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Venezuela: elecciones que no eligen

Escrito por Ronal Rodríguez
Elecciones regionales en Venezuela.

Elecciones regionales en Venezuela.

Ronal_RodriguezLa arrasadora victoria del chavismo en la elección de gobernadores sorprendió a muchos, pero esta victoria es consecuencia de una historia de manipulación de las elecciones hasta hacer que en Venezuela el ganar las votaciones ya no tiene importancia. 

Ronal F. Rodríguez*

Las elecciones 

El pasado 15 de octubre se llevó a cabo la elección de gobernadores de los 23 estados en que se divide la federal Venezuela:

  • Por un lado, el oficialismo ganó en 18 estados, entre ellos los tres que dominada la oposición dominaba: Miranda, el mítico bastión de oposición, Lara y Amazonas.
  • Por otro lado, la oposición reunida en torno a la Mesa de Unidad Democrática (MUD) conquistó las gobernaciones de Zulia, el estado más poblado y con grandes recursos, Mérida, Anzoátegui, Táchira y Nueva Esparta.

Los resultados anteriores sugerirían que la democracia venezolana pasa por un buen momento, en especial si tenemos en cuenta que la participación fue superior al 60 por ciento.

Elecciones sin democracia

Muchas de las definiciones de la democracia política se refieren a las elecciones como el instrumento para designar y legitimar las autoridades de un Estado. De hecho la existencia de elecciones “periódicas, competitivas y transparentes” es considerada por muchos como la primera y principal condición necesaria para que un sistema o régimen político pueda considerarse como una democracia.  

Las elecciones, no implica que el régimen sea una democracia. muchos proyectos no-democráticos participan en elecciones para justificar su ascenso al poder.

Si bien todas las democracias tienen elecciones, su simple existencia no implica que el régimen sea una democracia. En efecto y al contrario: muchos proyectos no-democráticos participan en elecciones para justificar su ascenso al poder y tratar de legitimarse en el plano nacional e internacional. O sea que utilizan las elecciones para disfrazar su talante no democrático

Desde la primera elección de Hugo Chávez en 1998, pocos pueblos en América Latina han asistido a más certámenes electorales que los venezolanos: son 19 años de votaciones sucesivas. Pero esto no significa que Venezuela tenga una sana y robusta democracia. Por el contrario, en el caso venezolano el sistema político se ha degradado porque pasó de ser una democracia representativa debilitada por el bipartidismo a finales de la década de 1990, a un nuevo tipo de “dictadura del siglo XXI” que instrumentaliza los procesos electorales para mantenerse en el poder.

Una realidad dramática

Elecciones en Venezuela.
Elecciones en Venezuela.  
Foto:  Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información

Venezuela atraviesa la peor crisis de su historia:

  • En el 2014 Venezuela vivió una contracción del 3 por ciento del PIB, en el 2015 del 5,7 por ciento y para el 2016 del 18,6 por ciento. En el 2017 algunos analistas económicos afirman que la contracción puede llegar al 25 por ciento.
  • La inflación para 2014 fue de 68,5 por ciento, en 2015 llegó a 180,9 por ciento y el 2016 a una inflación récord de 779,9 por ciento según el Banco Central de Venezuela. Si las cosas siguen  como van, para el 2018, según la proyección del FMI, la inflación podría ser de 2.068,5 por ciento.
  • En materia de seguridad el panorama no es mejor.  Según el Observatorio Venezolano de Violencia, en 2014 fallecieron 24.980 venezolanos de forma violenta, en 2015 murieron 27.875, y en 2016 la cifra se elevó a 28.479. Según algunas proyecciones, en este 2017  30.000 venezolanos perderán la vida de forma violenta.

No ganaron por ser buenos

La mayoría de los observadores extranjeros se han sorprendido con los resultados de  las elecciones del 15 de octubre.

Y no es para menos: ¿cómo es posible que un gobierno responsable de la crisis política, económica, de seguridad y humanitaria logra movilizar sus bases para mantener el poder en la mayoría de las gobernaciones y arrebatar las que eran administradas por la oposición?

Una primera explicación sugeriría que hay una diferencia entre la política nacional y la política local, y que la gestión de los gobernadores militantes del oficialismo tal vez no fue opacada por la mala gestión del gobierno nacional.

