El gobierno de Trump ha separado de sus padres a varios miles de niños, niñas y bebés que intentaban ingresar a Estados Unidos. ¿A qué se debe esta crisis humanitaria?
Luis Javier Mejía*
Tolerancia cero
Desde hace un par de semanas Estados Unidos vive una crisis humanitaria consistente en violar los derechos humanos y que fue ocasionada por la improvisación y los desacuerdos entre altos funcionarios del gobierno de Trump.
Para cumplir su promesa de campaña de parar el flujo de inmigrantes indocumentados, el Departamento de Justicia (DOJ, por sus siglas en inglés) y el Departamento de Seguridad de la Patria (DHS) hicieron oficial una política de tolerancia cero en la frontera sur del país.
El pasado 6 de abril, la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) recibió orden de remitir a los fiscales federales a todo individuo arrestado por entrar o tratar de entrar sin documentos por la frontera sur. Como resultado, 2.700 menores de 18 años fueron separados de sus padres entre el 1 de octubre de 2017 y el 31 mayo de 2018, 1.995 de ellos en las seis semanas de abril 18 a mayo 31.
Según el procedimiento habitual, las personas aprehendidas cruzando la frontera quedan bajo la custodia de ICE que los entrega a los jueces de inmigración para que decreten deportación o concedan asilo. Bajo la política de tolerancia cero son enviadas a corte para que las condene a prisión.
De acuerdo con el Compromiso Flores que fue adoptado por una corte federal en 1997 y modificado en 2015, los menores indocumentados detenidos en la frontera, solos o acompañados, deben entregarse antes de 20 días a un adulto legalmente calificado para recibirlo y no pueden ser detenidos más tiempo ni siquiera con sus padres. Así mismo, los padres y sus hijos menores deben ser puestos en libertad bajo fianza mientras los jueces de inmigración deciden si les conceden o no el asilo.
Pero bajo tolerancia cero los padres van a cárcel federal donde la ley prohíbe la estadía de menores y en consecuencia tienen que ser separados. Los agentes de ICE transfieren los menores a la Agencia de Asentamiento de Refugiados (ORR), perteneciente al Departamento de Salud y Servicios Humanos (DHHS) y ésta los envía a centros de detención que se encargan de entregarlos a un pariente o guardián –un amigo de familia o alguien en la red de familias adoptantes de los servicios de protección de la infancia–. Mientras tanto los menores permanecen detenidos, probablemente por más de los 20 días estipulados por el Compromiso Flores.
Ante el escándalo de la separación de los menores –más de un centenar con menos de 4 años– el gobierno comenzó a vacilar y los altos funcionarios a contradecirse entre sí sobre los fines de la tolerancia cero y sobre la competencia del gobierno y el congreso para cambiarla.
2.700 menores de 18 años fueron separados de sus padres entre el 1 de octubre de 2017 y el 31 mayo de 2018.
Ante la crítica de congresistas, activistas, estadistas extranjeros y prensa nacional y extranjera, el 20 de junio Trump expidió un decreto que mantuvo la política de tolerancia cero, pero suspendió procedimientos penales contra reclamantes de asilo y ordenó la reunificación de las familias separadas hasta el momento. Así mismo, decretó que el DOJ interpusiera un recurso ante un juez federal para modificar el Acuerdo Flores de manera que los menores puedan ser detenidos indefinidamente con sus padres.
Trump, sus subalternos y simpatizantes han ofrecido las siguientes justificaciones para mantener la política de tolerancia cero:
- Obedecer a las autoridades independientemente de si son justas o no basándose en una epístola de San Pablo que recomienda obedecer las leyes del gobierno porque dios las ha ordenado para mantener el orden.
- Desanimar a otros migrantes a cruzar la frontera ilegalmente
- Obligar a los migrantes a asumir responsabilidad por el “crimen” de entrar a Estados Unidos ilegalmente y de exponer a los menores a los peligros del viaje y del encarcelamiento.
- Defender la soberanía nacional.
- Detener el flujo de miembros de bandas criminales –especialmente de origen centroamericano– y el contrabando de drogas que muchas veces se logra con ayuda de menores.
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Causas de la migración ilegal
![]() Presidente Donald Trump. Foto: Twitter- Real Donald Trump |
Aunque la inmigración indocumentada y el tráfico de drogas son preocupaciones válidas, la tolerancia cero es la política más inapropiada para contrarrestarlas.
Por una parte, la alta demanda de drogas existente en Estados Unidos estimula el tráfico aún en condiciones desfavorables. Este gobierno, al igual que los anteriores, carece de planes efectivos para reducirla.
Por otra parte, la mayoría de los inmigrantes que llegan a la frontera sur provienen de El Salvador, Honduras y Guatemala, países donde diversos factores sociológicos impulsan a muchísimas personas a emigrar en busca de refugio u oportunidades económicas. Entre estos factores se cuentan
- La pobreza, el desempleo y la falta de oportunidades ocasionados por la corrupción y el manejo incompetente de los recursos disponibles.
- La globalización de comunicaciones, comercio y propaganda que ha creado expectativas y necesidades populares que las élites locales, incondicionalmente respaldadas por los gobiernos estadounidenses, son incapaces de satisfacer.
