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¿Cómo reducir la propagación del virus?

Escrito por David Bautista Erazo
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Para que la “nueva realidad” sea un éxito, debemos poner en práctica las medidas imprescindibles, dudar de las medidas confusas y renunciar a las medidas inútiles.

David Bautista-Erazo*

Nuestras principales aliadas

Mientras no tengamos una vacuna ni un tratamiento efectivo contra la COVID-19, las medidas de autocuidado seguirán siendo nuestras principales aliadas para evitar el colapso del sistema de salud y disminuir la morbimortalidad del virus.

Cada vez es más común que dichas medidas sean tema de conversación en redes sociales, medios de comunicación y charlas informales. Todos los días oímos consejos para protegernos del virus. El problema radica en que esas recomendaciones tienen distintos grados de utilidad y de respaldo científico: algunas son cruciales para que la “nueva realidad” funcione, otras ayudan poco, y otras no son más que una pérdida de tiempo y de recursos.

Además de las ‘fake news’ y los consejos falaces que abundan en las redes sociales, la confusión se debe a que las recomendaciones científicas han cambiado en los últimos meses conforme al conocimiento que los expertos han adquirido sobre la propagación del virus.

En un principio, el uso del tapabocas únicamente era recomendado a los portadores del virus y a los trabajadores de la salud, en cambio, la limpieza de superficies era recomendada para toda la población. Esto se debe a que, en ese entonces, se creía que el virus podía transmitirse a través de gotículas y de superficies contaminadas. Hoy sabemos que el principal medio de propagación es el contacto de persona a persona por vía aérea (principalmente por gotículas), y que la transmisión por tocar superficies es muy poco probable. Consecuentemente, el uso del tapabocas ha ganado importancia, y la desinfección de superficies la ha perdido.

Es momento de identificar el grado de importancia, utilidad y respaldo de las medidas que gozan de mayor popularidad en nuestros días basándonos en la información científica disponible.

Medidas imprescindibles

Las medidas más efectivas para disminuir el riesgo de contraer y transmitir el virus son el lavado de manos, el uso del tapabocas y el distanciamiento físico. Sin embargo, estas tres medidas tienen áreas grises.

Antes que nada, el lavado de manos con agua y jabón es mucho más efectivo que el uso de gel antibacterial, así que este último debería reservarse para ocasiones en las que no podemos acceder a un lavamanos con jabón como, por ejemplo, al entrar a un edificio o hacer un viaje en transporte público. Para que sea efectivo, es fundamental que el gel sea hidroalcohólico, es decir, que su contenido de alcohol sea superior al 60%.

En cuanto al tapabocas, es importante recordar que no solo debe cubrir la boca como su nombre lo indica, sino también la nariz y el mentón. Además, es importante evitar colgarlo en el cuello, ponerlo sobre la cabeza o tocarlo con las manos sucias, porque podríamos contaminarlo.

Con respecto al tipo de tapabocas, los estudios disponibles sugieren que los mejores son los N95 y las mascarillas quirúrgicas. Como en Colombia el personal médico accede de forma prioritaria a estos dos tipos de tapabocas, el resto de la población debería conseguir (varios) tapabocas ajustados de tela antifluido que tengan mínimo tres capas protectoras, y lavarlos o limpiarlos diariamente. Es importante evitar los tapabocas con válvulas, pues varios estudios recientes han demostrado que no logran contener todas las partículas que liberamos al hablar, toser y estornudar.

Es fundamental recordar que el uso de tapabocas no nos exime del distanciamiento físico: debemos usarlo y mantener mínimo dos metros de distancia de las demás personas. Además, debemos tener en cuenta el tiempo de contacto, la cantidad de personas involucradas, el tamaño del espacio y la ventilación del lugar. Si estamos con varias personas durante varias horas en un espacio pequeño que carece de buena ventilación, es inútil que usemos tapabocas y mantengamos la distancia sugerida, pues si alguien está contagiado, eventualmente las partículas virales empezarían a circular en el ambiente y las demás personas podrían contagiarse.

En resumen, las medidas más importantes y efectivas son:

  • El lavado de manos con agua y con jabón o el uso de gel antibacterial hidroalcohólico;
  • El uso adecuado del tapabocas siempre que interactuemos con personas que no viven en nuestra casa;
  • El distanciamiento físico idealmente en lugares abiertos y bien ventilados. Sobre la ventilación o recambio de aire, vale la pena anotar que debería ser natural, y no provocada por aire acondicionado ni por ventiladores.
Foto: Pixino el tapabocas no solo debe “tapar la boca”, debe cubrir nariz, boca y mentón.

