La guerra en Ucrania sigue causando estragos en el mundo y el final del conflicto ni siquiera se avizora. Un examen de los desarrollos y repercusiones de la guerra que ya lleva más de un año.
Ildikó Szegedy-Maszák*
Importancia geopolítica de Ucrania
El evento más importante y trágico de 2022 fue la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Ese suceso convirtió a Ucrania en la primera línea de la lucha entre la democracia y el autoritarismo.
Ucrania ha estado en el centro de los conflictos internacionales más importantes de los últimos cien años. Rusia, por su parte, siempre ha considerado que Ucrania debe se dominada por ella. Por ejemplo, el presidente Vladimir Putin, en 2004, intervino en las elecciones ucranianas, en 2014 se apoderó de la Crimea y, en febrero de 2022 inició la invasión.
Según Halford Mackinder, Ucrania, específicamente, sus riquezas agrícolas y recursos energéticos, es la bisagra entre el corazón de Eurasia y los países económicamente avanzados de Europa. Ucrania produce grandes cantidades del trigo, maíz y cebada que se consume en el mundo. Sus exportaciones representan cerca del 6 % de todas las calorías comercializadas en los mercados internacionales de alimentos. Sumado a lo anterior, Ucrania, el segundo país más grande de Europa, domina el Mar Negro, piélago que une a la Rusia europea con el resto del continente.
Indudablemente, enfrentamos la mayor tensión entre Rusia y Occidente desde la Guerra Fría. Y a esto se le suma el papel actual de China, otro poder geopolítico autócrata.
Vladimir Putin intentó someter a Ucrania con la esperanza de asegurar una pieza crucial del paisaje postsoviético y, por lo tanto, alinear a otros, desde Bielorrusia hasta Kazajstán. Una rápida victoria rusa habría demostrado la fuerza y la astucia estratégica de las autocracias del mundo. De igual modo, habría modificado la situación estratégica en Europa al extender el poderío ruso desde el Mar Negro hasta el Báltico. Dicho de otra manera, hubiera hecho que la asociación chino-rusa fuera la fuerza política y económica dominante en Eurasia.

Paz lejana, escenas de pesadilla
Por este motivo, el camino hacia la paz en Ucrania todavía es muy inseguro.
Como señala Henry Kissinger, los líderes mundiales que se esfuerzan en finalizar la guerra deberían pensar en sus consecuencias y en el papel de la alta tecnología y la inteligencia artificial.
La búsqueda de la paz tiene dos componentes que a veces se consideran contradictorios: la garantía de la seguridad y la exigencia de actos de reconciliación. Si no se cumplen ambos objetivos, no podrá garantizarse ninguno de los dos.
Un año después del comienzo de la guerra en Ucrania, varios de sus frentes se parecen cada vez más a las trincheras de la Primera Guerra Mundial ilustradas en el famoso libro antibélico Sin Novedad en el Fgrente de Erich Maria Remarque, recientemente adaptada por Netflix. Este horroroso panorama es la consecuencia de la falta de precisión en la estrategia militar, las sanciones económicas y el escenario geopolítico.
Sobre la estrategia militar
Este 3 de marzo, Yevgeny Prigozhin, jefe del grupo paramilitar ruso Wagner, le pidió al presidente Zelenskiy que ordene la retirada de las tropas ucranianas de la sitiada ciudad oriental de Bakhmut.
Esta noticia despierta preguntas dolorosas. ¿Qué hay en Bakhmut, donde los rusos avanzan después de meses de estar paralizados?, ¿Qué hacen grupos paramilitares rusos en Ucrania?
Bakhmut posee una red de túneles mineros cavernosos capaces de contener tropas o tanques. Sin embargo, algunos analistas aseguran que Yevgeny Prigozhin está empeñado en someter la ciudad para adueñarse de sus minas de sal.
El grupo Wagner fue fundado por el mismo Yevgeny Prigozhin, un hombre de negocios con estrechos vínculos con el gobierno ruso. Además, es reconocido por intervenir en una docena de países africanos para consolidar el poderío ruso y para extraer recursos valiosos. En enero de 2022, Estados Unidos calificó a dicho grupo como una «importante organización criminal transnacional que está cometiendo atrocidades generalizadas y abusos contra los derechos humanos», debido a su creciente papel en la invasión rusa de Ucrania.
Bakhmut, donde miles de soldados mueren, tiene un valor militar reducido para Rusia. Sin embargo, allí se lucha por los recursos naturales que alimentan una pugna interior en la escena política rusa. Queda por ver si las hazañas en el campo de batalla del paramilitar Yevgeny Prigozhin, además de demostrar sus credenciales de liderazgo, puedan llenar cualquier vacío potencial en Moscú.
Apoyo militar y sanciones económicas
También el 3 de marzo, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, dijo que su país «no permitirá que Occidente vuelva a volar gasoductos» para que Moscú no dependa de Europa como socio energético. Este mismo día, Estados Unidos anunció un nuevo paquete de ayuda militar por valor de 400 millones de dólares. Pocos días antes, había entrado en vigor el 10º paquete de sanciones de la Unión Europea contra Rusia.
