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Medios de comunicación y plataformas: traficantes de datos

Escrito por Omar Rincón
Redes sociales.

Omar RiconLos datos de los usuarios de Internet son una mina de oro que las grandes plataformas –y ahora los medios– están explotando con la complicidad de los ciudadanos.

Omar Rincón*

El nuevo gran negocio

La información –tanto la producida por el periodismo como los datos de las personas– es el negocio más lucrativo de la época digital.

La paradoja de Internet y de las redes digitales consiste en que pueden difundir una gran cantidad de información, pero ni la producen ni pagan por ella y aun así hacen negocio con los datos de los usuarios que queremos informarnos.

Google, Amazon, Facebook y demás plataformas digitales son como un virus que se come toda la información del planeta para dárnosla, supuestamente, gratis a los internautas. Como pago les damos nuestros datos para que hagan negocio al vender nuestra “sangre digital” a políticos, gobiernos y empresas. Así, los zánganos digitales usan información que no es de ellos para conseguir más información (nuestros datos), que es su negocio.

Nosotros –nuestros datos– somos el negocio digital.

En este escenario surgen dos posibilidades de resistencia para cada uno de los afectados.

  1. Para los medios: cobrar por su información o vender los datos de sus usuarios, y
  2. Para los usuarios: cobrar por nuestros datos –lo cual sería posible si los gobiernos establecieran políticas para que las grandes empresas digitales paguen por ellos– o tener conciencia crítica para no ir regalando nuestra intimidad.

Las preguntas importantes son si:

  • Los medios producen algo que los usuarios queramos comprar,
  • Los ciudadanos somos conscientes de que somos datos y de que eso vale, y
  • Los gobiernos quieren defender a los ciudadanos.

Los medios

Usuarios.
Usuarios.
Foto: Pixabay

Un periódico, un canal de televisión o una estación una radio tienen como negocio producir información y proveer entretenimiento.

Esta práctica se financiaba casi exclusivamente con la publicidad –que, por ahora, sigue siendo su fuente principal de ingresos–, pero hoy hay muchos lugares donde anunciar: hay más medios de comunicación, más modos de anunciar (redes sociales, eventos masivos), muchos emprendimientos de Internet y miles de influenciadores (nombre que se les da a quienes tienen muchos seguidores en las redes).

Mientras los medios venden sin foco, las redes sociales e Internet llegan directo al nicho que se quiere alcanzar. Por eso la publicidad en Google y Facebook domina el mercado.

Puede interesarle: Datos de usuarios de Facebook en Colombia, a la deriva.

En este contexto, la publicidad sirve cada vez menos para financiar la operación de periodistas y realizadores de los medios. Estos tienen que buscar otras fuentes de financiamiento. La mejor y más directa es vender lo que saben producir: información. ¿A quién? Al usuario. Y tiene lógica: si los medios gastan mucho dinero y personal produciéndola el usuario debería pagarla.

Pero hasta ahora el resultado ha sido que esa información costosa sea precisamente lo que usan  las redes sociales y las plataformas como Google para atraer a los usuarios. Por eso es razonable pensar que deberían pagar por ella; pero como no lo hacen,  los medios a su vez acaban por decidir que pague el último de la fila: el usuario que quiere informarse.

Y tiene sentido que el usuario pague en el sistema capitalista; nada es gratis y la información es el nuevo capital. Pero como siempre, quien paga es el ciudadano: paga impuestos, paga parafiscales, paga educación, paga todo. Mientras tanto las transnacionales, los ricos, las empresas, los políticos y los poderosos no pagan nada y hacen dinero con las necesidades de los ciudadanos.

Mientras los medios venden sin foco, las redes sociales e Internet llegan directo al nicho que se quiere alcanzar.

En esta moda de cobrar al usuario por la información ya están Semana y El Espectador, imitando al New York Times. Pero hay tres diferencias entre este último caso y el de los medios en Colombia:

  • La cultura de pago es tradición en Estados Unidos porque se defiende la propiedad sobre lo intelectual y lo ciudadano;
  • Medios como el New York Times ofrecen información de alta calidad, útil y con criterio propio, y
  • A los ciudadanos –a los progresistas, por lo menos– les interesa estar bien informados.

Pero en Colombia:

  • Los ciudadanos no quieren pagar por nada (en parte porque no hay dinero);
  • La información de los medios no es útil ni de alta calidad para los interesados (salvo por uno que otro columnista) y,
  • A los ciudadanos no nos interesa estar bien informados; somos militantes de nuestros prejuicios y de nuestra fe.

Además, ni siquiera importa entrar a un medio porque todos hablan de lo mismo y dicen lo mismo, y eso tarde o temprano llegará a nuestras redes sociales.

En este contexto, pagar a los medios colombianos lo único que hace es empobrecer el debate público y la democracia, ya que así la esfera pública será de quienes se enriquecen con la información y de los poderosos; a los pobres que se los lleven los memes, los chistes y los políticos del odio y la mentira.

Puede leer: el periodismo militante: la nueva verdad.

Los ciudadanos somos datos

Navegación por internet.
Navegación por internet.
Foto: Pixabay

Pero el gran capital no está en la información de los medios de comunicación, sino en los datos que damos los usuarios. Lo que venden Facebook y Google son nuestros datos; lo que podrían vender los medios es eso mismo.

Como siempre, quien paga es el ciudadano: paga impuestos, paga parafiscales, paga educación, paga todo.

Y es que la sangre del capitalismo digital es la información que entregan los usuarios. Esta es la que permite a los políticos, empresarios y gobiernos leernos mejor, vigilarnos mejor, controlarnos mejor y manipularnos con más éxito. Luego, si los medios quieren hacer negocio su futuro no está en cobrarnos por la información, sino en vender nuestros datos al mejor postor de la política o de los negocios. Pero eso no es lo que quieren hacer.

Finalmente, si a los Estados les importaran los ciudadanos sacarían leyes para que vendieran sus datos en lugar de cederlos. Así mismo, crearían una ley de transparencia menos confusa que obligara a los medios y portales de Internet a explicar qué datos usan y cómo. Pero eso no les interesa a los gobiernos, ni a los políticos, ni a los empresarios.

Peor aun: tampoco interesa a los ciudadanos, que vivimos felices dando “me gusta”, intentando crear tendencias en redes sociales y militando en nuestras creencias.

¿Y entonces?

Ante este panorama:

  • Los medios deberán mejorar su calidad informativa y hacer mejor periodismo si quieren que les compremos la información que producen;
  • Los gobiernos deberían defender al ciudadano y sus datos, lo cual sería un acto profundamente democrático, y
  • Los ciudadanos deberíamos tener conciencia del valor de estar bien informados y del poder de nuestros datos para no ir regalándolos en cualquier promoción digital o conexión gratuita de wifi.

Por ahora, Google y Facebook van ganando por goleada. Y lo peor, a nadie le importa.

* Profesor asociado de Centro de Estudios en Periodismo (CEPER) de la Universidad de los Andes. orincon61@hotmail.com

 

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