¿Son buenas o malas las licencias de maternidad? - Razón Pública
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¿Son buenas o malas las licencias de maternidad?

Escrito por Jaime Tenjo

Papel de la mujer en el trabajo.

Jaime TenjoLa ampliación de esta licencia ha puesto sobre el tapete discusiones importantes sobre cómo funciona el mercado laboral, sobre la situación de la mujer y sobre lo que necesita sociedad en el largo plazo. ¿Cuáles pueden ser los efectos de la medida?

Jaime Tenjo Galarza*

Efectos sobre el mercado laboral

La Ley 1822 de 2017 que el presidente acaba de sancionar extiende de 14 a 18 semanas la licencia de maternidad para las trabajadoras colombianas.  Esta medida fue objeto de distintas controversias, pero el punto más discutido ha dio el de   su impacto sobre el empleo, la informalidad y la participación de las mujeres en el mercado laboral.

Repetidamente se ha citado un estudio del Banco de la República de 2015 donde las autoras, Ramírez, Tribín y Vargas, analizan el efecto del aumento de 12 a 14 semanas que estableció la  Ley 1468 de 2011. El estudio concluye que este aumento tuvo un impacto negativo importante sobre la participación laboral femenina, sobre los niveles de empleo y sobre la formalidad laboral para las mujeres en edad de alta fertilidad (18 a 30 años). Estas conclusiones se han extrapolado al caso de la Ley 1822 de 2017 para argumentar que su impacto probablemente sería similar. Ciertamente se trata de un estudio riguroso y sus conclusiones deben ser tomadas con toda seriedad.

La explicación intuitiva que se puede dar a estos resultados consiste en que las licencias cambian el costo relativo del empleo de hombres y mujeres, favoreciendo a los primeros.

El argumento de que los empleadores no pagan las licencias porque las EPS compensan los salarios que ganan las mujeres que las usan no es del todo cierto. En muchos casos las EPS solo compensan hasta el 75 por ciento y las empleadas pierden un 25 por ciento, o la empresa empleadora tiene que asumir ese porcentaje. En este caso cambia el costo relativo de contratar mujeres en relación con hombres de condiciones productivas similares.

Pero este no es el único costo asociado con  las licencias. Las empresas deben asumir los costos del entrenamiento de quien remplaza al empleado en licencia (aumentando el costo laboral) o repartir sus labores entre otros empleados lo cual, aunque no implica necesariamente un costo monetario, puede conducir a una menor productividad general.

La magnitud de estos sobrecostos depende de cada caso particular, pero en general resultan en una desventaja para la vinculación de las mujeres al mercado laboral porque una mujer en edad fértil tendría un costo esperado mayor que el de un hombre del mismo rango de edad.

Lo anterior genera un problema adicional: la discriminación estadística. El hecho de que una mujer esté en edad de alta fertilidad hace que los empleadores la traten como una candidata que en algún momento va a hacer uso de la licencia, así ella no lo tenga planeado. De esta manera, todas las mujeres en estas edades ingresan al mercado con una desventaja.

Muchos otros estudios sobre diferentes temas laborales han arrojado resultados coherentes con los del estudio mencionado más arriba. Por ejemplo, yo he analizado los factores determinantes para la participación laboral y el desempleo y he encontrado que la existencia de hijos menores en el hogar y el estar casadas disminuye la probabilidad de que las mujeres participen en el mercado laboral y aumenta la probabilidad de que, si participan, estén desempleadas.

De estas consideraciones puede concluirse que la extensión de la licencia de maternidad posiblemente va a afectar negativamente la situación de las mujeres en edad fértil en el mercado laboral.

Otros efectos

Mujer en condición de embarazo.
Mujer en condición de embarazo. 
Foto:  Wikimedia Commons

Pero la historia no termina allí. Lo anterior se basa fundamentalmente en consideraciones de rentabilidad privada, pero también hay que considerar la rentabilidad social.

Distintos estudios han mostrado que la inversión en capital humano en la primera infancia es altamente rentable, tanto por sus efectos sicológicos y sociales (autoestima, adaptabilidad, mejores ciudadanos, etc.) como porque mejora las probabilidades de éxito en el sistema educativo y, por lo tanto, en los ingresos y la empleabilidad futura de los niños.

Una mujer en edad fértil tendría un costo esperado mayor que el de un hombre del mismo rango de edad.

En este sentido, el costo de las licencias de maternidad generosas debe verse más como una inversión social que como un gasto. Sin embargo, como los beneficios son sociales y los gastos que se hacen son privados, los empleadores son reacios a tomarlos como inversión porque no capturan los beneficios de manera directa. Este problema se puede corregir con medidas de política que se discutirán más adelante.

