El vergonzoso presupuesto de ciencia e innovación
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El vergonzoso presupuesto de ciencia e innovación: progresismo sí, pero basado en el saber

Escrito por Iván Montenegro

Colombia necesita innovar en sus políticas públicas para elevar en serio el nivel de vida de las mayorías —como quiere este gobierno—, esto ocurrirá si se asume a fondo la ciencia y la innovación, y con suficiencia de recursos.

Iván Montenegro Trujillo*

Un problema de fondo  

Colombia y América Latina tienen un problema de veras fundamental: la muy baja demanda de conocimiento.

En Colombia es así por causas profundamente enraizadas en la cultura: un espíritu confesional y dogmático alimentado por la Constitución del 86 y el Concordato del 87, y un sistema educativo que no logra una apropiación social de la racionalidad de la ciencia.

Colombia padece de una precaria modernización sin modernidad. El Plan Nacional de Desarrollo, en este sentido, debe contribuir a enriquecer la importancia del conocimiento, la ciencia y la innovación, para evitar repetir el histórico y costoso error de la primera época de progresismo Latinoamericano en este siglo: un muy débil cambio estructural basado en la innovación –transformación productiva real–; si bien se logra un desarrollo social, aunque frágil, que aprovecha el boom de las commodities.

La ciencia y la innovación “sí pagan”

En Colombia la tasa de rentabilidad social de proyectos de investigación e innovación ejecutados entre 2006 y 2013 se calculó en 42 %, que se compara de manera muy favorable con la tasa promedio de otros tipos de inversiones (12 %).

El BID en 2011 evaluó el impacto del programa de cofinanciación de innovaciones para el periodo 1995-2007, destacando que la productividad laboral de las empresas aumentó en un 15 %, la Productividad Total de los Factores (PTF) en un 5 % y que esos efectos aumentaron en el tiempo.

La innovación en el sector de servicios impulsa el aumento de la productividad laboral en un 24 %.  Los beneficios tributarios para ciencia e innovación incidieron en el crecimiento de la PTF en un rango entre 4 % y 16 %, y, en algunos años fue mayor de 20 %.

Una evaluación de impacto del fondo de CTeI del sistema general de regalías, para el periodo 2012-2020, encontró impactos positivos y significativos del monto y número de proyectos aprobados por ese ministerio en el crecimiento del PIB departamental, agrícola y de servicios.

La inversión de regalías en CTeI realizada entre 2012 y 2022 fue de 6,63 billones de pesos en proyectos de CTeI en los territorios; estos proyectos además fueron criticados por su falta de enfoque estratégico y por su dispersión.

El avance de la innovación es mínimo y está estancado. En la industria manufacturera, en el periodo 2019-2020, el 0,2 % de las empresas lograron innovaciones para el mercado internacional, el 0,7% innovan para el mercado nacional, y el 70,9% de ellas no innovan. Similar situación presenta el sector de servicios. Esta es una de las causas raíces para que la productividad laboral promedio de Colombia, relativa con Estados Unidos, no supere el 30% desde los años cincuenta.

En cuanto a la evaluación de impacto de la formación de doctores, un estudio de Fedesarrollo identificó la rentabilidad y el bienestar social que genera el programa. Por ejemplo, el Valor Presente Neto (VPN) del programa de créditos condonables para estudios de doctorado es de 1,517 millones de pesos, con una Tasa Interna de Retorno (TIR) de 10,22 %. Además, el 54,4 % de los beneficiarios encuestados consideran que el programa contribuye mucho a la solución de los principales problemas del país.

Insuficiente producción científica

En Colombia, en 2021, trabajan 6.160 grupos de investigación y 20.673 investigadores. La producción científica colombiana, según la base de datos Scopus, está en el séptimo lugar entre los países con mayor crecimiento en América Latina, del 11,3% anual entre 2011 y 2020.

En nuestro país los campos del conocimiento con mayor número de publicaciones para el periodo 2011-2021 fueron: medicina, ingeniería, ciencias sociales, agricultura y biología, informática, y física y astronomía. No obstante, sus 17.913 publicaciones en 2021 equivalen apenas al 60 % del umbral requerido para que el sector empresarial asuma el liderazgo en I&D.

Innovación: miníma, y la productividad con 60 años de estancamiento

El avance de la innovación es mínimo y está estancado. En la industria manufacturera, en el periodo 2019-2020, el 0,2 % de las empresas lograron innovaciones para el mercado internacional, el 0,7% innovan para el mercado nacional, y el 70,9% de ellas no innovan.  Similar situación presenta el sector de servicios. Esta es una de las causas raíces para que la productividad laboral promedio de Colombia, relativa con Estados Unidos, no supere el 30% desde los años cincuenta.

En cuanto a la solicitud de patentes en 2021, se tramitaron 692, de las cuales 432 fueron por residentes, y 260 en el exterior. Colombia ocupa el puesto 55 entre 103 países.

Además, la estructura exportadora del país es menos diversificada hoy que a mediados de los años 1970 o a fines de los 1980, es decir, antes de la apertura económica.

