De la democracia de papel a la democracia virtual - Razón Pública
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De la democracia de papel a la democracia virtual

Escrito por Luis Rincón
Luis Alejandro Rincon

Luis Alejandro RinconLa privatización y concentración de los medios de comunicación han hecho que los electores pierdan la posibilidad de escoger y que los candidatos no puedan pensar ni proponer. Una tesis controversial sobre qué es lo novedoso en el proceso electoral colombiano.

Luis Alejandro Rincón Riveros*

Es innegable que estas elecciones han cambiado no sólo la dinámica del proceso electoral,  sino también su naturaleza y su sentido. En comparación con los pasados comicios, es el sistema electoral el que realmente presenta algo novedoso, y no propiamente sus candidatos. Se trata de una novedad que de alguna manera pasa desapercibida. Son pocos los comentarios y análisis sobre ella, ya que parecería que este proceso es normal, es decir, que así hubiera sido siempre. Es un sistema bien elaborado, con sus actores y sus medios, que funciona a las mil maravillas, porque produce, a la vez que se alimenta de resultados y acontecimientos. Lo entenderemos mejor si vemos sus dos aspectos:

  • El proceso de concentración de los medios, que lleva a la monopolización;
  • El proceso de ideologización o hegemonización que lleva a consolidar el poder de una minoría.

Cuando éramos felices e indocumentados

De unos años para acá, y especialmente en el gobierno de Uribe, los medios en Colombia se fueron monopolizando, y con ello se restringieron los espacios de la comunicación, la información y todo lo que hace parte del espectro electromagnético. Las comunicaciones se cerraron hasta quedar en manos de dos grandes cadenas: Caracol y RCN. Pero estas cadenas no llegaron allí por su propia dinámica o por efecto de su desarrollo y tecnología. Fue un proceso realizado con el apoyo del Estado, en forma directa e indirecta.

En principio, y según la Constitución, el espectro electromagnético es público y como tal es un derecho de todos los colombianos. Dice así el Artículo 75:"El espectro electromagnético es un bien público inenajenable e imprescriptible sujeto a la gestión y control del Estado. Se garantiza la igualdad de oportunidades en el acceso a su uso en los términos que fije la ley. Para garantizar el pluralismo informativo y la competencia, el Estado intervendrá por mandato de la ley para evitar las prácticas monopolísticas en el uso del espectro electromagnético".

Al comienzo, el espectro electromagnético estaba bajo el control del Estado y las cadenas públicas tenían una gran sintonía. El Canal 11 era altamente popular; sus espacios tenían un contenido cultural,  y las noticias y enfoques eran plurales y diversos. En ellas predominaba la calidad sobre la cantidad. A veces se llegó a tener índices muy altos de sintonía, por ejemplo cuando se empezaron a recrear historias de la literatura universal y latinoamericana. Aún recordamos los Cuentos del Domingo,  dirigidos por esos extraordinarios actores que venían del teatro, cultos, abiertos y progresistas en su mirada sobre el mundo, con una sólida formación de izquierda, como Pepe Sánchez y Jorge Alí Triana. Se trabajaban historias de Cortázar, de Benedetti… En cine se veían, entre otras, las películas de García Márquez, dirigidas por Triana, o las grandes cintas del cine francés o del italiano. Al comienzo, las dos grandes cadenas eran especialmente radiales y tenían poca incidencia. Pero poco a poco se insertaron en la comunicación pública, utilizando la tecnología y equipos del Estado. Grupos como el de Consuelo de Montejo, Gloria Valencia de Castaño y Jorge Barón, entre otros, aparte de algunos periodistas, empezaron a realizar y dirigir sus programas gracias a esta tecnología, que, como era pública, podían utilizar sin invertir demasiado dinero. Pero las ganancias, que eran pingües, no revertían al Estado. Se quedaban en los bolsillos de los particulares.

Poderoso caballero es don dinero

En este proceso, la función pública y cultural de la comunicación se fue transformando en un mercado de punta, ya que, como dijimos, un programa de TV produce enormes ganancias. Y ahí fue Troya. Una vez separadas las cadenas y montados sus propios negocios, se empezó un proceso político, hacia la hegemonización, bajo el dominio y control del espectro.

Las comunicaciones se fueron ideologizando cada vez más, como todo en Colombia, en defensa de un poder minoritario y un pensamiento único. No fue solamente que, con el neoliberalismo, las comunicaciones se vuelven un negocio, sino que, especialmente, ese negocio se montó mediante la utilización del poder del Estado y sus políticos aliados, en un hábil juego de la suplantación de lo público por lo privado.

Ahora bien, y es importante aclararlo, la televisión no funciona de esa manera en los países europeos. Hasta ahora el Estado controla el espectro y las cadenas privadas ni son muchas ni son las que dominan el mercado. En Colombia, mientras tanto, poderosos monopolios financieros, industriales, comerciales se apoderaron de los medios y lo fueron diseñando de acuerdo con sus intereses. El espectro electromagnético, sirve como ventana  publicitaria y mercado de estos grupos monopólicos, ya no solamente nacionales sino también internacionales. En ellos se convierten los acontecimientos y sucesos en mercancías para la información.