Pero esta hipótesis no se sostiene una vez que se revisa  la gestión de los gobernadores: once de los oficialistas elegidos en las votaciones anteriores abandonaron el cargo para asumir otras responsabilidades en el gobierno nacional como ministros, o bien se postularon a otros cargos. La mayoría de estos funcionarios ni siquiera ejercieron el cargo para el cual fueron electos- y esto de por sí ya es una muestra del valor puramente instrumental que representan las elecciones para el oficialismo-.

O miremos el caso de las gobernaciones fronterizas con Colombia en manos del chavismo: Zulia, Táchira y Apure, donde los tres gobernadores se presentaron a la reelección.  Únicamente el gobernador de Apura Ramón Carrizalez logró conservar su puesto. Las gestiones de Vielma Mora en Táchira y de Arias Cárdenas en Zulia son seriamente criticadas, e incluso se cuestionan las relaciones de los otrora compañeros de Chávez con el presidente Nicolás Maduro.

El espectro del fraude

De modo pues que la victoria del chavismo no puede atribuirse a la buena gestión de sus gobernadores. La oposición ha alegado la existencia de fraudes en la elección de varios gobernadores, un hecho  que  resulta muy factible pero por supuesto es muy difícil de probar en un marco institucional dominado por el oficialismo.

La mayoría de estos funcionarios ni siquiera ejercieron el cargo para el cual fueron electos.

Las investigaciones y las acciones judiciales están sujetas a la voluntad de un aparato de justicia dominado por el chavismo, el cual no se ha pronunciado respecto de los alegatos sobre la elección presidencial de 2013. En cambio este aparato judicial suspendió a los diputados de Amazonas a la Asamblea Nacional: un claro doble rasero que favorece los intereses del oficialismo. Así las cosas, las investigaciones sobre la existencia del fraude se diluirán en el tiempo.

Resignación electoral

Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro
Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro
Foto: Gobierno Bolivariano de Venezuela

Pero más allá del posible fraude, ¿cuál es la fórmula de la victoria chavista?

Tal vez esta pregunta podría responderse por las ventajas en el uso del aparato del Estado nacional y local al servicio de las campañas del “Gran Polo Patriótico”. Pero el gobierno ya no tiene las enormes  cantidades de dinero para comprar la voluntad de los votantes, y esto pareció haberse reflejado en el menor despliegue de recursos oficiales en estas elecciones que en las presidenciales de 2012, las regionales de ese mismo año, o las presidenciales del 2013 y las locales que les siguieron.

Una explicación distinta del fraude y del uso masivo de los dineros públicos se encontraría en la trivialización o en el cambio de sentido de las elecciones: a raíz de la derrota apabullante del chavismo en las votaciones para la Asamblea Nacional en 2015, el gobierno de Maduro decidió pasar a un sistema donde las elecciones funcionaran como un catalizador de la “molestia nacional”, pero donde los resultados no representen un peligro para mantenerse en el poder. O sea que el Gobierno vació las elecciones de su significado.

La contienda electoral logra absorber la inconformidad evidente de los ciudadanos al hacerlos pensar que la elección de su representante cambiará la realidad de su vida cotidiana -como sucede en las democracias- pero hoy en Venezuela ganar las elecciones ya no es importante.

El gobierno ha instrumentalizado las instituciones para relativizar la derrota; aunque puede ganar la oposición surge un mecanismo que limita, controla o suplanta la autoridad de un alcalde, de un gobernador, o incluso del parlamento. En el pasado se valió del Tribunal Supremo de Justicia y la Asamblea Nacional, y cuando perdió creó la Asamblea Nacional Constituyente para quitarle poder a los cargos que electoralmente gana la oposición.

Saber que ya no importa ganar elecciones ha acabado por promover la abstención de los sectores opositores que ya no ven en el camino electoral la posibilidad de transformar su realidad. Abstención que a su vez acaba por retroalimentar la posición del oficialismo, quien exhibe los resultados electorales como victorias y supuestas validaciones democráticas.

Ante este panorama, los venezolanos desesperanzados abandonan el país y el gobierno prepara el camino para unas elecciones municipales y presidenciales en las cuales, sin importar el resultado, la Asamblea Nacional Constituyente garantizará la permanencia del poder chavista.

*Politólogo, internacionalista y magister en Ciencia Política. profesor e investigador del Observatorio de Venezuela de la Facultad de Ciencia Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario, director de “Esto no es una frontera, esto es un río” en @urosarioradio  y presidente de la Fundación Surcontinente.

@ronalfrodriguez

 

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