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Las familias colombianas: no hay un modelo único

Escrito por Yolanda Puyana
Yolanda Puyana

Yolanda-PuyanaEl Procurador e incluso la Constitución creen que la familia es necesariamente nuclear y heterosexual. Pero la última Encuesta Demográfica demuestra que en Colombia hay muchos otros tipos de familia, un hecho abrumadoramente confirmado por los estudios históricos y antropológicos. La ley no debe estar al servicio de unos pocos.

Yolanda Puyana Villamizar*

Debate necesario 

Cuando están a punto de dictarse fallos trascendentales para gays o lesbianas en torno al derecho de adoptar hijos o hijas, el procurador Alejandro Ordóñez ha invocado la Constitución para oponerse a la aprobación de nuevas formas de unión familiar entre personas del mismo sexo.  

Dado que la Constitución de 1991 define a la familia como la "institución básica de la sociedad, cuya conformación se origina en vínculos naturales o jurídicos, por la decisión libre de un hombre y una mujer de contraer matrimonio o por la voluntad responsable de conformarla", el procurador sostiene que la familia no puede implicar "sino una pareja heterosexual y una decisión libre de formarla". 

Además comparte una metáfora usada por quienes creen, desde una ideología familista, que la sociedad tiene la forma de una cebolla, cuyo núcleo, o cuya "célula básica" es la familia. 

Pero tanto en la Constitución como en la mente del procurador persiste una imagen de la familia con una única conformación: la nuclear y heterosexual; – esposo y esposa con hijos- como si las formas familiares no cambiaran, como si el grupo estuviera excluido de nuevas conformaciones culturales y su definición obedeciera a leyes divinas o al orden biológico trasladado al orden social. 

Por el contrario, un rápido examen al proceso de construcción del concepto de familia nos lleva a proponer una visión distinta de estos grupos, comprendiendo que tienen un carácter histórico – es decir, humano – que son cambiantes y responden al contexto social. 

Con el objeto de sustentar esta afirmación invito a un breve pero rico examen del origen del concepto de familia desde la antropología y a observar las distintas conformaciones de los hogares en Colombia que se alejan, cada vez más, del hogar nuclear integrado por una pareja y los hijos e hijas. 

Funciones universales, formas diversas 

El concepto de familia se remonta a la Roma Imperial cuando – en medio de un patriarcado absoluto – se definió el grupo familiar como compuesto por un padre, adulto mayor, dueño de las mujeres, los hijos, los siervos y los animales. 

Calificar a la familia como una construcción histórica lleva a reconocer que varían sus caracterís­ticas, su dinámica y sus funciones, ya que sus miembros desarrollan variadas estrategias de sobrevivencia frente a las demandas de la sociedad. 

Por ejemplo, un campesino cuya economía productiva depende de la fuerza de trabajo de la familia, tiende a procrear muchos hijos, que aprenden a laborar con sus padres desde pequeños, pues se integran rápidamente a la vida adulta y contribuyen a la explotación económica de la parcela. 

En contraste, nosotros, citadinos y citadinas asalariados, planificamos los hijos a partir de los altos costos que su formación demanda y por lo general, presentamos una fecundidad baja. 

Claude Lévi-Strauss[1], en una discusión clásica sobre la universalidad de la familia, define dos características complementarias. Primero, como estructuralista, afirma que las funciones de la familia son universales y destaca las relaciones de parentesco, la procreación y la socialización de las nuevas generaciones, el matrimonio como vínculo reglamentado por la sociedad, la regulación de la vida sexual y la división sexual del trabajo. 

Al mismo tiempo, destaca su diversidad, en tanto varía la forma como las familias cumplen con estas tareas según los contextos culturales donde se desenvuelven. Lévi-Strauss plantea que su estructura se mueve desde el llamado tipo nuclear compuesto de padre, madre e hijos e hijas, hasta grupos que delimitan la relación conyugal a contactos esporádicos entre los sexos. 

En unas culturas, por ejemplo, se reglamenta el matrimonio de una adulta con un niño pequeño, para que la esposa críe a su propio marido. En otras, a las mujeres casi niñas se les asigna un marido ya adulto. También persisten funciones prohibidas diferentes para cada sexo y regulaciones de la sexualidad muy diversas. 

En el caso de los Chibchas, las relaciones de parentesco que regulaban las familias se definían por vía uterina y el tío materno era considerado el padre de los hijos o hijas. 

