Por paradójico que suene, el único factor de cohesión en Venezuela es Hugo Chávez. De ahí la conmoción provocada por su enfermedad. Una oposición débil y sin proyecto de sociedad espera su momento. Los militares no están dormidos. Las dosis de incertidumbre y de complejidad son altas: el candidato ideal para 2012 es…Hugo Chávez.
Francesca Ramos Pismataro*
Un país fracturado
La Venezuela de hoy es conducida mediante un hiper-liderazgo basado en el carisma personal de quien orienta un gobierno sectario, con altas dosis de desinstitucionalización y en medio de una sociedad fracturada.
Algunos lo llaman “un país con dos realidades”:
- un escenario político donde no solo no hay respeto mutuo entre los oponentes –el chavismo y la oposición –sino que no existe un mínimo diálogo entre ellos;
- con unas fuerzas militares seguramente dispuestas a jugar algún papel de árbitros políticos como en el pasado;
- unos partidos políticos “ineficaces” en cuanto al papel básico que deberían cumplir en una democracia.
Todo lo anterior sin contar con el hecho que el gobierno sigue siendo un “Estado Mágico” según la tesis de Fernando Coronil. Una sociedad embrujada por el encanto del oro negro, un Estado rentista que administra un capitalismo de Estado.
En un escenario así, la enfermedad reciente del presidente se ha convertido en el tema central de la vida del país. A un año y medio de las elecciones presidenciales, el panorama reviste obviamente una gran dosis de incertidumbre y de complejidad.
Entre el PSUV y la MUD
Imaginarse una Venezuela sin Chávez en el corto plazo es una tarea difícil y poco digerible para el chavismo y también para la oposición. Por más contradictorio que parezca, Chávez es por hoy un factor de cohesión y de estabilidad, tal vez el único, tanto para las fuerzas del chavismo –reunidas en torno al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV)– como para las de oposición organizadas en la Mesa de Unidad Democrática (MUD).
El PSUV fue creado en 2006 por Chávez con el propósito de unificar la dirección del proceso revolucionario. El partido como tal depende fuertemente del liderazgo presidencial. Sin éste, se dice que desaparecería y se disgregaría en facciones con intereses políticos y económicos diversos.
Recordemos que en el seno del chavismo cohabitan diferentes corrientes, unas más radicales y otras más pragmáticas – y que el Partido mal que bien posee una organización nacional, regional y local y una imbricación significativa en la estructura del Estado [1].
Por su parte, la MUD apareció hace tres años, como un esfuerzo para reorganizar la oposición, tratando de consolidar su estrategia unitaria. "Una amalgama de partidos de distintos tamaños, representaciones e ideologías, que se reúnen en una mesa de concertación para hacerle contrapeso a Chávez y a su proyecto, y derrotarlo en las urnas.
En efecto en la MUD figuran desde “partidos tradicionales” como Acción Democrática (AD), COPEI y el Movimiento al Socialismo (MAS), hasta partidos fundados bajo la vigencia de la nueva etapa política, como Un Nuevo tiempo (UNT), Primero Justicia y Podemos.
Hay partidos de línea opositora conformados a lo largo de los doce últimos años, y también partidos que rompieron con la órbita gubernativa para sumarse al campo opositor. Algunos poseen una dirección colegiada y otros están estrechamente vinculados a determinadas personalidades, y desde luego no faltan los “partidos portátiles o de maletín” que se crean para permitir una tribuna mediática a sus autores.
En cuanto a la dimensión ideológica, se encuentran partidos de la corriente social-demócrata: AD, UNT, y Alianza Bravo Pueblo (ABP); de la corriente socialcristiana: Copei, Proyecto Venezuela, Convergencia y en ciertos aspectos, Primero Justicia; de la corriente socialista-reformista: MAS, Causa R, Podemos; y de corriente de izquierda más radical como Bandera Roja" [2].
Una oposición singular y cuyo único factor que los mantiene juntos es Chávez. En la presente coyuntura de incertidumbre, Petkoff –líder histórico del MAS– advertía de manera acertada en un reciente editorial que “la unidad de la oposición es una necesidad estratégica, asociada no sólo al imperativo de ganar las elecciones sino al de asegurar, mediante esa unidad blindada, la gobernabilidad de un país que, una vez derrotado Chávez, presentará, sin embargo, serias dificultades políticas, económicas, sociales e institucionales a las cuales habrá que hacer frente todos juntos. Esa especulación absurda que rueda por ahí, de que una supuesta ausencia de Chávez de la competencia electoral haría innecesaria la unidad, no puede ser calificada sino como una estupidez” [3]
Oposición débil, militares atentos y salidas inciertas
Lo cierto es que el panorama es muy complejo para Venezuela. La política, altamente personalizada, gira hoy con más fuerza en torno a la figura de Chávez. Sin embargo, en la oposición el personalismo será variable clave también.
Son pocos los venezolanos que se sienten representados por algún partido político. Su adhesión al bando opositor es más por rechazo a lo que representa Chávez que por alguna filiación partidista. Pero además, ninguno de los partidos de oposición tiene fuerza nacional. Una oposición vista por muchos como débil y cuyo proyecto político para una “nueva Venezuela” aun se desconoce.
Ello incluso ha llevado a algunos a pensar que de ganar el candidato de la oposición en las próximas elecciones presidenciales de diciembre del 2012 podría presentarse un caos en el país, surgiendo la inquietud sobre el papel que desempeñarían los militares.
No olvidemos que este actor ha jugado un papel político de primera línea en la historia venezolana. Alzamientos militares han tenido lugar más de una vez y en situaciones distintas. Por ejemplo el siglo XX se inició con uno y terminó con dos intentos, sin enumerar los ocurridos a lo largo de la centuria. Y el siglo XXI se inauguró con uno nuevo.
Otros consideran que, de ganar la oposición, podría presentarse un escenario donde los moderados y pragmáticos de ambos bandos se aliaran, dejando de lado a los sectores más radicales, y encontrando una salida civil al conflicto político que podría presentarse: un nuevo mapa político soportado en un entendimiento que debería también aceptar las bondades sociales del actual gobierno.
Por ahora, tanto chavistas como opositores hacen votos por que Chávez recupere su salud y sea el candidato presidencial. Este parece el mejor escenario en la actual coyuntura política venezolana. Sin embargo, a año y medio de los comicios aún queda mucho en juego.
* Profesora y directora del Observatorio de Venezuela de las Facultades de Ciencia Política y Gobierno y de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario.
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Bibliografía
Ramos, Francesca; Carlos A. Romero y Hugo Eduardo Ramírez (Editores Académicos) (2010). Hugo Chávez: Una década en el poder. Bogotá: Centro Editorial del Rosario.