Este proceso, aún no bien estudiado ni analizado, nos llevó a una triste realidad: el espectro electromagnético, en derecho, un bien público inalienable que pertenece a todos los colombianos, pasó a manos de grupos minoritarios que detentan el poder. Un sólo ejemplo ilustra lo dicho: la licitación del Tercer Canal, donde confluyeron todos los grupos para apoderarse de él. El uribismo en el poder terció a favor de sus allegados, lo que llevó a escándalos por corrupción. El diario de los Santos publicó un escrito de Omar Rincón, que decía lo siguiente: "El tercer canal de televisión ha sido el más influyente en el 2009 en la política, el gobierno y el empresariado colombianos. Y eso que no ha sido adjudicado. ¿Por qué? Porque en su adjudicación ha salido a florecer una lucha a muerte por el dinero y el control político. El resultado es el proceso más poco transparente, triquiñuela, ineficiente y antitécnico de la historia de Colombia. 1. En todos los países adjudicar un canal es un asunto presidencial por su poder político y por ser un negociazo. Y en Colombia el tercer canal se juega al ritmo y estilo del presidente Uribe"[1].

¿Todo lo virtual es real?

Esta digresión nos permite entender por qué hablamos de novedad en el sistema electoral y en qué consiste. La novedad tiene que ver con la forma cómo estos medios, a partir de la tecnología de lo virtual, transforman el proceso. En un interesante escrito sobre lo virtual, que publicó Razón Publica, Marcello Rosati Vitali planteó el problema[2]. Pero el desarrollo del mismo nos dejó insatisfechos, porque el autor se limitó a enfocar el problema de lo virtual desde su sola definición filosófica.

Podemos decir que lo virtual es dos cosas a la vez: un proceso de comunicación específico de los medios contemporáneos, que tiene que ver con el Internet y todas las tecnologías de comunicación e información actuales, y un "mundo" creado por ese proceso. Es decir, hay un contenido específico de esos medios, que lo diferencia de los medios tradicionales como el libro, la carta o el teléfono. Y ese mundo lo es como resultado de las formas de expresión de esos medios, que, basados fundamentalmente en la imagen, viajan, ocupan espacios, se reproducen a velocidades impresionantes, pero especialmente crean sistemas de conocimiento, pensamiento y acción. Crean, en una palabra, un biopoder, ya que entran en los cuerpos de sus usuarios trabajando las emociones y sensaciones de los sujetos individuales y colectivos a través de experiencias. Como dice Jaron Lanier, creador del término virtual: "experiencias en las cuales todos los sentidos están implicados, con la ayuda de un medio electrónico"[3].

Es importante entender, además, que lo virtual en su desarrollo crea un mundo que toma sus elementos de sucesos y acontecimientos reales. Y en ese desarrollo, lo virtual reproduce lo real a su manera y con sus formas determinadas. Pero esas formas no son la realidad en sí misma, sino para decirlo gráficamente, su espejo deformante. Es la teoría de la alienación con los "maestros de la sospecha", Foucault, Deleuze, Derrida, que nos ilustran acerca de los mecanismos por los cuales la realidad es subsumida por lo virtual.

Como nos recuerda Roseto Vitali, "Deleuze comienza por decir que lo virtual no se opone a lo real puesto que lo virtual es real. Se opone, sin embargo a lo actual. Se deriva un cuadrado conceptual: posible-real, virtual-actual. Lo virtual es una parte de lo real que se encuentra, por así decirlo, detrás de lo actual y lo estructura"[4]. Es pues un juego entre dicha pareja de opuestos, donde lo actual -lo periódico- es  sistematizado desde atrás de sí mismo.  La actualidad se inscribe en un sistema que la sustenta, determinando su forma y contenido -el periodismo, la comunicación, "las noticias"-, transformándolas.

Re-presentación de la realidad

Construido el modelo, la pregunta final tiene que ver cómo este proceso de hegemonización de los medios, con sus tecnologías, lleva a "trastocar" las elecciones y a determinar el proceso electoral.

Es obvio que los medios no presentan el país real. A partir de la edición de los sucesos y acontecimientos, los  elementos extraídos  de la realidad son manipulados, creando la ilusión de que son el país real, cuando efectivamente no lo son. A través del ojo receptor, el observador interioriza la información que, por medio de la edición y las técnicas de publicidad, se ha transformado en noticia, y que recibe como re-presentación de la realidad.

