Los policías para el posconflicto: una cultura de seguridad ciudadana - Razón Pública
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Los policías para el posconflicto: una cultura de seguridad ciudadana

Escrito por Luis Ernesto García

Ceremonia por el ascenso de patrulleros estudiantes de ESPOL.

En las regiones más azotadas por la violencia, es esencial que la gente recupere la confianza en el Estado. La Policía es la entidad del Estado que más está presente en las regiones. Por eso importa tanto la formación de cuadros nuevos para el posconflicto.

Luis Ernesto García*

Los nuevos desafíos

Restablecer la confianza de los ciudadanos en el Estado es uno de los fundamentos esenciales de la seguridad y la paz territorial.  En este sentido, la  Policía Nacional ha tenido un papel preponderante – sino el papel principal- en este empeño. Por eso, la institución a partir  de uno de los activos más valiosos que puede tener una organización moderna e innovadora, su Plan Estratégico Institucional 2015 – 2018 “Comunidades seguras y en paz”, ha venido preparando a sus hombres y mujeres para afrontar los nuevos desafíos y los problemas públicos asociados a seguridad ciudadana que seguramente cambiarán de intensidad o forma después de poner fin al conflicto armado interno.  

El narcotráfico, las guerrillas, los paramilitares, las bandas criminales entre otros fueron los principales detonantes de la violencia que ha vivido Colombia desde hace 50 años. Esto obligó al fortalecimiento de la Fuerza Pública, incluyendo a la Policía Nacional que ha desarrollado las capacidades necesarias para enfrentar con éxito los desafíos que se le han ido presentando. Fue así como a partir de la década de 1990, se fue adoptando una arquitectura institucional en el nivel operativo, con la Dirección de Investigación Criminal e Interpol (DIJIN) como unidad madre se fue dando vida a diferentes especialidades, como la Dirección antinarcóticos, la Dirección Antisecuestro y antiextorsión, la Dirección de Carabineros y Seguridad Rural, y la Dirección de Inteligencia Policial, todas como mecanismo de respuesta a las situaciones de ilegalidad y violencia que han venido emergiendo.  Hoy consideramos que el crimen organizado es un gran desafío para la institucionalidad y la Policía Nacional cuenta con una ingeniería organizacional eficaz para seguirlo combatiendo con resultados exitosos.

Por otro lado, los ciudadanos demandan una policía más cercana a sus problemas cotidianos,  capaz de prevenir y enfrentar las alteraciones a la convivencia, de anticiparse a la comisión de los delitos y de encarnar- en fin- una nueva narrativa alrededor de la cultura ciudadana. Los nuevos tiempos han generado nuevas capacidades en nuestras Direcciones de Seguridad Ciudadana y Carabineros. Algunos interrogantes que han incidido en esta transformación son:

  • ¿Cómo llegar a aquellos territorios donde por décadas ha sido difícil gestionar la seguridad ciudadana?
  • ¿Cómo generar confianza en los territorios donde se desconfía de las instituciones?
  • ¿Cómo acercar aquellas comunidades a objetivos comunes del Estado Social de Derecho?
  • ¿Cómo diseñar políticas y programas que faciliten un trabajo coordinado entre alcaldías, comunidades y policía?

Renovación curricular

Centro de Estudios Superiores de Policia (CESPO).
Centro de Estudios Superiores de Policia (CESPO).
Foto: Página Policia Nacional

Estos desafíos y capacidades han exigido la presencia de líderes policiales con nuevas habilidades y competencias. La renovación de la Policía Nacional ha pasado necesariamente por la educación de sus miembros, por modelos y herramientas de enseñanza-aprendizaje que cualifican sus capacidades humanas, cognitivas, emocionales y de desempeño.

La Dirección Nacional de Escuelas DINAE asumió el reto de fortalecer el sistema educativo policial, y en especial, a través de la Escuela de Posgrados “Miguel Antonio Lleras Pizarro” ESPOL de reinventar su concepción, modelo y oferta formativa de cara a las transformaciones que se vienen dando. Para esto ha emprendido un proyecto de renovación curricular de todos los programas de posgrados, y en especial, de los procesos de capacitación para el ascenso de los oficiales sobre la base de generar nuevas competencias en materia de innovación y liderazgo policial requeridas en un entorno cada vez cambiante.

Estos desafíos y capacidades han exigido la presencia de líderes policiales con nuevas habilidades y competencias. 

En la actualidad la Policía Nacional cuenta con maestrías y especializaciones acreditadas en áreas de importancia para el posconflicto tales como: seguridad pública, criminología y victimología, investigación criminal, derecho de policía, gestión ambiental y gestión territorial de la seguridad entre otras. Esta oferta académica ha permitido que hoy el país tenga 695 egresados en diferentes partes de la gestión pública y privada.

La pregunta central que ha inspirado la revisión curricular fue: ¿qué capacidades formativas necesita desarrollar la ESPOL para los nuevos desafíos territoriales de la seguridad y paz? Este interrogante permitió revisar, analizar e incorporar los siguientes cambios estratégicos del entorno:

  • Las nuevas concepciones educativas y pedagógicas;
  • Los avances tecnológicos y su impacto sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje;
  • Las transformaciones en las dinámicas de convivencia y seguridad;
  • La transformación del delito y el crimen en los contextos urbanos y rurales;
  • Los cambios en los tipos e intensidad de las conflictividades sociales en los territorios;
  • Los enfoques e innovaciones organizacionales y del servicio de policía;
  • Las responsabilidades de la Policía Nacional ante el posible escenario de posconflicto y paz.

