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Predecir desde el futuro: la última encuesta Invamer

Escrito por Andrés Segura
Andres Segura

Los resultados de las encuestas Invamer durante el paro nacional dicen cosas importantes sobre el estado de la opinión y las tendencias que puedan esperarnos. “Las revoluciones suceden cuando ya se han dado”.

Andrés Segura*

Nuevas realidades, nuevas metodologías

La semana pasada se publicó la encuesta Invamer Poll (antes conocida como Gallup Poll), que lleva más de 27 años siguiendo la percepción de los colombianos acerca de temas generales de interés para el país.
Pero esta vez resulta inevitable leer los resultados de la encuesta a la luz del paro nacional que ya cumplió un mes y que supera en duración e intensidad a las protestas sociales anteriores.
Esta edición de la encuesta incluyó un ajuste metodológico para considerar el efecto de las protestas. Ya se habían presentado los resultados de finales de abril, siguiendo la frecuencia bimestral de sus reportes; pero, en la primera quincena de mayo, también hicieron dos mediciones adicionales sobre algunas preguntas.

Sin grandes cambios

Contra lo que podría pensarse, las cifras de esta encuesta muestran cambios significativos en unos pocos ítems: contradicen la intuición de que estos procesos sociales cambian profundamente la percepción ciudadana.

En contraste con lo anterior y por ejemplo, el paro agrario de 2013 marcó un antes y un después en la popularidad del gobierno Santos.
Por supuesto será necesario revisar la siguiente medición, que se espera para finales de junio o principios de julio; la nueva encuesta permitirá corroborar cualquier tendencia que se haya detectado durante estas semanas.

Del pesimismo al optimismo

Desde 2013, los encuestados creen que Colombia está empeorando. Las cifras habían aumentado hasta llegar al punto más alto a comienzos de la protesta (90 %). Esta encuesta arrojo un resultado similar a las últimas que se habían hecho bajo el actual gobierno (81 %). Esto hecho merece mucha atención.
Aun así, en la medición entre mediados y finales de mayo, es notable el aumento en el número de quienes creen que el país está mejorando: del 3 % al 14 %. Este hallazgo se registra de manera similar en las cinco ciudades medidas.
Habría dos interpretaciones posibles de este hallazgo que puede parecer inesperado:

  • con la caída de las reformas tributaria y de salud a causa de las protestas, se siente que estas manifestaciones pueden traer cambios positivos;
  • se percibe que los hechos violentos de las primeras semanas de protesta se redujeron y que estamos volviendo a la normalidad.

Actitudes frente al paro

En cuanto a las actitudes frente al paro hay que decir que el 89 % de la gente apoya las manifestaciones y el 79 % reconoce su naturaleza ciudadana; pero el 95 % rechaza la violencia y el vandalismo en las protestas. Este hecho representa un reto para los líderes políticos, que deben ofrecer soluciones complejas o donde se recojan esas dos perspectivas.

Desafortunadamente, los discursos que más resuenan en el debate público se enfocan en uno solo de los extremos. Veamos:

Las grandes preocupaciones

Desde las mediciones de 2020, la corrupción y la economía sobresalen como temas que más preocupan a los ciudadanos. Así se marca distancia con la seguridad, que históricamente tenía un papel más protagónico.
Lo anterior indica que la percepción acerca de estos dos elementos va de la mano con el descontento actual: no pueden analizarse como preocupaciones separadas.
Las protestas comienzan con la corrupción como el principal motivo de descontento, lo cual se relaciona directamente con el rechazo hacia la gran mayoría de instituciones y personajes que están en la política. Claramente, esto influyó en el éxito de la convocatoria ciudadana de las protestas.

