Claudia López deja un legado para las políticas de género con el Sistema Distrital de Cuidado. Estos han sido los avances y vacíos del Sistema.
Ángela María Guarín Aristizábal* y Michelle Cavelier Restrepo**
El cuidado en manos de las mujeres
El trabajo doméstico y de cuidado no remunerado (TDCNR) son aquellas actividades no pagadas que se llevan a cabo para el mantenimiento del hogar, el cuidado de otras personas en el hogar o la comunidad, y también el respaldo al mantenimiento de la fuerza laboral remunerada.
En Bogotá 9 de cada 10 mujeres comparadas con 6 de cada 10 hombres realizan trabajos de cuidado no remunerado, según la Encuesta Nacional del Uso del Tiempo (ENUT 2017).
Además de que más mujeres que hombres se dedican a estas tareas, el tiempo que destinan diariamente es mayor: la diferencia es de 3 horas y 11 minutos (las mujeres dedican 5 horas y 30 minutos mientras que los hombres 2 horas y 19 minutos).
La carga desproporcionada que asumen las mujeres cuidadoras es un problema porque perpetúa la división sexual del trabajo (en función del sexo biológico) y tiene consecuencias negativas para su bienestar económico al limitar la participación en trabajos remunerados, como también para otras dimensiones de su bienestar (incluyendo mayor pobreza de tiempo).
Este tema debe abordarse teniendo en cuenta los aportes de la economía feminista y las teorías de género sobre la economía laboral y la economía del cuidado, pues revelan el sesgo que existe en las normas culturales y cognitivas. Este sesgo afecta lo papeles laborales en una economía del cuidado.
Por ejemplo, la teoría de la división sexual del trabajo destaca que la distribución social de tareas asignó a los hombres el espacio público y a las mujeres el espacio privado y creó una construcción social que ha interiorizado relaciones jerárquicas de poder. Esto ha perpetuado los roles de género que hoy se manifiestan en inequidad de oportunidades, bienestar y trabajo.
Avances en el reconocimiento de las labores de cuidado
En el 2010, en Colombia se sancionó la Ley 1413 que reconoció la relevancia de la economía del cuidado en el sistema de cuentas nacionales y territoriales con el fin de visibilizar la contribución de las mujeres a la economía del país. Otros esfuerzos de reconocimiento más recientes a nivel nacional incluyen avances en la Política Nacional de Cuidado y el Sistema Nacional de Cuidado.
La nueva administración deberá continuar este trabajo de relacionamiento y aseguramiento de recursos para lograr el modelo de corresponsabilidad del Sistema con otros actores clave más allá del distrito

Pese a que la brecha en la dedicación a las labores de cuidado existe en todo el país, Bogotá ha sido pionera en la implementación de un Plan Distrital de Desarrollo que reconoce la necesidad de una atención diferencial para las mujeres cuidadoras, incluyendo la formulación de un Sistema Distrital de Cuidado.
El Sistema Distrital de Cuidado
En 2020, la alcaldesa Claudia López incluyó el Sistema Distrital de Cuidado (SIDICU) en su plan de gobierno y en su Plan Distrital de Desarrollo.
Con el liderazgo de la Secretaría de la Mujer, el SIDICU articula servicios existentes y nuevos para atender las demandas de cuidado de manera corresponsable entre el distrito, la nación, el sector privado, las comunidades y los hogares.
El sistema se fundamenta en tres objetivos (la tres r):
- reconocer el trabajo de cuidado;
- redistribuir este trabajo entre hombres y mujeres;
- y reducir los tiempos de trabajo de cuidado no remunerado de las personas cuidadoras (que proveen cuidados).
Las poblaciones beneficiarias del Sistema se dividen en dos grandes grupos. Por un lado, las personas que necesitan cuidados como niños y niñas menores de 5 años, personas con discapacidad, personas mayores y otras que requieren cuidado y, por el otro, las personas cuidadoras que en su mayoría son mujeres.
Existen por lo menos tres líneas de servicios o modelos de operación: las Manzanas del Cuidado, los buses del cuidado o unidades móviles, y el Programa de Asistencia en Casa. Otras actividades asociadas incluyen la Estrategia Pedagógica y de Cambio Cultural “A Cuidar se Aprende”.
Las Manzanas del Cuidado, una de las estrategias que más atención ha recibido por su carácter innovador, son áreas de la ciudad donde se concentra infraestructura y servicios del distrito –nuevos y existentes– para atender simultáneamente a las poblaciones beneficiarias (cuidadoras y personas que necesitan cuidado).
Estos servicios se organizan por un criterio de proximidad, que permita a las personas acceder a servicios en un equipamiento ancla (por ejemplo, Centros de Desarrollo Comunitario) y en otros espacios (colegios, jardines infantiles, hospitales, centros culturales, entre otros) en un rango de no más de 800 metros.
Por último, el mecanismo de gobernanza del SIDICU se establece por medio de la Comisión Intersectorial del Sistema Distrital de Cuidado estipulada por el decreto 237/2020, que tiene como objetivo coordinar, articular y hacer la gestión intersectorial de las entidades que hacen parte del SIDICU para definirlo, implementarlo y hacerle seguimiento.
