Esta hidroeléctrica demuestra que una empresa pública como ISAGEN puede desarrollar proyectos ambiciosos y exitosos, y que su venta sería un grave error para el país.
Diego Otero Prada*
La energía de Santander
El 1 de diciembre del año pasado comenzó finalmente a funcionar Hidrosogamoso, una planta de producción de energía de 820.000 kilovatios – propiedad de la empresa ISAGÉN- , que viene a ser la cuarta planta más grande del país, después de San Carlos (con 1240 MW), El Guavio (1000 MW) y Chivor (1000 MW).
El costo de construcción de la primera gran hidroeléctrica del departamento de Santander fue de 4,3 billones de pesos. Y este megaproyecto no tuvo sobrecostos: al contrario, se ahorraron 200.000 millones de pesos, según quedó registrado en el presupuesto oficial.
Hidroeléctricas como Hidrosogamoso son mejores que las plantas de generación térmica de carbón, de combustibles líquidos o gaseosos, pue estas últimas son más peligrosas para el entorno.
Antes de Hidrosogamoso había en la región tres hidroeléctricas con una capacidad total de cerca de 21.000 kilovatios: la de Las Palmas del río Lebrija, la de la Cascada en San Gil y la de Zaragosa. El comienzo de la operación de Hidrosogamoso es pues un hecho importante para Santander, sobre todo después de la desaparición de micro-centrales como las de Calichal y Suratá en la Provincia de García Rovira.
Hay que decir que los santandereanos lucharon para que Hidrosogamoso llegara a ser realidad, aunque a menudo encontraron una intensa oposición, especialmente por parte de los gobiernos de turno. La hidroeléctrica se venía planeando desde los años ochenta, y solo después de muchas batallas (como las del senador Hugo Serrano Gómez y el ingeniero Eduardo Remolina, ambos fallecidos) se logró que ISAGÉN se interesara en invertir en una región distinta de Antioquia, donde siempre había construido sus plantas de generación de origen hídrico.
Impactos ambientales
Se sabe que todo proyecto energético da lugar a discusiones ambientales (y que, en algunos casos, sirve para que los políticos tradicionales utilicen las quejas de la comunidad en beneficio su propio). Hidrosogamoso no fue la excepción.
Por eso, las comunidades afectadas han realizado muchas reuniones o foros y muchas declaraciones de todo tipo y – aunque Isagén trató de atender a las distintas críticas- todavía quedan muchas quejas y dudas por resolver-.
Esta experiencia confirma que las entidades del sector eléctrico deben considerar con seriedad los posibles daños o efectos negativos que sus proyectos lleguen a tener, y resolverlas en diálogo con los implicados desde antes de iniciar la construcción de los proyectos. Solo así pueden evitarse las demoras y conflictos no resueltos.
Sin embargo, desde un punto de vista ambiental, claramente hay que advertir que hidroeléctricas como Hidrosogamoso son mejores que las plantas de generación térmica de carbón, de combustibles líquidos o gaseosos, pue estas últimas son más peligrosas para el entorno.
Lo esencial, en todo caso, es diseñar las plantas de manera que se reduzcan al mínimo los efectos negativos sobre la población y el medio ambiente. Por supuesto, en la discusión pública siempre se debe estar alerta al cumplimiento de las normas ambientales porque toda empresa quiere minimizar sus gastos, algunas veces, por encima del cuidado de la naturaleza.
![]() Proyecto Hidroeléctrico Amoyá desarrollado por Isagen. Foto: Ministerio de Minas y Energía |
¿Por qué no privatizar ISAGÉN?
Con la entrada en funcionamiento de Hidrosogamoso, ISAGÉN alcanza los 3.032 megavatios de producción y se convierte en la segunda compañía de generación de energía más grande del país, después de Empresas Públicas de Medellín (EPM) y Emgesa (Grupo Energía de Bogotá).
Para ISAGÉN se trata pues de evento importante, y no solo desde el punto de vista eléctrico sino también del financiero, pues sus utilidades aumentarán casi en 40 por ciento durante los próximos años, lo cual le permitirá construir más plantas de generación en otras partes del país.
Se trata de una empresa bien manejada y rentable, con una tasa de rendimiento sobre el patrimonio de más de 10 por ciento.
Uno de los debates más intensos en la agenda económica del 2014 giró en torno a la posible venta de una buena parte de ISAGEN, lo que finalmente no se hizo. Sin embargo, ya se oyen “nuevas noticias” sobre el intento del gobierno de ofrecer su 57,6 por ciento de participación en la empresa.
En otro artículo para Razón Pública expuse los argumentos para oponerse a esta operación, no obstante los asertos del gobierno nacional en el sentido de que se necesita la plata para construir vías de cuarta generación y que la coyuntura económica compleja exige más que nunca los recursos que esta venta puede generar. Sintetizo de nuevo y actualizo los motivos que desaconsejan la venta de ISAGEN:
1. Se trata de una empresa bien manejada y rentable, con una tasa de rendimiento sobre el patrimonio de más de 10 por ciento.
