El Primer Ministro Boris Johnson quiere impedir que el Parlamento detenga el Brexit antes del 31 de octubre. ¿Cuál es su estrategia y cuáles pueden ser las consecuencias?
Ildikó Szegedy*
Cumpliendo su palabra
El pasado 28 de agosto, el Primer Ministro Británico Boris Johnson pidió a la Reina su aprobación para suspender el Parlamento durante 25 días hábiles. Aunque en el Reino Unido es una práctica normal que los nuevos gobiernos cierren el Parlamento para celebrar el Discurso de la Reina, la decisión causó polémica por ser una suspensión inusualmente larga y en una fecha muy cercana a la marcada para hacer efectivo el Brexit, la salida del Reino Unido de la Unión Europea, el 31 de octubre de este año.
Boris Johnson llegó ser Primer Ministro con 93.000 votos de los miembros de su Partido Conservador (Tory), en un país de 66 millones de habitantes. Es la regla en el Reino Unido que si el Primer Ministro renuncia, sus copartidarios activos votan en escrito para elegir el nuevo Primer Ministro entre los candidatos propuestos por los parlamentarios del mismo partido.
Johnson dejó muy claro que haría absolutamente todo lo que estuviera a su alcance para ejecutar el Brexit.
Fue así como Johnson tomó posesión el pasado 23 de julio reemplazando a Theresa May, quien renunció porque no pudo convencer al Parlamento Británico de aceptar sus Acuerdos sobre una salida ordenada de la Unión Europea. Johnson llegó al poder después del arduo debate político interno en el que él dejó muy claro que haría absolutamente todo lo que estuviera a su alcance para ejecutar el Brexit antes de esa fecha.
El líder británico parece estar cumpliendo con su promesa, lo que no era de esperarse era que lo hiciera actuando contra las reglas democráticas establecidas. Resulta inquietante que, para ejecutar la voluntad del pueblo expresada en el referéndum del Brexit (manifestación de la democracia participativa directa), Johnson decida suspender el Parlamento Británico, el único foro real a través del cual el mismo pueblo puede ejercer el control del gobierno.
Desde que Jonhson está frente al gobierno, hay una buena posibilidad de que el Reino Unido salga de la Unión Europea sin un acuerdo, lo que se conoce como el Brexit “duro”. Además, considerando que hay cambio en el gobierno de la Unión Europea el próximo 1 de noviembre, hay pocos chances de cumplir en tres meses con la renegociación del Acuerdo del Brexit que había logrado Theresa May.
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Las consecuencias de propiciar un Brexit “duro”
A decir verdad, Johnson no entró en el gobierno con el ánimo constructivo de buscar soluciones factibles para un acuerdo con la Unión Europea sobre el Brexit, pues este puede requerir mayores compromisos de parte de sus aliados políticos Brexistas.
Desde un principio, Johnson rechazó de forma tajante la posibilidad de mantener la frontera abierta entre Irlanda (que seguirá siendo parte de la Unión Europea) e Irlanda del Norte (que saldrá junto con el resto del Reino Unido). Esta frontera, que se conoce como Irish Backstop, es uno de los puntos más agudos del Acuerdo y, con su negativa a reconsiderar el asunto, Johnson amplió la brecha política no solamente con la Unión Europea, especialmente con Francia, sino y más gravemente, con Irlanda.
![]() Foto: Facebook Parlamento Inglés |
La paz entre Irlanda y el Reino Unido es el fundamento de la permanencia de Irlanda del Norte en el Reino Unido. Por eso Irlanda es clave en las negociaciones sobre las futuras relaciones entre el Reino Unido y la Unión Europea después de Brexit, pero también es algo mucho más delicado, pues en el fondo se trata de mantener la integridad territorial del Reino Unido.
Sin embargo, después de visitar Berlín y Paris y finalizando la reunión de G7, el pasado 25 de agosto, Boris Johnson dejó muy claro que irá por un Brexit “duro” el 31 de octubre si no logra un acuerdo. Y, según él, cualquier nuevo acuerdo tiene que eliminar el Irish Backstop.
De forma similar, un Brexit duro podría propiciar un movimiento independentista de Escocia, que votó abrumadoramente NO en el referendo del Brexit, apoyando que el Reino Unido se mantuviese en la Unión Europea. Según una nueva encuesta, realizada por el encuestador Lord Ashcroft, en caso de un referendo, el 46 por ciento de los encuestados votarían a favor de la independencia de Escocia frente a un 43 por ciento en contra.
Por otro lado, en el caso de no tener un acuerdo con la Unión Europea, el Reino Unido no cumplirá con los 39 billones de libras (71 billones de dólares) de futuras obligaciones asumidas en su Acuerdo del Brexit.