Pírrica inversión pública y privada

La cifra más reciente de inversión en investigación y desarrollo para 2021 es del 0,26 % del PIB, con una tendencia decreciente desde el 2015. Colombia está anclada en un estancamiento permanente y a la baja porque destina muy escasa financiación para la investigación e innovación.

Como se observa en la Gráfica 1., el presupuesto de CTeI disminuye desde hace 13 años en términos reales.

 

Gráfica 1.

Fuente: elaboración propia, 2023

Los cálculos de la Misión de Sabios indican que el gran esfuerzo, en una primera etapa, debe provenir del Estado porque, entre otras razones, Colombia tiene hoy un 60 % del umbral requerido de la producción científica —28.000 a 30.000 publicaciones científicas al año—, hasta alcanzar en 2028 el 1,2% del PIB, a partir del cual el empresariado, en una segunda etapa, asume el liderazgo en la inversión en I&D.

Por todo eso, la meta del Plan Nacional de Desarrollo del 0,5 % del PIB en innovación y desarrollo es plenamente insuficiente, como se ve enseguida, ya que, de acuerdo con la Misión de Sabios, la inversión pública en I&D en 2026 debe ser al menos de 0,70% del PIB. La actual Política Nacional de Ciencia, tecnología e innovación (CONPES 4069 de 2021) destina para el financiamiento, en el periodo 2022-2031, la suma 31,15 billones de pesos, incluyendo las regalías y los beneficios tributarios, suma que equivale apenas al 32,3% del monto de inversión pública calculado por la Misión de Sabios: 96,4 billones de pesos.

Ni mito adánico ni inmovilidad. Vamos por la modernización incluyente

En un primer nivel, los once tomos del trabajo de la Misión de Sabios y el Plan Nacional de Desarrollo son elementos contundentes de justificación detallada y coherente de la destinación de esfuerzos políticos, personales, y recursos públicos para convertir a Colombia en una sociedad del conocimiento.

En un segundo nivel, si bien es muy acertado y admirable el liderazgo de MinCTeI en la construcción y despliegue de cinco misiones, emerge la necesidad de ajustar y renovar la política del CTeI (CONPES 4069).

Esto se debe a que dicha política está enfocada en apoyar el modelo extractivista que hemos tenido durante 45 años, que demanda muy poco conocimiento y produjo los penosos resultados en innovación y, en consecuencia, su ínfimo impacto en productividad.

La gran desarticulación de dicha política con el sistema y la política educativa, y la escasa financiación sugerida, se constituyen en tres claros argumentos para renovarla.

Por todo lo anterior sugiero asumir una concepción y gestión de políticas públicas multipropósito, en las que, por ejemplo, la política de CTeI debe definirse, al menos parcial y progresivamente, como política de desarrollo social, de desarrollo productivo y de gestión ambiental.

No es productivo ni útil, ni justo, el actual modelo de desarrollo. Es necesaria su profunda transformación con base en investigación e innovación con miras a lograr un cambio estructural en lo social, productivo y ambiental y, en consecuencia, lograr un mejor modelo económico.

Foto: CAR - La política de CteI debe ajustarse pues está enfocada en el modelo extractivista y sus resultados no incluyen mayor productividad e innovación.

Al mismo tiempo, deben definirse los vínculos esenciales entre las políticas. Este esfuerzo exige profundidad en la conceptualización para encontrar las líneas y ámbitos de convergencia y relacionamiento. Además, se debe adaptar y elaborar marcos de análisis y metodológicos pertinentes, y realizar esfuerzos en la concertación intersectorial y multinivel, y en mejorar la capacidad de gestión.

Entre las prioridades específicas que justifican aumentar el presupuesto de CTeI está la necesidad de prevenir un error histórico y estratégico: la fuga de cerebros por escasez de fuentes de trabajo e investigación en Colombia.

La Misión de Sabios subraya la necesidad de consistencia entre las políticas educación y las de CTeI, y para eso recomendó una reforma constitucional del Sistema General de Regalías que fije en el 25 % el fondo de CTeI.

Finalmente, con relación a las regalías de CTeI, el DNP, para evitar la dispersión de proyectos y su débil impacto, ha propuesto dos acciones para fortalecer el sentido estratégico de aquellos: realizar convocatorias con mayor alcance, organizadas por misiones y programas que estén alineadas con el Plan Nacional de Desarrollo; y promover proyectos de orden regional que respondan a las necesidades de cada territorio. Por su parte, el MinCTeI propone “inversiones en macroproyectos estratégicos nacionales que den solución a problemáticas (sic) de orden nacional y estén en la línea de aumentar significativamente la productividad de la economía nacional y popular”.

No es productivo ni útil, ni justo, el actual modelo de desarrollo. Es necesaria su profunda transformación con base en investigación e innovación con miras a lograr un cambio estructural en lo social, productivo y ambiental y, en consecuencia, lograr un mejor modelo económico.

Apostamos por un progresismo modernizante, incluyente e innovador, basado en la sociedad del conocimiento. Aprendamos la dura lección de los gobiernos progresistas de principios de este siglo.

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