2. Con una empresa estatal nacional se facilitan los proyectos hidroeléctricos en las regiones; por ejemplo Hidrosogamoso en Santander no se habría construido si ISAGEN hubiera sido privada.
3. Las multinacionales extranjeras compran empresas para especular y no para invertir en nuevos proyectos, especialmente si son hidroeléctricas. Emgesa es un ejemplo (a pesar de que la Empresa de Energía de Bogotá tiene el 51 por ciento de las acciones), como lo muestra el hecho de que apenas hace poco se decidió a construir el proyecto del Quimbo, en Huila.
4. Con ISAGÉN se puede adelantar un plan de energía verde para entrar en la Tercera Revolución Industrial, que incluiría la producción de energía eólica y eneregía solar, promover la biomasa, la geotérmica, el carro eléctrico y otras nuevas fuentes que se están desarrollando en el mundo y en las que Colombia está atrasada.
5. Muchos hablan de los proyectos de carreteras 4G, pero pocos hablan de las vías intermunicipales y rurales, que dejan mucho que desear en Colombia. Con las utilidades de ISAGÉN podrían conseguirse préstamos para desarrollar la infraestructura en las regiones de las que nadie se acuerda, con la ventaja de que la construcción de estas vías absorbe más mano de obra y contribuye más al desarrollo regional.
6. ISAGÉN es la única generadora de energía nacional que sirve para atender planes de emergencia y controlar los precios de la generación.
7. Colombia debe mantener públicos sectores estratégicos como el de la generación y transmisión eléctrica, así como el de hidrocarburos.
8. El sector de generación de energía eléctrica está muy concentrado. EPM, ISAGÉN y Emgesa suman el 60,6 por ciento de la capacidad total. Si se agrega la capacidad generadora de Gecelca, en la costa atlántica, incluyendo sus contratos con Tebsa (que llegan a un total de 2.289 megavatios) resulta ser que estas cuatro empresas tienen el 76,5 por ciento de la capacidad generadora. Y de acuerdo con la teoría económica, el monopolio privado podría llevar a una manipulación de los precios si el sector no se controla: de ahí también la importancia de una ISAGÉN.
9. Finalmente, hay mejores alternativas para financiar al sector vial. Por ejemplo, con las utilidades anuales que recibe el gobierno de la propia ISAGÉN, lo cual podría además apalancar un crédito sustentado por un activo creciente con utilidades que aumentan año tras año.
También podría tramitarse una reforma tributaria que castigue a los altos ingresos y a los sectores que aportan poco en impuestos, como el minero-energético, así como eliminar la evasión de impuestos, atacar la corrupción o reducir el gasto militar ante el progreso de los diálogos de paz.
Si estas políticas se adoptan seriamente sería posible conseguir unos 30 billones de pesos cada año. Es indudable que nos faltan vías, pero para tenerlas hay opciones mejores que vender ISAGÉN. No es cierto, como afirmó un columnista, que haya quienes prefieren que el Estado mantenga la propiedad de Isagén en lugar de construir carreteras que el país necesita”.
![]() Edificio inteligente de EPM en Medellín. Foto: Wikimedia Commons |
Lo público también funciona
En el sector energético es muy poco lo que no se ha privatizado.
Se vendieron las distribuidoras de energía eléctrica, las plantas de generación y Carbocol. Además, la distribución de gas natural y de combustibles (líquidos y GLP) es privada y el transporte de gas natural está concentrado en el sector privado.
Solo quedan tres grandes empresas con capital nacional: ISAGÉN, ISA y Ecopetrol, y dos empresas municipales: EPM y EMCALI. Si no se logra evitar la venta de ISAGÉN, será difícil oponerse a que sigamos con la venta de las demás empresas energéticas – que es la intención del gobierno Santos y de quienes creen que hay que disminuir el Estado. Solo que ahora, en lugar de la supuesta ineficiencia del sector público, los partidarios de la privatización invocan la necesidad de recursos para invertir en otros sectores.
Por eso es de celebrar la inauguración de Hidrosogamoso, proyecto de ISAGÉN que muestra cómo una empresa pública puede ser bien manejada, y por qué el gobierno no debe vender su participación, sino apoyar la empresa para que siga construyendo hidroeléctricas en otras regiones del país y entre en el campo de las nuevas tecnologías.
Ingeniero eléctrico de la Universidad de los Andes, PH.D en economía de la Universidad de Pensilvania, ex gerente del Instituto Colombiano de Energía Eléctrica, ex presidente de la Asociación Colombiana de Ingenieros Electricistas, Mecánicos, Electrónicos y Afines, consultor internacional, autor de numerosas publicaciones y actual Rector de la Universidad Uniciencia extensión Bucaramanga.