Hay otros aspectos que rara vez se mencionan en estas discusiones, pero son importantes porque afectan el futuro de toda la sociedad. Colombia está en las etapas finales de una rapidísima transición demográfica que ha disminuido drásticamente las tasas de fertilidad. Al mismo tiempo, los avances en salud, sanidad y cuidados médicos han elevado la expectativa de vida de la población.

La combinación de estos factores nos está llevando a un envejecimiento de la población que aún está lejos de ser un problema crítico, pero que puede serlo en el futuro. Esto se puede ver en el cuadro siguiente, que muestra cómo la población menor de 20 años ya ha comenzado a decrecer (tasa de -0,03 por ciento), mientras que la de 60 años o más está creciendo a tasas superiores al 3,5 por ciento, que son muy altas.

PROYECCIONES DE CRECIMIENTO POBLACIONAL ENTRE 2015 Y 2020*

 
 

Edad

Total

Hombres

Mujeres

 

Menos de 20

-0,03%

-0,02%

-0,05%

 

20 a 59

1,23%

1,35%

1,12%

 

60 y más

3,76%

3,53%

3,95%

 

 

 

 

 

 

TOTAL

1,09%

1,09%

1,09%

 

* DANE, Muestra Censal de Población. Cálculos del autor

 
 
 

La población en edad más productiva (20 a 59 años) aún está creciendo, pero lentamente, y con el tiempo empezará a disminuir. El panorama de largo plazo que indican estas tendencias es el de una sociedad con tasas de dependencia altas (muchas personas que no producen -viejos y jóvenes- dependen del trabajo de quienes están en edad productiva).

Esto tiene efectos sobre el ahorro y la inversión y, desde luego, sobre el crecimiento de la economía. Y dado el bajo cubrimiento de los sistemas pensionales en Colombia, este fenómeno puede llegar a ser muy grave porque en algunos años muchas personas van a depender del trabajo de una franja cada vez más pequeña de trabajadores.

Todavía tenemos mucho tiempo para contrarrestar los efectos negativos de estas tendencias, pero los movimientos demográficos deben preverse con tiempo porque no son susceptibles de cambiarse fácilmente. Los aumentos en la duración de las licencias de maternidad posiblemente ayudarán a mantener la estabilidad en la distribución de edades del país.

En resumen, la Ley 1822 puede contribuir en el largo plazo a mejorar la calidad del capital humano del futuro y, posiblemente, a estabilizar la población del país al facilitar a las familias el tener los hijos que quieran tener. No obstante, en el mercado laboral puede haber efectos negativos en el corto plazo.

Algunas propuestas

Tasa de desempleo en mujeres podría aumentar por licencia de maternidad.
Tasa de desempleo en mujeres podría aumentar por licencia de maternidad.  
Foto: Canal Capital

La conclusión de la explicación anterior se resume en que las licencias de maternidad tienen efectos sociales benéficos, pero efectos privados no tan buenos. La pregunta es si hay alguna manera de aprovechar lo bueno y remediar los efectos negativos de dicha medida. La respuesta es que sí. A continuación propongo algunas medidas que podrían ayudar:

El costo de las licencias de maternidad generosas debe verse más como una inversión social que como un gasto. 
  1. Una posible medida es permitir que los padres de un recién nacido escojan libremente cuantas semanas de licencia va a tomar cada uno. Por ejemplo, si el total de semanas es de 20 (18 paras las madres y 2 para los padres), ellos pueden decidir que cada uno toma 10 semanas o cualquier otra combinación que sume 20. El efecto de esto es que el costo laboral asociado con las licencias no modifica la relación de costos relativos hombre-mujer, y por lo tanto contribuye a evitar la discriminación estadística en contra de las madres.
  2. Otra medida es compensar a los empleadores por el aumento en el costo total causado por las licencias de maternidad. Se les compensaría por los salarios completos que recibe la persona en licencia, más los costos de entrenamiento para remplazarla y otros posibles costos asociados. Esto quiere decir que las EPS deberían compensar a las empresas con un 110 por ciento -o algo similar- de los salarios durante la ausencia del trabajador. Esto haría que las licencias de maternidad pasaran de ser un costo privado a una inversión social en capital humano.

Desde luego, también debe haber un cambio cultural para que se acepte que las actividades de cuidado no son exclusivamente -ni principalmente- actividades femeninas. En otras palabras, es necesario que el cuidado integral de los recién nacidos (y de los miembros de la familia en general) sea una actividad compartida por todos y que se redefinan los roles de hombres y mujeres en la sociedad.

 

* Director del Departamento de Economía de la Universidad Jorge Tadeo Lozano.

 

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