Estos mismos mecanismos son los utilizados en el proceso electoral. La característica fundamental de este sistema es que todo se juega al interior  de él mismo o sea del sistema mediático. Las elecciones, "lo electoral" es subsumido por los medios como una realidad actual: se empieza por elaborar una lista de candidatos sin saber de dónde salen. Es el caso Noemí. Se les fija de entrada una posición, mediante un supuesto mecanismo de encuestas. El sistema mediático juega a la par con la publicidad. No sólo se les hace propaganda a los candidatos que son, sino que bajo la encuesta de "favorabilidad" se les asigna un puesto de partida. Es de alguna manera la legitimación de esos candidatos, lo que conlleva a que el supuesto elector quede encerrado en esas listas. Además, de entrada, se le dice quién va a ganar o quién puede ganar. Eso determina en forma mecánica tanto a los candidatos como a los electores. Después se les hacen preguntas cerradas  y se les pone a hablar para que veamos cuál nos gusta. Finalmente, votamos, como prueba de la fortaleza democrática. Es parte  del "estadio superior" de la democracia dicen algunos,  ya que pareciera que vamos a votar por quién nos parezca o nos guste, de acuerdo con lo que vimos u oímos.

Y ahora el "Estado de Opinión"

Ahora bien, si el sistema neoliberal se sistematiza bajo el pensamiento único, la norma se cumple en Colombia, bajo la figura del "Estado de Opinión" del uribismo, en el que parte de unas supuestas mayorías con base en las cuales crea una forma de pensamiento único. El "Estado de Opinión" va emparejado con "La confianza inversionista" y "La seguridad democrática". Estas palabras no solamente tratan de encerrar y legitimar las políticas estratégicas del uribismo, sino también de actuar como modelos obligatorios de opinión, de discusión y aún de debate. Todo lo que vaya en su contra, se considerada "subversivo", "faroso", antipatriótico, etcétera.

Antes, los debates eran públicos. De hecho se entendía que el Estado a través de sus medios, daba todas las garantías para que los candidatos pudieran presentar sus propuestas y organizaba la discusión, dentro de un principio de neutralidad y con periodistas serios o personas capacitadas, garantizando para ello la mayor libertad. Ahora son las cadenas privadas las que otorgan ese derecho y transforman los debates en shows mediáticos. Antes se hablaba con el respaldo de partidos políticos que tenían propuestas basadas en programas que eran la base de sus acciones políticas. Ahora ya no se debaten programas, sino ideas sueltas o propuestas fragmentadas y de ocasión, que poco tienen que ver con los grandes problemas que aquejan al país. Además, las cadenas de TV y radio determinan y orientan, a través de preguntas precisas, los contenidos de las respuestas. No hay realmente confrontación de ideas y en consecuencia no hay debate. No olvidemos que al comienzo se les pidió a los candidatos "no agredirse" lo que en realidad se trasformó en amordazar el debate.

Pelea de toche con guayaba madura

Pero, sobre todo, el hecho de que las preguntas eran y son cerradas, preguntas enmarcadas en el contexto del "Estado de opinión", que atrapan al candidato y lo obligan a estar de acuerdo, o, en el caso contrario, a dar respuestas "al lado" o a hablar en abstracto, ya que, como se dice, son preguntas-zancadilla que obligan a no ir al fondo de los problemas sino a evitarlos. Las preguntas no permiten racionalizar o crear un discurso racional, que analice y eduque a los espectadores sobre los distintos temas. Y son de tal manera sesgadas, que terminan poniendo de acuerdo a quien las contesta, con el modelo de desarrollo neoliberal.

Por ahora, dos conclusiones de cierre:

  1. En este proceso electoral, salvo algunas excepciones, los grandes problemas del país quedaron clausurados, y se postergó la búsqueda de soluciones de fondo. De modo que seguiremos en las mismas, con retoques al viejo edificio que lo hagan aparecer como "moderno"; y
  2. La novedad es que esta democracia, ya no es "de papel", sino "virtual", creada y desarrollada en beneficio de los medios y el poder que los sustenta.

Para rematar, tenemos un aparato electoral profundamente viciado y corrompido que invalidaría desde el comienzo cualquier elección y que puede ser objeto de escarnio internacional. Tan viciado y corrupto, que el mismo presidente de la Corte Electoral lo ha reconocido. Frente a esta situación, nos quedan dos interrogantes de fondo: ¿qué cambios hacia el progreso y el bienestar de todos los colombianos podemos esperar? Y ¿qué modernidad nos aguarda?

* Antropólogo y pintor, director del Centro Interdisciplinario en Medio Ambiente, CIMA, catedrático e investigador

 Notas de pie de página


[1] http://www.eltiempo.com/culturayocio/tvyfarandula/ARTICULO-WEB-PLANTILLA_NOTA_INTERIOR-6812627.html

[2] Marcello Rosati Vitali: ¿Qué significa la "virtualidad" de Internet? Publicado en Razón Pública el 3 de mayo de 2010.

[3] Citado por Viteli en Razón Pública: Marcello Rosati Vitali: ¿Qué significa la "virtualidad" de Internet? Publicado en Razón Pública el 3 de mayo de 2010. En: http://www.razonpublica.com/index.php?option=com_content&task=view&id=895&Itemid=160

[4] Ibid

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