El fracaso del cerco diplomático a Venezuela | Razón Pública
Inicio TemasInternacional El fracaso del cerco diplomático a Venezuela

El fracaso del cerco diplomático a Venezuela

Escrito por Ronal Rodríguez
El fracaso del cerco diplomático a Venezuela

Duque impulsó el “cerco diplomático” a Venezuela para que ese país volviera a la democracia. Pero esta estrategia ha producido daños en lugar de beneficios. Esto son los hechos, y estos los cambios requeridos.

Ronal Rodríguez*

El pasado fue mejor

La crisis de la Corbeta Caldas de 1987 fue quizás el momento más cercano a una guerra entre Colombia y Venezuela.

Dos presidentes nacidos en la frontera, Virgilio Barco en Cúcuta, y Carlos Andrés Pérez, de Rubio, Táchira, lograron pasar la página de la confrontación por el golfo de Coquivacoa, o golfo de Venezuela. Ambos hicieron del comercio bilateral el centro de la relación entre los dos países, retomaron las instituciones existentes y crearon nuevas instancias de diálogo para los temas fronterizos.

La década de 1990 fue el momento dorado de la relación bilateral. El comercio tradicional e informal de la frontera se fue formalizando y, a pesar de las crisis internas que atravesaron ambas naciones, se mantuvo el ambiente de confianza entre las autoridades.

De esta manera pasamos de los diplomáticos anti-colombianos y anti-venezolanos a una generación que fortaleció las relaciones institucionales e impulsaron espacios como la Comunidad Andina (CAN). Cuando Colombia y Venezuela colaboran, progresa toda la región andina.

El cerco diplomático

Hoy la relación bilateral se encuentra en su peor momento. El presidente Duque mantiene una querella personal con Maduro y ambos se acusan, se señalan, se descalifican y se insultan de una manera nunca vista entre dos jefes de Estado.

Debemos construir una relación bilateral centrada en los intereses de la población de frontera y de los Estados.

La relación entre Colombia y Venezuela se encuentra derruida. La Comisión permanente de conciliación y la Comisión presidencial para asuntos fronterizos, supra instancias que coordinaban la relación entre naciones hermanas y eran la ruta para resolver las diferencias en instancias consulares y diplomáticas, hoy son inoperantes.

En este escenario, el presidente Duque decidió sumarse y apostarle a una estrategia de “cerco diplomático” a Venezuela, aupado por un ambiente hemisférico hostil hacia la dictadura de Nicolás Maduro y apoyado en su momento por Donald Trump. Esto ocurrió en el peor momento de la emergencia humanitaria en la que se hundía Venezuela y con miles o millones de migrantes caminando por las carreteras de Suramérica.

Más que una estrategia, el “cerco” fue o es la sumatoria de acciones contra Maduro, sus esbirros y el Estado controlado por la Revolución Bolivariana. Se dieron además acusaciones en foros multilaterales como Naciones Unidas y la OEA y apoyo abierto a opositores del gobierno vecino, al antes llamado “gobierno de transición” hoy referido por el presidente colombiano como la “resistencia democrática”.

En la misma línea, se promovieron y aplicaron sanciones internacionales al régimen venezolano y se sembró la amenaza de que todas las alternativas estaban sobre la mesa (recuérdese que Trump varias veces habló de una eventual invasión de Venezuela).

El propósito del gobierno Duque era desencadenar una situación que llevara al país vecino hacia el restablecimiento de la democracia. Una apuesta que implicaba maximizar la presión sobre un régimen acorralado (e incluso la posibilidad de una intervención militar internacional, como dejó entrever el entonces vicepresidente Pence en su visita a Bogotá). Esta era una postura arriesgada porque podía implicar que Colombia entrara en guerra.

Colombia se quedó sola

Si bien el propósito era recuperar la democracia venezolana, Colombia, bajo la dirección de Duque, se jugó a fondo por una estrategia que fracasó rotundamente.

Por una parte, el contexto regional cambió: México con Obrador, Argentina con Fernández, Perú con Castillo, Chile con Boric y el inminente regreso de Lula en Brasil. Más allá de ser gobiernos de izquierda y la eventual tolerancia que puedan tener con Maduro y su régimen, están más preocupados por sus agendas domésticas en medio de la recuperación postpandemia.