La comisión opera bajo la Secretaría Técnica y presidencia de la Secretaría Distrital de la Mujer y está integrada por 12 entidades locales (Secretarías, Jardín Botánico, Instituto Distrital de Recreación y Deporte y el Instituto Distrital de las Artes) y el alcalde o la alcaldesa; además, se abre la participación para otras organizaciones o instituciones.
La Unidad Técnica de Apoyo, Mesas de Articulación Local e Interlocal y el Mecanismo de Participación y Seguimiento también hacen parte del mecanismo, de acuerdo con el decreto 415/2023.
Algunos logros del SIDICU
En términos de personas únicas atendidas (mujeres y sus familiares), desde enero de 2022 y hasta el 31 de julio del 2023, los servicios del SIDICU atendieron cerca de 160 mil personas a través de las Manzanas del Cuidado, buses del cuidado y Asistencia en Casa.
En el componente de las Manzanas del Cuidado, se proyecta consolidar 45 manzanas en toda la ciudad, de las cuales 20 han sido entregadas por la administración local actual. Además, durante los tres años de operación se logró fortalecer las manzanas con servicios adicionales como las lavadoras comunitarias.
Actualmente hay dos unidades de buses del cuidado en operación, uno de cuidado urbano y uno de cuidado rural. Ambos permiten prestar servicios en localidades con baja infraestructura ancla para la apertura de una Manzana del Cuidado.
De igual forma, se ha avanzado en la estrategia de asistencia en casa por medio de la atención en duplas a personas con discapacidad y su cuidadora, así como avances en otras estrategias del Sistema, incluyendo la de cambio cultural.
Finalmente, el Sistema ha consolidado mecanismos de coordinación entre secretarías para la prestación de servicios, ha avanzado en la consolidación de un sistema de información, en alianzas público-privadas y en la formulación de un plan para la evaluación de impacto del SIDICU.
Los retos de la nueva administración
La actual administración y el Concejo de Bogotá lograron institucionalizar el Sistema Distrital de Cuidado para que sea una política de ciudad que permanezca en el tiempo y en futuras administraciones.
A pesar de los avances en el SIDICU, los servicios que presta y su carácter institucionalizado, la nueva administración deberá enfrentar múltiples retos para mantener y potenciar el sistema. A continuación, presentamos tres.
En primer lugar, se ha reconocido la necesidad de hacerle un seguimiento, monitoreo y evaluación al SIDICU con el fin de identificar los logros y avances del Sistema, y poder garantizar su sostenibilidad y la pertinencia de sus servicios en el largo plazo.
Aunque se avanzó en la construcción del Sistema de Información de Cuidado (InfoCuidado), queda un camino importante por recorrer en su consolidación dada la necesidad de articular todos los sectores vinculados al Sistema y que prestan atenciones a la población beneficiaria. Un reto importante de coordinación en el reporte de la información para garantizar la calidad y la no duplicidad de personas en el reporte de servicios prestados.
Adicionalmente, la formulación de la evaluación de impacto del Sistema está en proceso después de tres años de su ejecución. Un componente en el que persiste el desafío de hacer esta evaluación mediante una metodología robusta.
En segundo lugar, debe garantizarse la continuidad de los servicios ofrecidos en el marco del Sistema y en la oferta de servicios nuevos, particularmente en relación con las Manzanas del Cuidado. Pese a que el SIDICU se ha institucionalizado como política de ciudad, se corre el riesgo de que en la transición de la administración no haya una continuidad en la contratación de algunos servicios y de que las operaciones cesen por unos meses.
La carga desproporcionada que asumen las mujeres cuidadoras es un problema porque perpetúa la división sexual del trabajo (en función del sexo biológico) y tiene consecuencias negativas para su bienestar económico
Adicionalmente, y con miras a cumplir la meta de materializar las 45 Manzanas de Cuidado, la nueva administración se enfrenta con el reto de la disponibilidad de infraestructura, particularmente en localidades donde hay un déficit de infraestructura para localizar los equipamientos ancla de las Manzanas.
El último reto es la sostenibilidad financiera del Sistema y su modelo de corresponsabilidad. Existen grandes avances en cuanto a alianzas público-privadas, por ejemplo a través de memorandos de entendimiento con algunas Cajas de Compensación.
La nueva administración deberá continuar este trabajo de relacionamiento y aseguramiento de recursos para lograr el modelo de corresponsabilidad del Sistema con otros actores clave más allá del distrito y que incluyen la nación (pensando en el Sistema Nacional de Cuidado), el sector privado, las comunidades y los hogares.
Un hito que debe perdurar
En conclusión, en Bogotá las mujeres enfrentan una carga desproporcionada de trabajo de cuidado no remunerado, evidenciando desigualdades de género. La implementación del Sistema Distrital de Cuidado (SIDICU) marcó un hito crucial al buscar reconocer, redistribuir y reducir esta carga a través de diversas estrategias.
Aunque ha logrado avances notables, la nueva administración enfrenta retos críticos, como la necesidad de seguimiento, garantizar la continuidad de servicios y abordar la sostenibilidad financiera. A pesar de estos desafíos, la institucionalización del SIDICU destaca la importancia de abordar la inequidad de género en el cuidado de manera integral y sostenible.