El 89 % de la gente apoya las manifestaciones y el 79 % reconoce su naturaleza ciudadana; pero el 95 % rechaza la violencia y el vandalismo en las protestas

Así mismo, los indicadores de estado de ánimo en temas económicos son tradicionalmente pesimistas; son los que tienen peores resultados entre todos los asuntos consultados.
Entre las tres mediciones que se hicieron para este último informe de Gallup transcurrieron de tres a cuatro semanas. Durante ese lapso, el orden de prioridad se invirtió: la corrupción fue la principal preocupación al comienzo de las protestas, pero al final de las protestas, fue la economía.
Los bloqueos y el desabastecimiento que producen han afectado la vida cotidiana, los empleos y —claro está — los ingresos. Por eso en la última medición la economía ocupa el primer lugar. Es lo que enseña la gráfica siguiente:

Foto: Alcaldía de Bogotá La pandemia situó a la pobreza y a la falta de oportunidades en los primeros lugares de las preocupaciones de la gente.

Ganadores y perdedores

La opinión favorable sobre los empresarios aumentó un 12 % durante las protestas. Esto puede explicarse por la conmiseración con las dificultades que han sufrido. Es una oportunidad inesperada para que los empresarios asuman mayor protagonismo en la reactivación económica y para que propongan soluciones a los problemas de Colombia.

Además de este cambio en la imagen de la clase empresarial, se constatan pocas diferencias en la favorabilidad de personajes o instituciones. Con respecto a los liderazgos nacionales, se confirmaron tendencias que ya existían.
Por ejemplo, justo antes de las protestas, la gestión del presidente Duque tenía un 21 % de aprobación: hasta entonces, su porcentaje más bajo. Con las protestas, bajó a 17 % y 18 % en las dos mediciones siguientes, respectivamente.
Hubo otras caídas significativas en favorabilidad durante este periodo:

  • la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez (de 26 % a 22 %);
  • Álvaro Uribe (de 30 % a 20 %);
  • Germán Vargas Lleras (de 30 % a 18 %).

Son los porcentajes de favorabilidad más bajos que se hayan registrado para estas tres personas. Para Ramírez y Uribe, se acentúa la tendencia negativa de los últimos meses.
La favorabilidad de los demás líderes nacionales incluidos en la encuesta se mantiene dentro del margen de error: su participación no ha sido relevante en la crisis actual. Este es otro síntoma de la dificultad de encontrar caminos para aprovechar esta situación y, así, ganar mayor reconocimiento o apoyo en un escenario casi preelectoral.
Que haya pocos cambios de opinión también indicaría que las estrategias de esos presuntos líderes (si es que han tenido alguna) no están teniendo el efecto esperado, o que las posiciones de la ciudadanía frente a ellos o ellas están muy cimentadas, de modo que se necesitarían esfuerzos especiales para modificarlas.

Justo antes de las protestas, la gestión del presidente Duque tenía un 21 % de aprobación: hasta entonces, su porcentaje más bajo. Con las protestas, bajó a 17 % y 18 % en las dos mediciones siguientes

En el caso de las instituciones, hay que resaltar el caso de la fuerza pública: pese a que estuvieron tan expuestos ante el público durante estas protestas, mantienen las tendencias que traían desde mediciones anteriores (entre 60 % y 58 % para las fuerzas militares y entre 43 % y 40 % para la Policía).
Esta situación ha reafirmado apoyos y rechazos previos. Por lo tanto, puede pensarse que su imagen en este momento no se relaciona con su gestión, sino con la percepción del papel que deberían tener en la democracia.
Los sindicatos y la JEP han sabido sacar provecho de las manifestaciones. En relación con los primeros, se ha reconocido el Comité del Paro y las convocatorias que ha encabezado; esto ha mejorado su imagen (de 43 % a 52 %). En relación con la JEP, su imagen mejoró del 27 % al 47 %: es símbolo de los avances que nacieron de los diálogos con las extintas FARC

Los síntomas que se dejan pasar

Normalmente, los “grandes acontecimientos” —como suponemos que es o puede llegar a ser esta manifestación— son más consecuencias que causas.
Esta lectura que ofrece la encuesta Invamer Poll señala elementos que explican buena parte de la situación actual. Es muy sencillo predecir desde el futuro. Aun así se observan algunos signos de cuáles caminos podría tomar Colombia.
Alguien, hace varios años ya, me compartió una cita cuyo autor no recuerdo: “Las revoluciones solo suceden cuando ya se han dado”. Es indispensable tomar algo de distancia (y de aire) para observar desde una perspectiva amplia los acontecimientos y no sucumbir bajo el peso de los hechos.

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