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Por: Oscar Iván Zuluaga Candidato por el Centro Democrático Mano Firme Corazón Grande
La primera reforma que propuse fue la reducción del Congreso en un 20%, eliminando las comisiones cuartas de la Cámara y el Senado.
Segundo: eliminación de las contralorías municipales y abrir la discusión para las contralorías departamentales, muchas de las cuales se han convertido más en fortines burocráticos locales que en órganos con capacidad de ejercer control efectivo sobre el gasto público.
Tercero: se necesita reformar el mecanismo de elección del Senado. Soy partidario de que la composición del Senado sea mixta, con algunos senadores elegidos por circunscripción nacional y otros, regional.
Cuarto: las listas de los partidos a las corporaciones públicas deben ser cerradas, acabando con el voto preferente, que tiende a distorsionar el sistema electoral. Ahora bien, esa reforma requeriría una profunda democratización de los partidos que, conjugada con la lista cerrada, fortalecería nuestra democracia.
El otro punto de la reforma política es la reelección de alcaldes y gobernadores. He sido partidario de la reelección inmediata para el Presidente, para los alcaldes y para los gobernadores porque creo que los ciudadanos tienen derecho a ejercer un voto que premie o castigue a sus gobernantes.
Es sano para la democracia que sean los ciudadanos quienes, a través de la posibilidad de la reelección, den su veredicto sobre el desempeño de un gobierno. Naturalmente, la extensión de la reelección a alcaldes y gobernadores requiere una estructura de contrapesos para evitar el despilfarro y el abuso con los dineros públicos.
Aunque sigo convencido de las bondades de la reelección, la experiencia de esta campaña demuestra que es necesario fortalecer mucho más la Ley de Garantías.
Me parece que el gran reto en materia política es la reforma al régimen electoral, a la forma como se están procesando las elecciones y la manera como votan los colombianos.
En ese sentido la lista cerrada va a evitar ese porcentaje tan alto del voto nulo. Es una barbaridad que el 10% de los ciudadanos no puedan expresar su intención correctamente a la hora de votar, y que sus tarjetones sean nulos. Si todas las listas fueran cerradas se reduciría sustancialmente el número de ciudadanos que, queriéndolo, no logran influir en el resultado. Creo que hay que trabajar más en el tema de las normas electorales, de las normas de elección y de la contabilización de los resultados.
En cuanto al período del Procurador General de la Nación, está bien que se abra el debate, aunque creo que no es el problema de fondo: es más importante concentrarse en que las leyes que ya existen funcionen, en que los partidos se fortalezcan y se abran más espacios de renovación en la política. En relación con la figura del Vicepresidente, creo que las razones de la constituyente de 1991 para crear la figura están plenamente vigentes: quien reemplaza a un Presidente debe derivar su legitimidad del respaldo popular directo.
En relación con la llamada ‘papeleta por la paz’ para refrendar los diálogos con las Farc, tenemos grandes preocupaciones. Primero, porque la paz no se alcanza con una papeleta, sino con hechos concretos de voluntad de paz por parte de las Farc. En segundo lugar, porque no es serio que se busque refrendar en las urnas algo que no se conoce: los acuerdos de La Habana siguen haciéndose de espaldas al país y la ciudadanía no los conoce.
Por último, la "papeleta" es una invitación al proselitismo armado de las Farc. La guerrilla recurrirá a todo mecanismo de intimidación para presionar a la ciudadanía e inducirla a marcar la "papeleta", violentando así la democracia.