Por otra parte, Estados Unidos ha cambiado de posición frente a Venezuela:

  • El cambio había comenzado con la molestia del gobierno Biden por la intromisión de dirigentes o ciudadanos colombianos al lado de opositores en las reñidas elecciones frente a Trump, particularmente en el estado de la Florida.
  • La administración Biden además se ha percatado de los malos resultados del “Cerco Diplomático”, que alejó a Venezuela de Occidente y la acercó a potencias extracontinentales que sacaron provecho de un régimen dispuesto a feriar sus recursos estratégicos con tal de mantenerse en el poder. Por esta razón Maduro se plegó a los intereses de Rusia, China, Irán y Turquía, comprometiendo el presente y el futuro de los venezolanos.
  • Hoy Estados Unidos parece más dispuesto a convivir con el madurismo. La invasión de Ucrania y la continuada migración venezolana cuando en Estados Unidos otra vez se vive una crisis migratoria, han venido a complicar un panorama que ya era muy difícil. La casi guerra entre Putin y la OTAN ha convertido el petróleo de Venezuela en un recurso de alto valor estratégico, y por eso el presidente Biden ha comenzado a dialogar con Maduro.

Un tiro por la culata

El cerco diplomático se proponía el retorno de la democracia en Venezuela y logró consolidar su dictadura.

El siempre subestimado Nicolás Maduro logró tapar las desastrosas consecuencias económicas del chavismo, echándoles la culpa del hambre el pueblo venezolano a las sanciones internacionales, el “imperio” y la oposición.

La relación entre Colombia y Venezuela se encuentra derruida.

Maduro encontró además en Duque al sujeto perfecto para achacarle todas las conspiraciones, los supuestos intentos de magnicidio y las cosas que no funcionan en Venezuela: si falla el sistema eléctrico, es a causa de un plan orquestado desde Bogotá, si ocurre un accidente en una refinería fue un plan de Duque.

El proceso de “reinstitucionalización”

Independientemente de quien sea el próximo presidente de Colombia, es imposible sostener la estrategia del “Cerco Diplomático”. No sólo porque fracasó sino porque la interdependencia entre Colombia y Venezuela siempre la hicieron inviable.

Las consecuencias humanas del “cerco” fueron el desamparo de nuestra diáspora en Venezuela, dejar a millones de colombianos en manos de un régimen violador de los derechos humanos, poner en riesgo de apatridia a miles de niños venezolanos y colombianos retornados de segunda y tercera generación y perder la capacidad de hacer nuestra propia lectura de la situación venezolana.

Pero recuperar la relación bilateral no será fácil. Venezuela seguirá gobernada por la dictadura de Nicolás Maduro, no hay nada que permita prever un cambio en el corto o mediano plazo.

El proceso tardará varios años y debe ser orientado por la reinstitucionalización, a pesar de lo difícil que puede resultar con Maduro quien, como canciller, socavó todos los espacios diplomáticos bilaterales y ha pasado a la historia como el peor presidente de Venezuela para Colombia a pesar de ser hijo de una colombiana.

Algunos puntos para reinstitucionalizar la relación con Venezuela pueden ser:

  1. Nombrar un alto responsable del Estado colombiano para la relación bilateral con Venezuela.
  2. Levantar un diagnóstico de la situación de los colombianos en territorio venezolano y evaluar la pertinencia y ubicación de los consulados.
  3. Reimpulsar la comisión permanente de conciliación, como instancia de diálogo y negociación.
  4. Recuperar la comisión presidencial para asuntos fronterizos colombo-venezolanos, con la participación de la diplomacia local y ciudadana.
  5. Recuperar los consulados de Colombia en Venezuela.
  6. Recuperar y robustecer la misión diplomática de Colombia en Venezuela.
  7. Construir una agenda decenal colombo-venezolana con cuatro ejes principales: el fronterizo, el de movilidad humana, el de economía y comercio y el de la dimensión académica y cultural.
El fracaso del cerco diplomático a Venezuela
Foto: Facebook: President Joe Biden - La decisión de Estados Unidos sobre sus relaciones con Venezuela cambia el panorama para Colombia.

Al igual que al comienzo de los años noventa, necesitamos pasar la página. Debemos construir una relación bilateral centrada en los intereses de la población de frontera y de los Estados, por encima de las diferencias entre los sistemas políticos y económicos, e inclusive de las diferencias personales entre los gobernantes.

En conclusión, Venezuela ya no es la misma. Esta es una oportunidad para el relacionamiento; por eso el próximo presidente de los colombianos tiene una gran responsabilidad.

Artículos Relacionados

Dejar un comentario

*Al usar este formulario de comentarios, usted acepta el almacenamiento y manejo de sus datos por este sitio web, según nuestro Aviso de privacidad

Este sitio web utiliza cookies para mejorar tu experiencia. Leer políticas Aceptar

Política de privacidad y cookies