El debate sobre la Capital mostró agudas diferencias, más la imagen de un futuro que es entre incierto y desesperanzador. Por de pronto: ¿qué le espera a Peñalosa con el nuevo presidente?
Efraín Sánchez*
Un debate peculiar
El debate transmitido por Canal Capital a poco menos de tres semanas de las elecciones congregó a cuatro candidatos a la presidencia: Iván Duque, Gustavo Petro, Germán Vargas Lleras y Humberto de la Calle.
El gran ausente fue Sergio Fajardo, quien prefirió ir a un programa radial con el que se había comprometido a esa misma hora. En las urnas bogotanas se verá qué tan serio pudo haber sido lo que algunos califican como error estratégico de Fajardo.
Movilidad, seguridad, medio ambiente, vivienda, educación, salud y posconflicto fueron los temas generales del debate. Y si embargo este no sirvió para conocer las pocas propuestas concretas o novedosas sobre la capital -aunque sí para que los televidentes se formaran una idea sobre varios asuntos políticos clave en este ambiente preelectoral-.
Si resulta elegido, Petro dará inicio inmediato a la licitación para construir, no el metro elevado cuyo proyecto está ahora en marcha bajo el alcalde Peñalosa, sino el metro subterráneo cuyo proyecto lideró durante su administración.
¿Qué va a pasar con temas más críticos de la ciudad donde la Nación tiene incidencia más directa, como decir el metro, o Transmilenio y sus troncales, o el pie de fuerza de la Policía metropolitana? ¿Qué va a pasar con otros temas en los cuales la Nación tiene interés pero no influencia, como la reserva Van der Hammen y las obras de infraestructura vial que están en curso? ¿A qué se va a enfrentar el alcalde Peñalosa bajo el nuevo presidente: ¿a un mandatario amistoso, hostil o indiferente?
Aquí vale la pena hacer referencia a Gustavo Petro, antecesor de Peñalosa, y quien según una encuesta en redes sociales fue el ganador del debate. Pero Petro probablemente no ganó por responder de la manera más convincente, sino porque fue el protagonista de la jornada- tanto por sus palabras como por ser tema del debate mismo-.
Este protagonismo se debió básicamente a que la pregunta tácita sobre el metro se refería a la suerte del proyecto si el presidente es Petro. La otra pregunta que flotaba en el ambiente aludía a las estrategias de los demás candidatos para restarle votos a Petro, quien está de segundo en las encuestas.
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Metro en el aire
![]() Reserva Thomas van der Hammen. Foto: Secretaría Distrital de Ambiente – Bogotá |
De la Calle comenzó la discusión al afirmar que si Petro resulta elegido, iniciará inmediatamente la licitación para construir el metro subterráneo que defendió como alcalde en lugar del metro elevado cuyo proyecto ya viene siendo impulsado por Peñalosa.
Petro en la Presidencia podría por supuesto reversar las decisiones financieras del CONPES y del CONFIS, pero esto causaría lo que de la Calle calificó como un “retroceso” en el proceso.
No se trataría de volver a comenzar, porque ya existen estudios para el metro subterráneo (aunque no tan avanzados como dice Petro). Pero sí habría que repetir todo lo que se ha avanzado en decisiones y aprobaciones financieras, por ejemplo las vigencias futuras de la Nación y del Distrito.
Además Petro, aun siendo presidente, no tendría garantías de que se le aprobaran las futuras vigencias nacionales para el metro subterráneo. Y es improbable que el Concejo de Bogotá -como está conformado- apruebe las del Distrito: recordemos que las vigencias para el metro elevado de Peñalosa se aprobaron con 27 votos a favor y apenas diez en contra.
En otras palabras, si se da un paso atrás, como quiere Petro, tomará muchos años volver al punto donde nos encontramos, después de cerca de sesenta años de intentos.
Y por su parte De la Calle, Duque y Vargas coincidieron en que, de ser elegidos, respaldarían el proyecto del alcalde Peñalosa.
El tema del metro resurgió con la pregunta de Duque a Petro sobre “si pensaba pasar por encima del alcalde para imponer su propio metro”. La respuesta der Petro: “no vamos a pasar por encima del alcalde. Lo vamos a convencer”. Y el argumento para convencerlo sería el de la financiación: “la Nación y sus recursos pueden hacer valer un proyecto que tiene el aval del Banco Mundial”. A ello Duque replicó que no se trataría de un convencimiento sino de un chantaje.
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Trasmilenio en veremos
![]() Propuesta del metro elevado en Bogotá. Foto: Secretaría Distrital de Movilidad – Bogotá |
El metro no es el único componente controversial de la movilidad en Bogotá, y por eso los conductores del debate preguntaron a los candidatos si ellos apoyarían la construcción de todas las troncales de Transmilenio que están previstas, incluidas las alimentadoras.