Medidas confusas (ayudan, pero pueden causar otros problemas)

Hay otras medidas que cuentan con respaldo científico, pero no son fundamentales para disminuir el riesgo de contagio, y pueden crear una falsa sensación de seguridad que nos lleva a descuidar las medidas esenciales. En ese sentido, pueden resultar confusas e inclusive peligrosas.

Como señalé anteriormente, al principio de la pandemia, se creía que el virus podía transmitirse por tocar superficies contaminadas y, por ende, se hizo énfasis en la importancia de desinfectar objetos y superficies, especialmente el mercado, los paquetes de los domicilios, y la ropa que usamos para salir a la calle. Algunas personas llegaron al extremo de bañarse al llegar a casa.

Actualmente, sabemos que el SARS-CoV-2 rara vez se transmite por tocar superficies u objetos contaminados (fómites). Esta forma de transmisión es relevante en ambientes hospitalarios, pero muy poco probable en hogares y sitios públicos, pues para que sucediera alguien contagiado tendría que toser sobre una superficie, y alguien sano tendría que tocar esa superficie y tocarse la boca, los ojos o la nariz en tiempo récord. El uso generalizado de tapabocas y la limpieza usual en lugares públicos reducen aún más la probabilidad de que esto suceda.

Si bien esta medida es recomendable para el personal de salud, las personas mayores y las personas con comorbilidades, nunca debe reemplazar el lavado de manos, el uso adecuado del tapabocas y el distanciamiento físico. En cuanto a las mascotas, es necesario limpiar sus patas y pelaje cuando entran en contacto con animales o personas ajenas al círculo familiar, pero no cuando salen a la calle y no tienen contacto con nadie.

Otra medida que ha cobrado popularidad es la toma de temperatura al ingresar a toda clase de establecimientos. Aunque esta técnica bien realizada podría revelar si alguien con fiebre quiere entrar a un sitio, es importante recordar que el virus puede ser transmitido por personas asintomáticas y presintomáticas que no tienen fiebre. Además, los láseres empleados para medir la temperatura presentan fallos frecuentes (muchas veces, por ejemplo, arrojan temperaturas inferiores a 36°C), y obligan a las personas encargadas de tomar la temperatura a acercarse mucho a otras personas que podrían estar contagiadas.

En mi opinión, la solución consiste en que los ciudadanos nos abstengamos de salir si tenemos fiebre. Debemos ser cuidadosos y honestos con nosotros y con los demás. Si todos lo hiciéramos, no habría necesidad de utilizar esta medida.

Foto: Alcaldia de Santa Marta Medidas inadecuadas nos dan una sensación de falsa seguridad.

Medidas inútiles

Finalmente, existen medidas que carecen de respaldo científico y, por ende, no son más que una pérdida de tiempo y recursos.

Una de las más comunes es el reemplazo del tapabocas por caretas de plástico. Este implemento puede usarse como un accesorio adicional, pero nunca debe reemplazar el tapabocas. Usar ambos implementos resulta especialmente útil para proteger los ojos, así que es bastante recomendable para las personas que no usan gafas y frecuentan espacios concurridos como supermercados y medios de transporte público.

Otra medida que se ha popularizado en Colombia es la desinfección de maletas en terminales y aeropuertos, de ropa y zapatos en todo tipo de establecimientos y de llantas de carros en los autocines. Todo esto es inútil, pues está comprobado que las cantidades de virus que presentan una carga viral alta no sobreviven mucho tiempo en ninguna superficie y, además, si nos lavamos las manos constantemente, el riesgo de contagio debería ser mínimo.

El uso de guantes, de camisetas manga larga y de pantalones también resulta innecesario si nos lavamos las manos o usamos gel antibacterial hidroalcohólico frecuentemente. Además, el virus no se transmite por absorción en la piel. Finalmente, la aspersión de calles y de establecimientos comerciales con aerosoles desinfectantes no solo es inútil, sino que podría causar daños ambientales. Al respecto, las cámaras de desinfección no sólo son inútiles, sino que también podrían representar un riesgo para la salud pues los desinfectantes aerosolizados suelen ser irritantes.

En vez de perder el tiempo con medidas inútiles, debemos encaminar nuestros esfuerzos a difundir y realizar correctamente las prácticas efectivas e imprescindibles para combatir el virus. Solo así será posible que la “nueva realidad” funcione.

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