
Gracias a la alta seroprevalencia y a la vacunación masiva, la COVID-19 ha dejado de ser una amenaza grave para la mayor parte de la población colombiana.
David Bautista Erazo*
¿Qué es la seroprevalencia?
El año pasado, el Instituto Nacional de Salud (INS) realizó un estudio complejo para medir la seroprevalencia de SARS-CoV-2, es decir, la presencia de anticuerpos contra COVID-19 en las muestras de sangre de personas escogidas de forma aleatoria en diferentes ciudades del país.
Basándose en estos datos y en otra información epidemiológica relevante, la directora del INS reveló que la seroprevalencia estimada para Colombia es del 89%. Esto no significa que la mayoría de los colombianos haya tenido COVID —la enfermedad causada por el virus SARS-CoV-2— sino que han tenido contacto con el virus, aunque no se hayan dado cuenta porque no desarrollaron ningún síntoma.
Aunque podría parecer alto, este porcentaje no es sorprendente, pues en Colombia la pandemia ha dejado más de 125.000 muertos y un exceso de mortalidad de más del 125%. La acelerada propagación del virus se debe, sobre todo, a las precarias condiciones socio-económicas del país, la gran transmisibilidad del virus y la aparición de nuevas variantes de preocupación.
La inmunidad de rebaño
Los anticuerpos son parte de la memoria inmunológica que permiten la defensa reinfecciones graves. Así pues, el alto porcentaje de seroprevalencia significa que la mayoría de los colombianos hemos tenido anticuerpos contra el virus y, por ende, somos inmunes frente a la COVID grave.
Si bien es posible enfermarse de COVID varias veces, la inmunidad natural protege contra la enfermedad grave y, por ende, podemos afirmar que el coronavirus ha dejado de ser una amenaza para la mayor parte de la población colombiana.
Además de la alta seroprevalencia, la mayoría de las personas vulnerables frente al virus ya están completamente vacunadas porque fueron priorizadas por el Plan Nacional de Vacunación. Esto significa que las nuevas olas de contagio no deberían representar una amenaza grave para el sistema de salud ni cobrar tantas vidas como las pasadas.
También significa que, pese a que el porcentaje necesario para alcanzar la inmunidad de rebaño ha aumentado considerablemente por la gran transmisibilidad de la variante Delta, es probable que la combinación entre la inmunidad natural e inmunidad vacunal nos permita alcanzarla prontamente.

Vacunación, instituciones y medios
Lo anterior sin embargo no implica que podamos bajar la guardia con el Plan de Vacunación, pues los colombianos que no se han contagiado ni se han vacunado siguen siendo muy vulnerables frente al virus.
Así mismo, quienes tuvieron el virus deberían vacunarse, pues varios estudios han encontrado que la combinación entre la inmunidad natural y la inmunidad vacunal ofrece una mayor protección frente a la enfermedad grave.
En estos momentos, las entidades de salud deben concentrarse en persuadir a los mayores de 40 años y los mayores de 20 años con comorbilidades que no han tenido el virus ni se han vacunado, pues ellos son los más vulnerables frente al virus.
Para lograr este objetivo, es fundamental que el INS y el Ministerio de Salud tengan cuidado con los mensajes que envían a la ciudadanía, pues en varias ocasiones han publicado información confusa, engañosa o aun falsa que puede minar la confianza en las instituciones y en las vacunas.
Por ejemplo, en sus redes sociales, el INS ha dicho que la inmunidad natural no existe, lo cual es completamente falso. Numerosos estudios científicos han encontrado que la inmunidad por infección es robusta y duradera para la mayoría de la población. De hecho, algunos hallazgos sugieren que podría ser aún más potente que la inmunidad vacunal.
Los medios también deben ser más cuidadosos en su cubrimiento de la pandemia, pues en muchas ocasiones usan términos inadecuados que confunden a los lectores. Además, las discusiones técnicas deberían ser evitadas en los comunicados institucionales, pues se trata de información difícil de comprender para el público no especializado que confunde más de lo que aclara.
El fin de la pandemia
El fin de la pandemia no significa que el coronavirus dejará de circular por completo, sino que dejará de causar una alta mortalidad. Se trata de un virus difícil de erradicar que seguramente se volverá endémico, pero dejará de ser una amenaza para la mayor parte de la población.
Para disminuir la magnitud de las olas futuras y mantener el virus bajo control debemos vacunar tantas personas como sea posible y aplicar dosis de refuerzo a las personas vulnerables que cuentan con dos dosis. No debemos olvidar que la vacunación es la herramienta más poderosa que tenemos para reducir la letalidad de la COVID-19.
En Colombia, cada día mueren aproximadamente 40 personas por influenza, así que cuando alcancemos esa cifra, podremos afirmar que hemos logrado controlar la pandemia. Cada vez nos acercamos más a ese momento.
De ahora en adelante debemos preocuparnos únicamente por la “COVID grave”, pues la transmisión asintomática o leve no representa una amenaza para la salud pública y, por ende, no debería ser motivo de alarma ni de discusión, especialmente a estas alturas de la pandemia.