Policías para la paz

El oficial de policía está llamado a edificar proyectos de seguridad y paz que inspiren a sus policías y comunidades y afiancen la vocación y compromiso alrededor del servicio público.

En muchos territorios del país, especialmente en zonas rurales apartadas, la Policía Nacional es la única institución del Estado que está presente. Por eso importa tanto que el servicio sea de alta calidad, cálido y oportuno para facilitar las relaciones entre el Estado y sus ciudadanos.   

El policía en el territorio debe asumir un liderazgo transformador, capaz de convocar a todos los actores locales en la construcción de la paz y la convivencia. En este sentido el oficial como líder natural está llamado a trabajar de la mano de los alcaldes y gobernadores, acompañar a las organizaciones sociales en sus propósitos y ayudar y garantizar a los ciudadanos el ejercicio libre de sus derechos y obligaciones. Sobre la base inequívoca de  su carácter civil y vocación civilista, la Policía  puede y debe aportar mucho al cambio necesario en los procesos de planificación y gestión territorial de la seguridad ciudadana y la actividad de policía.

Para ayudar a construir la “paz territorial”, la ESPOL está empeñada en formar a la oficialidad mediante una educación moderna que traiga los problemas de los territorios al aula e integre la investigación científica, la tecnología, la gestión del conocimiento y la innovación social.

El proceso de renovación educativa concibió la formación del oficial de policía desde tres dimensiones esenciales: ser persona, ser estratega y ser transformador. Todo ello producto de un ejercicio riguroso y científico que integró los resultados de tres investigaciones: gestión territorial de la seguridad, gestión académica y educativa de la ESPOL, y planificación territorial del servicio de policía.

-La primera dimensión (ser persona) se centra en cómo la educación hace más humano al oficial de policía, ayuda a su crecimiento como persona y forma las actitudes que le permiten dirigir equipos de trabajo con respeto y eficacia. Su paso por la ESPOL es un reencuentro con los valores centrales del policía, con el sentido de servicio público de excelencia y con las potencialidades humanas que debe fortalecer.

-La segunda (ser estratega) busca reforzar las capacidades de comprensión, gerencia estratégica y sistémica que requiere un oficial de policía. Los retos apremiantes y complejos que tienen nuestras regiones requieren líderes capaces de lograr que cada policía sea un constructor de la paz y del Estado de derecho en situaciones a menudo difíciles o irregulares.

-La tercera (ser transformador) subraya la vocación del oficial de policía como agente del cambio de las realidades que supone la construcción de la paz. La incorporación y desarrollo de métodos y herramientas innovadores que le permitan al oficial, en conjunto con la ciudadanía y las autoridades, transformar entornos de violencia e inseguridad en ambientes seguros y pacíficos

La apuesta: una educación que permita innovar y mejorar el servicio de policía

Presentación del personal que estará presente en zonas veredales de paz en Antioquia.
Presentación del personal que estará presente en zonas veredales de paz en Antioquia. 
Foto: Policía Nacional de los colombianos

Para la Policía Nacional, en cabeza de la DINAE, la educación policial se entiende como un proceso de transformación integral de la persona. Un proceso creativo y abierto que implica giros en la forma de comprender el entorno, de aprender -y de desaprender- de innovar, de vivir y de liderazgo para transformar realidades.

Desde esta perspectiva, la ESPOL definió su apuesta educativa para los próximos años: Formar líderes para la innovación y efectividad del servicio de policía ante los retos de seguridad, convivencia y paz.En muchos territorios del país, especialmente en zonas rurales apartadas, la Policía Nacional es la única institución del Estado que está presente. 

En muchos territorios del país, especialmente en zonas rurales apartadas, la Policía Nacional es la única institución del Estado que está presente. 

Esta apuesta pone en el centro a la actividad de policía y articula las capacidades de enseñanza- aprendizaje e investigación alrededor de una respuesta cada vez más innovadora y efectiva que la institución policial debe brindar frente a los múltiples requerimientos de las comunidades y autoridades, y a la misma mutación de los fenómenos perturbadores de la seguridad y la paz.

A partir de estos cambios, la Policía Nacional ha repensado su estrategia para enfrentar los nuevos retos en un mundo cada día más desafiante. Policías mejor formados, con herramientas y metodologías de vanguardia, con habilidades y capacidades acordes con las demandas ciudadanas, son el inicio de una transformación para el futuro de Colombia.

La renovación educativa es una apuesta por el futuro del país y de la Policía Nacional. Un policía mejor formado es un ciudadano ejemplar, integro, innovador y efectivo que aportará a la solución de las necesidades de seguridad de las comunidades. Solo la educación nos habilita para modificar actitudes e impulsa a crear nuevos horizontes de renovación. “Lo único constante es el cambio” (Heráclito), y por eso la Policía Nacional desarrollará nuevas capacidades humanas, de conocimiento y transformación en su talento humano para que los ciudadanos vivan en un país cada vez más seguro y en paz.

 

*Coronel y director de la Escuela de Posgrados “Miguel Antonio Lleras Pizarro” de la Policía Nacional de Colombia.

 

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