La elección de Boris Johnson como Primer Ministro augura grandes cambios para el Reino Unido. ¿Se quedará en la Unión Europea o, por el contrario, saldrá sin acuerdo?
Ildikó Szegedy-Maszák*
El plazo se está agotando
El pasado 25 de julio el Partido Conservador (Tory) escogió a Boris Johnson para que reemplazara a Theresa May en el cargo de Primer Ministro.
May renunció porque no logró convencer al Parlamento Británico de que apoyara el acuerdo del Brexit que negoció durante dos años con la Unión Europea. Tan solo este año, el Parlamento rechazó tres veces su propuesta.
Johnson aceptó este cargo con la intención de concretar la salida del Reino Unido de la Unión Europea. De hecho, uno de los primeros envíos que hizo a la residencia del primer ministro fue un reloj en cuenta regresiva que dice “Vamos a cumplir Brexit y salir de la Unión Europea en…”. En el momento de poner en funcionamiento el reloj mostraba escasos 92 días y 4 horas.
No obstante, en la actualidad, el mayor problema del Reino Unido no es el Brexit sino la inmensa división que experimenta la sociedad inglesa debido a la polarización que han provocado sus dirigentes políticos. Resulta paradójico que el Partido Conservador haya escogido a Johnson para manejar esta crisis, pues él fue uno de los políticos que más la propició.
El nuevo primer ministro
El repudio que siente Johnson por la Unión Europea tiene una larga historia. Entre 1989 y 1944, cuando trabajó como corresponsal de la Unión Europea en el Daily Telegraph, fue acusado de ser el inventor del “Euromith”, un género periodístico que hoy en día denominaríamos fake news o falsas noticias. De acuerdo con sus críticos, en ese entonces cambió detalles importantes en sus reportajes e inventó historias con el fin de crearle mala fama a la Comisión Europea y así preparar el terreno para el Brexit.
El mayor problema del Reino Unido no es el Brexit sino la inmensa división.
Johnson fue escogido como miembro del Parlamento Británico en 2001, y aunque dejó su curul durante ocho años para ejercer el cargo de alcalde de Londres, regresó en 2015. Posteriormente se convirtió en el Secretario (Ministro) de Relaciones Exteriores de May y permaneció en su gabinete hasta 2018. Ese año renunció porque estaba en desacuerdo con la forma como la entonces Primera Ministra estaba llevando a cabo el Brexit. De hecho, cuando aún era secretario, rechazó abiertamente el backstop irlandés, es decir, la medida diseñada para mantener abierta la frontera entre Irlanda —que es y seguirá siendo parte de la UE— e Irlanda del Norte —que por supuesto es parte del Reino Unido—.
![]() Foto: Facebook Boris Johnson |
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El problema sin salida
Hasta el día de hoy, el backstop irlandés sigue siendo el punto más discutido del acuerdo y podría ser el culpable de un Brexit “duro” o de una salida sin acuerdo:
- Desde el punto de vista de la Unión Europea, esta medida es necesaria para garantizar el funcionamiento del mercado común.
- Para los partidarios del Brexit puro, como Johnson, se trata de una trampa para encerrar al Reino Unido en el sistema regulatorio de la Unión Europea.
- Para Irlanda, es la garantía para mantener vigente los Acuerdos de Paz de Viernes Santo, que pusieron fin a la sangrienta guerra civil y que regula la relación entre Irlanda, Irlanda de Norte y el Reino Unido.
Durante su campaña, Johnson dejó claro que volvería a Bruselas para renegociar el backstop y que en caso de que la Unión Europea rechazara su propuesta, la abandonaría el 31 de octubre sin ningún acuerdo. Por su parte, la Unión Europea sostiene que no está dispuesta a renegociar el acuerdo de salida y que la única concesión posible es detallar el funcionamiento de una frontera abierta para Irlanda en la Declaración Política del Acuerdo. Sin embargo, por las vacaciones de verano, es casi imposible que estas negociaciones concluyan antes del día Brexit.
¿Brexit duro?
Indudablemente, Johnson está dirigiendo al Reino Unido hacia el Brexit duro. Así lo dejó claro el día que se posesionó, pues reestructuró la mayoría del gobierno llenando las posiciones claves con brexistas puros.
Johnson está dirigiendo al Reino Unido hacia el Brexit duro.
- Dominic Raab, su secretario de Relaciones Exteriores y primer secretario de Estado, es un derechista del partido conservador que durante su campaña amenazó con cerrar el Parlamento Británico y sacar al Reino Unido de la Unión Europea sin acuerdo en contra de la voluntad de los parlamentarios británicos.
- Así mismo, Sajid Javid, el nuevo secretario de Hacienda, es un exbanquero euroescéptico de larga trayectoria.
- Por su parte, Priti Patel, nueva secretaria del Interior es otra derechista fuerte. De hecho, fue despedida del gobierno de May en 2017 por organizar reuniones con políticos israelíes sin informar al gobierno británico.
- Michael Gove, Canciller del Ducado de Lancaster, es otra figura interesante, pues trabajó con Johnson en la campaña “Leave”, se distanció de él durante la campaña de May, lo criticó fuertemente por su apuesta por el Brexit duro, pero se reconcilió con él recientemente y actualmente es el encargado de coordinar la ejecución de este proyecto político.
Además de la composición de su gabinete, otras señales permiten afirmar que el gobierno británico está preparándose para el Brexit duro: en sus primeras visitas como primer ministro a Escocia, Gales e Irlanda del Norte, Johnson no usó un tono conciliador e ignoró las preguntas sobre las nefastas consecuencias económicas que podría dejar ese proyecto político, especialmente aquellas que sugerían que el independentismo en el Reino Unido podría dispararse propiciando su desintegración.
Como si fuera poco, el pasado 1 de agosto anunció que destinarían 2,1 billones de libras de gasto público en el Brexit, lo que suma un total de 6,3 billones de libras.
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![]() Foto: Facebook Dominic Raab |
¿Hay futuro?
Si bien el triunfo del populismo político que encarna Johnson es causa y efecto del Brexit, el retiro de la Unión Europea podría ayudar a los británicos a que retornen a un camino compartido y superen las peligrosas telarañas del populismo. A pesar de que el parlamento británico se desgastó por el debate del Brexit, aún es el espacio donde los políticos pueden intentar reestablecer la dignidad política.
Para ello deben demostrar que la sensatez británica aún existe y preguntarle a la población qué es lo que realmente quiere para su país, bien sea a través de otro referéndum sobre el Brexit o mediante elecciones parlamentarias. Si la sensatez británica aún existe, esas votaciones superarán las noticias falsas y otras trampas del populismo. Esperamos que con esta dura lección los británicos por fin encuentran un camino compartido que los aleje del abismo del populismo político.
*Profesora de la Universidad Javeriana, abogada de la Universidad ELTE de Budapest, con LLM de London School of Economics and Political Science, y doctora en Sociología Jurídica e Instituciones Políticas del Externado de Colombia, cónsul honoraria de Hungría. ildiko@javeriana.edu.co