- Los altos índices de violencia generados por bandas criminales especializadas en extorsión, intimidación y robo. En realidad, esas bandas se originaron en Los Ángeles, pero entre 2000 y 2004 Estados Unidos deportó a 20.000 de sus miembros a El Salvador, a sabiendas de que era un país totalmente incapaz de enfrentar este problema. Allí prosperaron, se extendieron a países vecinos y eventualmente regresaron a Estados Unidos.
Es apenas lógico que la prosperidad de Estados Unidos atraiga a los ciudadanos de estos países. La solución del partido Republicano liderado por Trump para frenar estas aspiraciones populares de seguridad y bienestar económico es construir un inmenso muro fronterizo (financiado, como si fuera poco, por el gobierno mexicano).
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Violencia, discriminación y humillación
Mientras tanto el problema de los niños separados de sus familias sigue sin solución.
El gobierno no tenía planes de reunificación familiar cuando proclamó la política de tolerancia cero ni cuando echó reversa.
En ocasiones, padres y niños son detenidos en lugares distantes entre sí. En algunos reportes, los padres están detenidos en Texas, mientras sus hijos están en Chicago o Nueva York, a más de mil kilómetros de distancia. En otros, los padres son deportados sin sus hijos. No hay sistemas de seguimiento de padres e hijos ni facilidades de comunicación telefónica. Las líneas de emergencia recomendadas por las autoridades suenan ocupadas, tienen tiempos exagerados de espera y no ofrecen respuesta a los mensajes dejados en buzones de voz.
La unidad familiar, una institución importante en el discurso de los conservadores, se debilita con la separación forzada de padres e hijos. Esta separación puede producir traumas permanentes en el desarrollo emocional de los niños, especialmente en los más pequeños. Las instalaciones adonde son enviados no están capacitadas para manejar niños de brazos e infantes.
Hay informes que denuncian menores abusados física y verbalmente, humillados por los guardias de inmigración y hospitalizados sin compañía de parientes o amigos. Los que han sido testigos de actos de violencia –contra sus padres o contra otros por parte de “coyotes” (personas dedicadas a pasar ilegalmente al migrante a través de la frontera), autoridades mexicanas o guardias fronterizos– rara vez reciben tratamiento apropiado.
Los menores separados de sus padres deben navegar los procedimientos oficiales de asilo y deportación por sí solos, sin importar su edad, a menos que encuentren un abogado gratuito que los represente, lo cual sucede con poca frecuencia. Todo esto es aún peor para los menores que solo hablan un idioma aborigen, pues para ellos no existen intérpretes locales.
Por su parte, Trump hace una declaración ocasional de simpatía hacia los menores separados y simultáneamente mantiene un discurso de confusión verbal donde se refiere a los inmigrantes indocumentados como criminales, narcotraficantes o contrabandistas. La única solución es pararlos a la entrada, ha dicho, sin demoras judiciales.
Así mismo, acusa al Partido Demócrata de complicidad con los inmigrantes criminales. En un tuit del 19 de junio sostuvo que: “Los demócratas son el problema. Son indiferentes al crimen y quieren que los inmigrantes ilegales, no importa qué tan malos sean, inunden e infesten nuestro país [sic]”
Aunque la inmigración indocumentada y el tráfico de drogas son preocupaciones válidas, la tolerancia cero es la política más inapropiada para contrarrestarlas.
Para reforzar su mensaje hace pocos días asistió a un evento de publicidad y prensa con familiares de las víctimas de crímenes cometidos por inmigrantes indocumentados.
Aunque el gobierno de Obama también detuvo a padres y menores y deportó más inmigrantes que cualquier otro gobierno, cumplió el Compromiso Flores cuando las cortes se lo exigieron.
Una política inconstitucional y xenófoba
![]() Niños en condiciones de vulnerabilidad después de ser separados de sus padres. Foto: Pixabay |
El rechazo de la opinión pública ha sido rápido e intenso, incluso entre simpatizantes del gobierno. El movimiento de “santuario” o refugio en ciudades e iglesias se ha fortalecido. Diecisiete estados suscribieron una demanda judicial contra la tolerancia cero señalando que, además de inconstitucional, pues obstaculiza la obligación de los estados de proteger del abuso a los menores, es xenofóbica, ya que está inspirada en una animadversión hacia los hispanos.
El 26 de junio un juez federal ordenó la reunificación de familias con niños menores de 5 años y prohibió la deportación de padres sin sus hijos, con un mínimo de excepciones.
El discurso antiinmigrante y xenofóbico de Trump y del Partido Republicano coincide con las tendencias de otros países.
- El parlamento húngaro aprobó recientemente una ley impulsada por el gobierno de derecha que criminaliza cualquier ayuda que un nacional le dé a un inmigrante indocumentado.
- El primer ministro austriaco ha propuesto esta semana una alianza europea contra los inmigrantes.
- En los centros industriales de la Federación Rusa se maltrata y discrimina a los trabajadores inmigrantes de las antiguas colonias de la Unión Soviética.
- Y en Colombia se oyen voces contra los hermanos venezolanos que buscan amparo entre nosotros.
* Abogado, economista e investigador social residente en Nueva York.