Refiere Lévi-Strauss que "No todos los grupos familiares son heterosexuales. En grupos africanos, por ejemplo, ciertas mujeres de cargo elevado estaban autorizadas a casarse con otras mujeres que, mediante el uso de amantes varones no reconocidos les dieran hijos. La mujer noble se convertía en el padre de los hijos de su esposa y transmitía a éstos, de acuerdo con el derecho paterno vigente, su propio nombre, estatus y riqueza". 

Sobre la relación entre familia y cultura, otras miradas clásicas de la antropología hicieron su aporte desde comienzos del siglo XX. Por ejemplo, Margaret Mead[2] encontró diferencias significativas en la forma cómo interactúan hombres y mujeres, por lo cual propuso comprender el sexo como moldeado por estas diferencias y no como tendencia natural. 

La familia colombiana, diversidad y movilidad 

En el caso de Colombia podemos destacar también la persistencia de múltiples formas familiares, en las que la familia nuclear ya referida, solo ha existido como una más

Desde la colonia, por ejemplo, los historiadores han destacado el mestizaje como parte de nuestra configuración y que, en últimas, somos hijos e hijas del pecado y de la ilegalidad[3]. 

A mediados del siglo XX, Virginia Gutiérrez de Pineda[4] destacó cómo en el país las formas familiares habían sido muy variadas; por ejemplo, en las costas Atlántica y Pacífica han primado la ilegalidad y la familia extendida; pero en otras regiones, como la cundi-boyacense, a pesar de la formalidad, ha sido corriente la presencia de madres solteras y de las uniones entre hombres ricos y mujeres pobres. 

Las formas familiares variadas siguen presentándose hasta nuestros días. Basta reconocer los resultados de la última Encuesta de Demografía y Salud de Profamilia del 2010[5]: al comparar los últimos datos con los del 2005, se revela un descenso de los matrimonios católicos, con el consabido aumento constante de la unión libre, el incremento de los hogares encabezados por mujeres, una notoria disminución de los hogares nucleares completos[6] y el correlativo aumento de los llamados hogares incompletos. 

En el país no todos los niños conviven con sus progenitores: "El 56 por ciento de los niños viven con ambos padres, 32 por ciento con la madre, 3 por ciento solo con el padre y 7 por ciento con ninguno de los dos"[7]. 

Otros estudios han indicado la persistencia de formas familiares en situación de transnacionalidad[8], derivada de los procesos de globalización laboral, situación en la cual madres y padres han tenido que migrar al exterior, si bien mantienen los vínculos afectivos y de proveeduría. 

¿Rigidez o flexibilidad? 

La enorme complejidad de las formas familiares y sus cambios en medio de un contexto social, económico y cultural también cambiante nos invitan a reflexionar acerca de los grupos familiares y a verlos como son: heterogéneos, históricos y variables. 

Me pregunto si al legislar no será necesario hacer el esfuerzo de anteponer una mirada ciega e ideologizante frente a las evidencias que las ciencias sociales están mostrando. Si un 7 por ciento de niños y niñas colombianos viven solos, ¿por qué no facilitar la adopción a quienes quieren este proyecto de vida? ¿Hasta dónde un legislador debe anteponer sus homofobias y su mirada rígida sobre la familia, en vez de aceptar que esta es una institución cambiante y dinámica? 

* Profesora e investigadora de la Universidad Nacional de Colombia.

Notas de pie de página
 


[1] Levi-Strauss, Claude Polémica sobre el origen y la universalidad de la familia. Ed. Anagrama. (1973) 

[2] Mead, Margaret. Sexo y Temperamento: en tres sociedades primitivas. Paidos (2006) 

[3] Dueñas, Guiomar. Los hijos del Pecado. Universidad Nacional de Colombia. (1997) 

[4] Gutiérrez de Pineda Virginia. Familia y Cultura en Colombia. Universidad de Antioquia. (1996) 

[5] Profamilia. Encuesta de Demografía y Salud. Bogotá, Colombia. ( 2010) 

[6] El término hace referencia a la cohabitación de los miembros de la pareja. 

[7] Profamilia. (2010) Encuesta de Demografía y Salud. Bogotá, Colombia. 

[8] Puyana, Yolanda et al. Cambios y conflictos de los grupos familiares a partir de la migración internacional. www.humanas.unal.edu.co

 

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