“Varèse, eras para nosotros, en la hora de nuestro fervoroso aprendizaje, un fenómeno extraño, errático, lejano, fabuloso.
Reseña escrita por:
David Jiménez *
“Varèse, eras para nosotros, en la hora de nuestro fervoroso aprendizaje, un fenómeno extraño, errático, lejano, fabuloso, separado por las dimensiones estalladas: tiempo y distancia. Un huracán mítico, de turbulentas percusiones”, escribió Pierre Boulez, en un emotivo homenaje póstumo al compositor, en 1965. “Marginal”, “solitario”, “inimitable” son los tres adjetivos con que Boulez retrata a Varèse en su texto. Otros agregan “enigmático” e “individualista”. Nacido en París, en 1883, de padre italiano y madre francesa, estudió en la Schola Cantorum con Vincent D’Indy y Albert Roussel y en el Conservatorio de París con Charles Widor. Emigró a los Estados Unidos en 1915, donde vivió el resto de su vida, en la ciudad de Nueva York. De sus comienzos musicales en Europa sobreviven muy pocas obras. Las que dan origen a su verdadera trayectoria como compositor se inician con Amériques para gran orquesta (1921, primera versión); Offrandes, dos canciones para soprano y pequeña orquesta (1922); Hyperprism para nueve instrumentos de viento y percusión (1923); Octandre para ocho instrumentos (1924); Intégrales para once instrumentos de viento y cuatro percusionistas (1925); Arcana para orquesta (1927) y Ionisation para trece percusionistas (1931). El impacto de estas piezas se debió sobre todo al desconcierto del público frente a una serie de sonidos que muy poco tenían que ver con las convenciones de la música, aun de la más avanzada. Sin preocupación por las tradiciones musicales, Varèse prescindía no solo de la tonalidad sino también de la orquesta clásica, con su repudio de las cuerdas y el predominio de la percusión, afirma Boulez. Varèse fue un precursor de muchas tendencias que vinieron después de él, entre ellas la música electrónica y la concreta. Él mismo declaró que había construido Intégrales para unos medios acústicos que todavía no existían. A veces da la impresión de que su obra está más cerca de la ciencia y de la invención tecnológica que del arte musical. “Me convertí”, dice Varèse, “en una especie de diabólico Parsifal, en busca no del Santo Grial sino de la bomba que haría explotar al mundo musical y que, por tanto, permitiría el paso de todos los sonidos, sonidos que hasta ahora se han tildado de ruidos”. Se trataba, según él, de “expresar el vórtice de la vida moderna, un universo de acero, de fiebre, de velocidad desenfrenada”, y de lograr la dinámica sensación del movimiento puro, de una precisión casi de máquina como puede sentirse en ciertos cuadros de los futuristas italianos Giacomo Balla y Umberto Boccioni. Varèse fue fundador, en 1921, de la International Composers' Guild, dedicada de forma exclusiva a la difusión e interpretación de la música contemporánea en Estados Unidos. Entre 1957 y 1958 compuso Poème électronique, para el pabellón Le Corbusier-Xenakis de la Exposición Universal de Bruselas, 1958. Murió en Nueva York, en 1965.
Videos:
Ionisation, 1929. Ensemble InterContemporain. Director: Pierre Boulez
Poème électronique pour « sons organisés », 1957-1958. Enlace a un artículo sobre Le Corbusier-Xenakis-Varèse, en francés. Al final del artículo, un video con la música de Poème électronique.
Para ver este video siga este link.
Density 21,5 pour flûte, 1936. Flauta: Laura Pou
*Cofundador de Razón Pública. Para ver el perfil del autor, haga clic aquí.