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Las dos guerras de Ucrania

Escrito por Hernando Gómez Buendía

Es como dijo Hemingway: «No preguntes por quién doblan las campanas; están doblando por ti».

Hernando Gómez Buendía*

Hace un año creíamos que Rusia derrocaría al gobierno de Ucrania y anexaría las provincias de Donetsk y Lugansk, donde predominan la lengua y la cultura rusas.

Pero el conflicto se ha complicado de manera creciente, porque en Ucrania no hay una guerra sino dos guerras simultáneas: una guerra local o fronteriza y otra guerra global o geopolítica. La primera guerra afecta poco a Colombia, pero la segunda nos afecta mucho, y por eso creo útil escribir sobre el tema.

Europa cambió para siempre. No seguirá viviendo bajo el paraguas militar de Estados Unidos; Alemania se rearma; Suecia y Finlandia (los neutrales de antes) se suman a la OTAN; los países bálticos y los del Este tienen la palabra; no más dependencia del gas que venía de Rusia, inflación, nuevos flujos de comercio…

El problema fronterizo tiene más de mil años de existencia y se debe a las tensiones interétnicas: el reino de Polonia, el gran ducado de Lituania y el de Moscú se alternaron como fuerza dominante en lo que hoy es Ucrania. En 1917 se creó la República Soviética de Ucrania como parte de la URSS, y en 1991 Rusia reconoció su independencia, con las fronteras actuales.

Pero Putin tiene razón: el oriente de Ucrania es parte del “espacio cultural y espiritual” de Rusia, que le fue arrebatado por Lenin en 1917 para consolidar su poder, y después por Occidente a raíz del colapso de la URSS. De aquí el apoyo del pueblo ruso a Putin, de aquí el hecho innegable de que en Donetsk y Lugansk sean muchos los que quieren reincorporase a la actual Federación de Rusia.

De aquí también la actitud vacilante de Occidente, que tuvo su más clara expresión cuando Putin invadió Crimea en 2014: hubo algunas protestas formales, pero la anexión fue aceptada como fruto de un “conflicto armado interno”. Sólo que esta aceptación de facto prohijó el separatismo armado en esas otras dos regiones, y que el retorno de Crimea a Ucrania sea hoy el punto intransitable de la guerra.

Y así llegamos a la segunda guerra que indiqué: Ucrania también es la frontera entre Rusia y Europa, porque Estados Unidos y sus socios había aprovechado la caída de la URSS para extender la UE y la OTAN a diez países en la anterior esfera de influencia de Rusia. Hasta que Ucrania, su vecino inmediato y más extenso, estaba a punto de ingresar a la OTAN.

Entonces Putin decidió o no tuvo más remedio que volver a invadir, y esta vez no en virtud de un “conflicto armado interno”, sino de la seguridad nacional de un pueblo con vocación de imperio y armas nucleares.

Pero el conflicto se ha complicado de manera creciente, porque en Ucrania no hay una guerra sino dos guerras simultáneas: una guerra local o fronteriza y otra guerra global o geopolítica. La primera guerra afecta poco a Colombia, pero la segunda nos afecta mucho, y por eso creo útil escribir sobre el tema.

Las implicaciones, riesgos e interrogantes geopolíticos de esta segunda guerra son inmensos:

-Europa cambió para siempre. No seguirá viviendo bajo el paraguas militar de Estados Unidos; Alemania se rearma; Suecia y Finlandia (los neutrales de antes) se suman a la OTAN; los países bálticos y los del Este tienen la palabra; no más dependencia del gas que venía de Rusia, inflación, nuevos flujos de comercio…

-Estados Unidos revive sus alianzas. ¿Será que sigue financiando a Ucrania, será que Trump es reelegido y se aparta de la OTAN?

-Ucrania no dejará de existir. ¿Pero cuál será su garantía de seguridad? ¿Y cuáles sus fronteras (Crimea, Donetsk, Lugansk)?

– ¿Será que Rusia se resigna a ser un eximperio, como Francia en Argelia o Inglaterra al final de la II Guerra? ¿Será que antes de eso apela a las armas nucleares?

– Lo más preocupante es China: ¿cuándo y cómo recuperará la isla de Taiwán?, ¿cómo responderán los Estados Unidos?

¿Y nosotros, Colombia? Ya estamos viviendo y en todo caso viviremos bajo un orden mundial muy distinto del que seguimos creyendo que existe.

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