
La tasa de desempleo femenino ha aumentado durante la pandemia, así como ha aumentado la carga laboral doméstica no remunerada de las mujeres. ¿Qué puede hacer el gobierno? *
Nidia Roa Vivas**

Desempleo
Las luchas de las mujeres han aumentado en las últimas décadas, pues cada vez es más clara la desigualdad por razón de género en nuestra sociedad. Esto es claro en el aumento de casos de violencia contra la mujer, o ahora, más concretamente, en el aumento de la tasa de desempleo femenino durante la pandemia.
El informe del DANE sobre desempleo en el último trimestre de 2020 señala que Ibagué está entre las tres ciudades más afectadas del país: primero está Neiva con una tasa de 26,1%, le sigue Ibagué con el 25,6%, seguido por Cúcuta con una tasa del 23,7%.
La situación de las mujeres es peor que la de los hombres: en Ibagué las respectivas tasas de desocupación son 20, 9% y 17,5% —o sea que hay una brecha de 3,4 puntos entre los dos sexos—
Muchas mujeres fueron despedidas de manera irregular sin ser indemnizadas por la crisis económica que trajo la pandemia. Según un informe de la CEPAL, la pandemia dio lugar a un retroceso de más de una década en los niveles de participación laboral de las mujeres en América Latina y el Caribe.
El aumento del desempleo femenino atenta contra el desarrollo de las sociedades y la conquista de los derechos de las mujeres. Las mujeres estamos perdiendo los espacios que ganamos durante los últimos años.
El empoderamiento de la mujer en el campo laboral está amenazado por la falta de oportunidades. La pandemia ha traído la idea de que la mujer debe volver a las labores del hogar.
Cuidado no remunerado
El mismo informe del DANE calculó el tiempo total de trabajo según el género. En 2020 las mujeres destinaron en promedio 26,4 horas a la semana a oficios en su hogar y actividades de cuidado no remuneradas. Respecto del 2019, hubo un aumento de 0,7 horas promedio semanales. Los hombres ocupados destinaron 11,3 horas.
La situación de las mujeres es peor que la de los hombres: en Ibagué las respectivas tasas de desocupación son 20, 9% y 17,5%, hay una brecha de 3,4 puntos entre los dos sexos
Estos resultados muestran una monumental salida de las mujeres de la fuerza de trabajo, mujeres que por atender las labores del hogar o del cuidado no remunerado no han podido buscar nuevos empleos.
Estas cifras se pueden explicar por varias razones:
- Ibagué, desde hace más de una década ha ocupado los primeros lugares de desempleo en Colombia.
- La crisis económica que ha traído la pandemia resultó en la pérdida masiva de empleos.
- Las niñas, niños y adolescentes tuvieron que quedarse en casa el año pasado, lo que obligó a muchas mujeres a renunciar a sus empleos para cumplir con las labores del hogar. En muchas ocasiones, los empresarios prefieren contratar hombres porque conocen las labores que las mujeres deben cumplir en el hogar.
Es preocupante la situación socioeconómica de la mujer ibaguereña que se está viendo obligada a trabajar en la economía informal. Las mujeres se han visto obligadas a trabajar en la informalidad y en labores domésticas sin un contrato laboral ni prestaciones y con un salario por debajo del mínimo.

Un retroceso
El aumento de la tasa de desempleo femenino no es un simple número sino un retroceso en los cambios sociales y en una vulneración de los derechos de las mujeres y de las generaciones futuras.
Las mujeres debemos unirnos para transformar este porcentaje, pero también para exigirle al gobierno nacional y local que:
- ponga en marcha políticas de empleo con enfoque de género;
- haga una constante supervisión de los empleadores para que cumplan los contratos laborales y promuevan la contratación de las mujeres.
Los empresarios deben ser activos en el cambio y deben remunerar por igual a mujeres y hombres. Además, las empresas pueden concientizar y enviar un mensaje positivo cuando contratan mujeres cabezas de hogar.
El reingreso de la mujer al mundo laboral traerá igualdad, además de obligar a las familias a redistribuir las tareas del hogar.
Es preocupante la situación socioeconómica de la mujer ibaguereña que se está viendo obligada a trabajar en la economía informal.
Este es un llamado a los gobiernos departamentales, municipales y a los gremios a unirse y trabajar en un gran acuerdo que impulse el desarrollo de la región que identifique oportunidades para la mujer.
Los gobiernos locales necesitan diseñar políticas que favorezcan la inclusión de la mujer en el sector productivo y tengan en cuenta la gran brecha que hoy se agranda entre mujeres y hombres. Como dice la CEPAL: “Resulta fundamental avanzar en un nuevo pacto fiscal que promueva la igualdad de género y que evite la profundización de los niveles de pobreza de las mujeres, la sobrecarga de trabajo no remunerado y la reducción del financiamiento de políticas de igualdad”.
No menos preocupante: en muchas empresas las mujeres que son madres son rechazadas porque se ven como un problema; este rechazo se traduce en altos niveles de explotación y violencia intrafamiliar.
Por todo eso, como dice Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL: “Además de transversalizar la perspectiva de género en todas las políticas de recuperación, se requieren acciones afirmativas en el ámbito de las políticas fiscales, laborales, productivas, económicas y sociales, que protejan los derechos de las mujeres alcanzados en la última década, que eviten retrocesos y que enfrenten las desigualdades de género en el corto, mediano y largo plazo”.
* *Razón Pública agradece el auspicio de la Universidad de Ibagué. Las opiniones expresadas son responsabilidad de la autora.