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¿Cómo funcionaría la suspensión del Parlamento?
La Reina aceptó la petición de Boris Johnson de suspender el Parlamento antecediendo el Discurso de la Reina, pues no tenía otra opción que seguir el consejo de su Gobierno. El Discurso de la Reina es una lista de propuestas de leyes que el Gobierno espera que el Parlamento apruebe durante el próximo año. Por convención, es anunciado por el Soberano en presencia de los diputados, pares y otros dignatarios en la Cámara de los Lores.
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El período de tiempo de suspensión varía —en 2016 el Parlamento estuvo cerrado por cuatro días hábiles, mientras que en 2014 se cerró durante 13 días—. Esta vez, si el Parlamento fuera suspendido en la fecha propuesta del lunes 9 de septiembre, se cerraría durante 25 días hábiles antes del Discurso de la Reina, programado para el 14 de octubre.
¿Pero cuál es el objetivo? Johnson teme que el Parlamento bloquee el Brexit “duro” o sin acuerdo que él está decidido a ejecutar. Dado que este es el tema más importante de la nueva agenda legislativa, suspendiendo el Parlamento el gobierno logra recortar de manera sustancial el tiempo disponible para que el Parlamento discuta el Brexit.
La paz entre Irlanda y el Reino Unido es el fundamento de la permanencia de Irlanda del Norte en el Reino Unido.
A menos que el Parlamento logre detenerlo, la salida del Reino Unido ocurrirá en forma automática el 31 de octubre (con o sin acuerdo). Únicamente el Parlamento puede pasar un acto legislativo para aplazar la fecha de Brexit y al menos evitar que se lleve a cabo sin un acuerdo. Pero para eso el Parlamento debe funcionar y no ser suspendido, de lo contrario no tendrá el tiempo requerido.
Para los opositores del Brexit duro quedan entonces pocas opciones. La primera es la posibilidad de que las cortes revoquen el consejo que la Reina recibió del Gobierno y reversen la suspensión del Parlamento. La otra es que el mismo Parlamento, bajo el liderazgo del Portavoz de la Cámara Baja (House of Commons) tome la decisión de no atender la suspensión y seguir en funciones. Sin embargo, la constitucionalidad de esta última decisión podría ser cuestionada y forzaría al Parlamento a pararse deliberadamente contra su Gobierno.
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Las reacciones frente a la suspensión
Frente al anuncio de la suspensión del Parlamento, no se hicieron esperar las reacciones fuertes de rechazo de los actores políticos del Reino Unido.
El líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, en una carta enviada en forma inmediata a la Reina expresó su descontento y dijo que «protesto en los términos más fuertes posibles en nombre de mi partido y creo que todos los demás partidos de la oposición se van a unir a esto». El líder del Partido Liberal Demócrata Jo Swinson consideró que Johnson se está embarcando en un «curso de acción peligroso e inaceptable» y que «cerrar el Parlamento sería un acto de cobardía”.
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El portavoz de la Cámara de los Comunes del Reino Unido, John Bercow (del Partido Conservador), también reaccionó sin ninguna espera, diciendo que la decisión del Gobierno «representa una atrocidad constitucional» y que «es ciegamente obvio» que el propósito de la suspensión «sería detener al Parlamento debatiendo el Brexit y poder cumplir con su deber de ajustar el rumbo del país».
Por otro lado, las reacciones eufóricas del líder del Partido pro-Brexit, Nigel Farage, explican las intenciones políticas más profundas de la decisión insólita del Gobierno de Boris Johnson. Farage pronostica que, tan pronto el Parlamento se reúna en la semana del 2 de septiembre, la oposición va a propiciar una moción de censura en contra del gobierno.
Lo curioso es que, aún si la oposición gana la moción de censura, no tendrá tiempo para formar un gobierno alternativo si el Parlamento se suspende. Deberá esperar entonces a unas elecciones generales. Curiosamente, Johnson y especialmente Farage no temen a las elecciones generales, porque esperan que ocurran después del Brexit, que les generaría un capital político dentro de los votantes Brexitistas, especialmente si la salida se da sin un acuerdo.
Es claro que lo que pasa en este momento en el Reino Unido en realidad no es nada diferente a un juego político bastante sucio de parte del Partido Conservador para mantenerse en el poder. Lo que está en juego no es realmente el Brexit y menos mantener el orden constitucional. Es un claro ataque del populismo político contra la democracia utilizando la institucionalidad constitucional.
* Profesora de la Universidad Javeriana, abogada de la Universidad ELTE de Budapest, con LLM de London School of Economics and Political Science, y doctora en Sociología Jurídica e Instituciones Políticas del Externado de Colombia, cónsul honoraria de Hungría. ildiko@javeriana.edu.co