realizada de manera ágil y que se muestra en Escenarios para Australia 2025.    

    Es un asunto decisivo para Colombia: necesitamos concertar esta estrategia.

    * Ingeniero Industrial, Magíster en Estudios Latinoamericanos. Formación y experiencia en política de ciencia e innovación, gestión tecnológica, propiedad industrial, desarrollo regional y cooperación tecnológica internacional. 

    Notas de pie de página


    [1] Manual de Oslo 2005.

    [2] Hirshman, Pérez

    [3] Hausmann, Lawrence y Klinger

    [4] hecha con información de 6.080 empresas industriales para el periodo 2005-2006

    [5] del año 2005.

    [6] Castro, C., Perilla, J., Gracia, O.: El Comercio Internacional y la Productividad Total de los Factores, DNP. Doc. 307. Mayo de 2006.

    [7] Corporación Andina de Fomento, CAF: Camino a la transformación productiva en América Latina. 2007.

    [8] Lederman y Maloney, 2003.

    [9] Hausmann, Klinger.  2007.

    [10] Teubal. 2007 y 2008.

    [11] DNP. 2010.

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