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La devaluación china y sus implicaciones

Escrito por Diana Andrea Gómez
Vista del distrito financiero de Beijing, China.

Vista del distrito financiero de Beijing, China.

Diana Gomez

¿Qué hay detrás de la reciente devaluación del yuan y de las otras medidas económicas de China? ¿Cómo pueden afectar estar reformas a las economías de América Latina? Aquí, una explicación sucinta de la situación actual.

Diana Andrea Gómez*

Las reformas

El pasado 10 de agosto, las autoridades de La República Popular China devaluaron el yuan (que había estado sobrevaluado por largo tiempo) en una magnitud sin precedentes.

Esta medida se adoptó no solo para fortalecer sus exportaciones (que en los últimos meses habían tenido tendencia a la baja) sino para hacerle frente a las pérdidas millonarias en la bolsa de valores, que comenzó al romperse la burbuja el pasado 15 de junio. Asimismo, el gobierno disminuyó la tasa de interés y permitió que los fondos de pensión y de seguridad invirtieran hasta un 30 por ciento en títulos de renta variable.

La situación económica actual de China es la consecuencia natural del proceso de reforma y apertura que emprendió este país hace 37 años. Entonces comenzó la transición en su sistema financiero, de uno donde primaban el sector exportador y la inversión industrial a otro, más sostenible, que se basa en la demanda interna y en impulsar el sector de los servicios.

El proceso de reformas se explica por las características especiales del sistema político de China, y  hace parte del modelo económico que el gobierno denomina como “la nueva normalidad”.

El sistema bursátil a la china

Bolsa de valores de Shanghai.
Bolsa de valores de Shanghai.
Foto: Wikimedia Commons

En teoría, la bolsa debería ser el mercado donde las empresas pueden obtener capitales mediante la venta de acciones o la colocación de bonos, lo cual sería una forma de financiación directa. Por su parte, la intermediación bancaria sería una forma indirecta. Bajos estas circunstancias, el valor de las acciones de una empresa en el mercado viene a ser determinado por su nivel de ganancias.

Pero en el caso chino sucede todo lo contrario. Allí el valor de las acciones de una empresa casi no tiene que ver la buena administración y las utilidades, sino que depende de  factores especulativos. Y de manera paralela, el comportamiento de la bolsa depende en gran medida de la especulación sobre las acciones, no del desempeño de la economía real.

La caída de la bolsa perjudicó a las muchas empresas públicas y privadas que se nutrieron fácilmente con los recursos aportados por los pequeños inversionistas, en lugar de acudir a la banca con sus tasas de interés más elevadas. Pero también perjudicó a los millones de pequeños inversionistas que, además de sus ahorros, habían tomado préstamos para comprar las acciones  que prometían tan altas ganancias.

El resultado fue un alza exorbitante en la bolsa de Shanghái, de 154 por ciento durante el último año, hasta que comenzaron a percibirse los síntomas del malestar en el sector productivo. Finalmente llegó el "lunes negro" que no solo hundió la bolsa de Shanghái, con una caída del 8,49 por ciento, sino que arrastró a otras bolsas, como la de Tokio (4,61 por ciento) y la de Londres (6,63 por ciento).

Los nuevos retos

Pese a que desde hace varios años el gobierno ha venido estimulando el consumo interno para darle mayor sostenibilidad a una economía tan dependiente de las exportaciones,  China se enfrenta hoy a una serie retos, además de las varias dificultades del gobierno frente al sector financiero.

-La demanda interna está condicionada por la burbuja inmobiliaria. Y aunque ya no tenga un papel tan importante como hace 5 años, el sector inmobiliario representa cerca del 5 por ciento del PIB.

            -Por otra parte aumenta la ya elevada deuda de los gobiernos locales y provinciales, así como de buena parte de las empresas públicas.

Asia en general (exceptuando a Japón), y China en particular, han visto crecer sus deudas como espuma. En 2014 la deuda en Asia ascendió al 205 por ciento del PIB, mientras que en 2007 estaba en 144 por ciento. En China a mediados de 2014 la deuda total ascendía a 282 por ciento del PIB esto es, a 28,2 billones dólares: un nivel que casi se cuadruplicó desde 2007, cuando estaba en 7,4 billones.

A finales de 2014 el PIB de China superó los 10 billones de dólares. En lo referente a deuda total, China ya se ha equiparado con Estados Unidos, cuyo nivel de deuda es del 269 por ciento sobre el PIB, según The Wall Street Journal Americas.

            -Pero todavía, el comercio mundial se contrajo un 6,9 por ciento durante el primer semestre de 2015, y el intercambio entre China y la Unión Europea se redujo en 6,7 por ciento. Los costos laborales y la relación del yuan frente al euro se elevaron en un 7 por ciento, lo cual ha afectado las exportaciones chinas, que crecieron solo un 2,8 por ciento, mientras que las importaciones cayeron un 6,1 por ciento.

Esto llevó al aumento del superávit comercial. Pero a pesar de esto, las inversiones procedentes de la Unión Europea  no han disminuido sino que aumentaron en un 13,7 por ciento.

Sumado a lo anterior, la economía china se enfrenta a un entorno internacional lleno de incertidumbre. Por eso las autoridades locales siguen concentrando sus esfuerzos en la reestructuración de la industria y en el aumento del consumo interno, mientras el resto del mundo sigue con mucho interés la evolución de un proceso que será decisivo para todos.

El gobierno chino seguirá interviniendo en el sector financiero (a pesar de las recomendaciones en contrario que ha formulado el Fondo Monetario Internacional) pues su intención es evitar un “crack bursátil”. Para esto tendrán que aumentarse las inversiones públicas y privadas, de manera de estabilizar la economía y cumplir la meta proyectada de crecimiento, que es del 7 por ciento para este año.

Además, para estimular la inversión el Banco Central ha reducido la tasa de interés en cuatro ocasiones, y el gobierno se ha comprometido a seguir inyectando liquidez a la economía. Sin embargo, esta no será una tarea fácil.

Implicaciones para América Latina

El Presidente Santos con el Primer Ministro chino Li Keqiang.
El Presidente Santos con el Primer Ministro chino Li Keqiang. 
Foto: Presidencia de la República

China es el mayor comprador de materia prima en América Latina, pero la devaluación del yuan es la respuesta a la contracción del comercio exterior a y la baja del intercambio comercial de China con el resto del mundo. Esto significará una menor producción manufacturera china, lo cual a su vez implica comprar menos materias primas a América Latina.  

Paradójicamente, esta es también una oportunidad para nuestra región. Los analistas han venido insistiendo en la necesidad de ensayar nuevas modalidades de colaboración entre China y América Latina, donde se incluyan incentivos para la investigación y la innovación. Pues hoy por hoy serían más factibles las alianzas que signifiquen más puestos de trabajo y una mayor cualificación del intercambio entre las dos regiones, para que este no siga reducido a la venta de recursos naturales por un lado y la venta de mercancías baratas, por otro. 

Por ejemplo: en casi todos los países de América Latina existe una gran necesidad de mejorar la infraestructura, y China tiene la tecnología y los recursos económicos para hacerlo. El primer ministro chino Li Keqiang ya había propuesto una forma de trabajo conjunto en este sentido.

En otras palabras, para Latinoamérica  esta es una oportunidad de retomar las riendas de su propio  desarrollo  y de diseñar formas mejores para  colaborar con China.

 

* Politóloga internacionalista, profesora asociada y directora de la Cátedra China, Universidad Nacional de Colombia.

 

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