Desde febrero de 2022, la Unión Europea ha prohibido más de 43.900 millones de euros en bienes exportados a Rusia y 91.200 millones de euros en bienes importados. Esto significa que el 49% de las exportaciones y el 58 % de las importaciones están actualmente sancionadas. Lo anterior incluye la prohibición de vender a Rusia tecnología de vanguardia (computadoras cuánticas y semiconductores avanzados, componentes electrónicos y software) y bienes para la refinación de petróleo, la industria energética, aeronáutica y espacial.
Por otro lado, no se puede importar crudo de Rusia a la Unión Europea (a partir de diciembre de 2022) ni productos refinados del petróleo (a partir de febrero de 2023). En la lista también entran destacan otros productos como el carbón, combustibles fósiles sólidos, acero, artículos siderúrgicos, hierro, oro, cemento, asfalto, madera, papel, caucho sintético, plástico, mariscos, licores (vodka), cigarrillos y cosméticos.
Es posible que la economía rusa no se haya contraído tanto como esperaban los países europeos (apenas 3,4% en 2022, según el Fondo Monetario Internacional). Sin embargo, las importaciones rusas se han desplomado debido a los controles de exportación. A medida que se agoten la materia prima y la maquinaria rusa, su industria enfrentará graves interrupciones que se verán reflejadas en los sectores de defensa y energía.
Adicionalmente, el año pasado, Rusia cortó las exportaciones de gas a Europa. Putin pensó que con el gas podría dividir a Occidente. Hasta ahora, no ha funcionado. Rusia también intentó asfixiar las exportaciones de granos del Mar Negro, pero dicha decisión resultó contraproducente porque los mayores perjudicados del bloqueo eran los países pobres de África y Oriente Medio.
El papel de China
En términos generales, la guerra de Putin ha reducido a Rusia a un apéndice económico de China, su mayor socio comercial, ya que los productos rusos exportados a China se venden con descuento.
El plan de 12 puntos propuesto por China para poner fin a la invasión rusa de Ucrania, se publicó el mismo día en que la comunidad internacional conmemoraba el primer aniversario de la guerra. Grosso modo, el plan exige el cese de las hostilidades, la reanudación de las conversaciones de paz, la protección de las centrales nucleares y la preservación de los alimentos y las cadenas de suministro. China también exige el abandono de la llamada «mentalidad de la Guerra Fría», un lenguaje codificado que Beijing usa a menudo para describir su tensa brecha geopolítica con Estados Unidos, y el levantamiento de las sanciones económicas.
Vale la pena señalar que en ningún momento China utiliza las palabras «guerra» o «invasión» para describir la situación en Ucrania. En cambio, habla de una «crisis».
La Comisión Europea inmediatamente desestimó el plan chino como una «iniciativa política», ya que, además de justificar implícitamente la agresión rusa, se trata de una interpretación sesgada del derecho internacional. China dejó clara su posición el día anterior a la presentación de sus 12 puntos, cuando se convirtió en uno de los 32 países que se abstuvieron de votar sobre la resolución de la Asamblea General de la ONU que pedía la retirada rusa de Ucrania.
Es posible que la economía rusa no se haya contraído tanto como esperaban los países europeos (apenas 3,4% en 2022, según el Fondo Monetario Internacional). Sin embargo, las importaciones rusas se han desplomado debido a los controles de exportación. A medida que se agoten la materia prima y la maquinaria rusa, su industria enfrentará graves interrupciones que se verán reflejadas en los sectores de defensa y energía.
La posición de China hace eco de las cínicas palabras de Vladimir Putin quien, pocos días antes, insistió en su discurso anual a la nación rusa que el conflicto se debía a la expansión de la OTAN hacia el este desde la Guerra Fría. Según Putin, “el pueblo de Ucrania se ha convertido en el rehén del régimen de Kiev y sus señores occidentales, que han ocupado efectivamente este país en el sentido político, militar y económico”, porque los países occidentales “tienen la intención de transformar un conflicto local en una fase de confrontación global”. Asimismo, el mandatario ruso señaló que «reaccionaremos en consecuencia, porque en este caso estamos hablando de la existencia de nuestro país».
Indudablemente, enfrentamos la mayor tensión entre Rusia y Occidente desde la Guerra Fría. Y a esto se le suma el papel actual de China, otro poder geopolítico autócrata.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, prometió defender «cada centímetro de la OTAN» cuando reaccionó al discurso de Putin. También, en Varsovia, durante las conversaciones con los aliados de la OTAN de Europa del Este, afirmó que «como flanco oriental de la OTAN, ustedes son la primera línea de nuestra defensa colectiva. Usted sabe mejor que nadie lo que está en juego en este conflicto. No solo para Ucrania, sino para la libertad de las democracias en toda Europa y en todo el mundo».
La guerra parece destinada a prolongarse hasta llegar a un punto muerto y se acuerde un armisticio que dibuje una nueva frontera entre Ucrania y Rusia. El problema con las guerras prolongadas es que los públicos estadounidenses y europeos tienden a hartarse de ellas mucho antes que el enemigo. Ojalá nunca olvidemos el privilegio excepcional que representan nuestros sistemas democráticos.