Todos los candidatos acertaron en afirmar que protegerían la reserva van der Hammen, pero poco acuerdo hubo en cuanto a las obras viales que la atravesarían.
- Petro, como era de esperarse, atacó el sistema diciendo que “es ineficiente porque tiene costos operacionales crecientes”, y presentó como alternativa el sistema férreo impulsado por energía eléctrica.
- De la Calle manifestó que hoy puede decirse que Transmilenio “está fracasando, porque los esfuerzos de la administración han ido a superar los obstáculos de los operadores y no del usuario”.
- Duque, al igual que De la Calle, se comprometió a avanzar en las troncales que hacen falta.
- Vargas se fue de nuevo contra Petro, acusándolo de no haber cumplido su compromiso de construir las troncales de la carrera 68 y la Boyacá.
Transmilenio por la séptima no se construiría si el presidente fuera Petro, De la Calle, o incluso Duque, quien dijo que la ciudad tenía que decidir qué es más importante, si ésta troncal, las de la 68 o la Boyacá.
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Medio ambiente y fuerza policial
Los temas ambientales surgieron sobre todo en el contexto de las obras viales, particularmente la ALO y la prolongación de la avenida Boyacá, que afectarían la reserva Van der Hammen, y la ampliación de la autopista norte con efectos complejos sobre los ecosistemas de los cerros y la sabana.
Todos los candidatos afirmaron que protegerían la reserva Van der Hammen, pero hubo poco acuerdo en cuanto a las obras viales que la atravesarían. La solución, tanto para esta reserva como para la autopista norte, sería construir grandes viaductos, y en esto concordaron Petro y Vargas Lleras, al paso que De la Calle condenó lo que llamó “la política del arrasamiento de bosques”.
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Tal vez el único tema sobre el cual hubo consenso fue el de la seguridad. Todos los candidatos subrayaron la necesidad de aumentar el pie de fuerza policial de Bogotá, pues su tasa por cien mil habitantes es extremadamente baja, aún dentro del concierto nacional. También todos coincidieron en la necesidad de mejorar los sistemas de inteligencia de la policía.
El tema de los reincidentes, fue calificado por Petro como “la señal del fracaso del sistema carcelario”. De la Calle sugirió que -aunque parezca obvio- hay que dirigir a las ciudades, especialmente a Bogotá, la fuerza policial que antes se destinaba al conflicto con las FARC.
Igual que ha sucedido con el metro, el aumento del pie de fuerza de la Policía de Bogotá ha sido objeto de debates y promesas durante décadas; pero al revés del metro, los avances han sido casi nulos.
Petro a la defensiva
![]() Alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa. Foto: Alcaldía Mayor de Bogotá |
Finalmente, la pregunta sobre cuál habrá de ser la relación del nuevo presidente con el alcalde Peñalosa dio lugar a comentarios no solo sobre el actual mandatario de la ciudad sino sobre su antecesor, Gustavo Petro.
Como el metro, el asunto del pie de fuerza de la Policía de Bogotá ha sido objeto de debates y promesas durante décadas, y siempre se ha remarcado la necesidad de aumentarlo.
Vargas Lleras se refirió al alcalde como “pésimo comunicador, y De la Calle dijo que “echaba de menos una mayor sintonía de la administración de Peñalosa con la comunidad”, criticándole el haberse “colocado (sic) de espaldas a la opinión” en temas como la reserva Van der Hammen, o los árboles derribados en el parque El Virrey.
Vargas y Duque se lanzaron en directo contra Petro, exaltando los esfuerzos de Peñalosa, el cual “está tratando de acertar”, habiendo recibido una ciudad en “situación catastrófica” (Vargas), o en “un estado de desgreño terrible” (Duque).
Petro se defendió, haciendo gala de lo que considera sus mayores logros:
- disminución de la pobreza multidimensional a la tercera parte,
- superávit en las finanzas públicas,
- disminución de la deuda
- mejora de las calificaciones de riesgo,
- mejoramiento de indicadores de mortalidad infantil y materna.
No obstante Vargas puso en tela de juicio las cifras de Petro y recordó una y otra vez el asunto de las casas gratuitas que ofreció el Gobierno nacional, con pocos resultados en Bogotá.
Sin duda alguna el más políticamente correcto con Peñalosa fue Duque, quien ofreció “trabajar para que el alcalde sea exitoso”, por la socorrida sentencia de que “si le va bien al alcalde le va bien a Bogotá”, lo cual es un deseo generoso, pero como están las cosas, esa frase puede resultar más perjudicial que beneficiosa para el candidato en términos electorales.
*Sociólogo y doctor en Historia Moderna Latinoamericana por la Universidad de Oxford.