Mirada desapasionada de un experto internacionalista y ex embajador en Cuba. El amago de crisis por una invitación forzada a Cuba no prosperó: los viejos zorros de la diplomacia no queman pólvora en gallinazos. Cuba seguirá siendo relevante en el hemisferio, así los Castro no vengan a Cartagena.
Julio Londoño Paredes*
Ni ALCA ni ALBA
Mucho se ha hablado en estos días sobre la asistencia de los países del ALBA a la VI Cumbre de las Américas, que se llevará a efecto en Cartagena en la segunda quincena de abril.
El ALBA – acrónimo de su nombre inicial “ Alternativa Bolivariana para América”, que ha pasado a ser oficialmente “Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos” — fue fundado por el comandante Fidel Castro y el presidente Hugo Chávez en La Habana en una solemne ceremonia en el año 2004 para enfrentar al ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas) impulsada por Estados Unidos, que había merecido fuertes críticas desde el primer momento de Cuba y Venezuela, al considerarla como un paso adicional en “la integración neoliberal” del continente que pugnaba contra el socialismo que ellos defienden.
Posteriormente adhirieron Bolivia, Nicaragua, Honduras – que más tarde se retiró del grupo – Ecuador, así como Antigua y Barbuda, San Vicente y las Granadinas y Dominica, pequeños Estados angloparlantes del Caribe, donde Venezuela y Cuba tienen una presencia política importante.
La verdad es que la integración económica latinoamericana en el marco del ALCA no ha funcionado como tal, aunque se han ido concertando algunos acuerdos de libre comercio entre los países de la región.
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Igualmente el ALBA — fuera de una serie de medidas simbólicas adoptadas por sus miembros — se ha limitado a ser en un subgrupo político que se identifica con la línea socialista defendida por Castro y seguida por Hugo Chávez. Aunque el grupo aspiraba inicialmente a que todos los Estados Latinoamericanos y del Caribe pasaran a constituirse en Partes, esa aspiración claramente se ha visto frustrada.
En la Cumbre de las Américas se reúnen los Jefes de Estado y de Gobierno de los Estados del Hemisferio para debatir sobre asuntos políticos y comprometerse a acciones concertadas de carácter nacional y regional.
En Cartagena se llevará a cabo la sexta cumbre. La primera de ellas se celebró en Miami en 1994. Aunque no se encuentra dentro del marco de la OEA, ésta la patrocina y actúa como Secretaría Técnica. En la declaración de la III Cumbre celebrada en Quebec en 2001, se estableció que sólo los Jefes de Estado elegidos democráticamente en el hemisferio pueden ser invitados a participar en la cumbre.
¿Cuba en la IV Cumbre?
En una reunión del ALBA celebrada recientemente en Caracas, el presidente del Ecuador en un “impromptu” propuso que ninguno de los miembros del ALBA asistiera si Cuba no era invitada. Los demás Estados del grupo, comenzando por el mismo Chávez, recibieron la propuesta con cautela.
Chávez, político sagaz y en pleno inicio de una campaña electoral en la que tiene que empeñarse en sus precarias condiciones de salud, salió al paso diciendo que habría que consultar con Colombia como Estado anfitrión. Agregó que de todas maneras esperaba que este hecho no afectara las relaciones con Colombia, que atraviesan sin duda un buen momento y que constituyen motivo de satisfacción para los gobiernos de ambos Estados.
Estados Unidos salió rápidamente al quite señalando que si Cuba quería participar “debía garantizar algunas de las libertades básicas que se niegan al pueblo cubano, además de enfrentar las preocupaciones sobre libertad de expresión, disidentes políticos y falta de democracia”. Igual que Chávez, el presidente Obama está en plena campaña electoral en la cual, como muchas veces ha sucedido, los votos de la Florida — bastión anticastrista y republicano en Estados Unidos — son fundamentales. Además una eventual presencia del mandatario norteamericano conjuntamente con Raúl Castro en Cartagena, sería darle sin necesidad municiones a sus opositores.
Aprovechando una visita a Cuba, la canciller colombiana preguntó al presidente Raúl Castro y a su canciller si querían asistir a Cartagena. Naturalmente que los cubanos respondieron lo obvio: que sí les gustaría estar presentes. Pero además los cubanos han dicho que “el proceso electoral cubano es uno de los más perfectos del mundo” (¡!)
Finalmente en una reunión celebrada en La Habana, los ministros de Relaciones Exteriores de los países del ALBA formularon una declaración reiterando la necesidad de la presencia de Cuba, pero no condicionaron su presencia a la de Cuba en la Cumbre. Todo parece indicar pues que el riesgo de un eventual boicot por los países del ALBA ha sido conjurado.
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De todas maneras los protagonistas de la Cumbre serán, fuera del país anfitrión, Obama y Chávez, quien no se perdería la gran oportunidad de actuar como contraparte de Obama en la reunión: sería un insumo fundamental para su campaña electoral.
Una eventual ausencia de Daniel Ortega, o de los Jefes de Gobierno de Antigua y Barbuda, Dominica o de San Vicente y las Granadinas, casi que pasaría desapercibida. Si Correa y Evo Morales no asistieran…peor para ellos, ya que de todas maneras cada uno en su estilo, tendrían audiencia.
Los cubanos por su parte, son demasiado hábiles para precipitar una crisis entre los Estados de la región, con los que en su gran mayoría sostienen cordiales y fluidas relaciones. Una cosa es decir que les gustaría asistir y otra presionar un boicot por su causa.
Proyección de Cuba sobre el hemisferio
Queda sobre la mesa un punto fundamental: la presencia de Cuba en el ámbito hemisférico. No se trata de su reingreso a la OEA, ya que después del levantamiento de la muy criticada resolución de expulsión de 1962 puede hacerlo, según la decisión adoptada en la asamblea de la Organización celebrada en San Pedro Sula, Honduras. Sin embargo Cuba, modificando la posición que había expresado en los ochenta, ya no tiene interés en retornar al seno de la OEA.
Debe señalarse que existen en el continente tal cantidad de reuniones y cumbres de Jefes de Estado, que muchos de ellos han manifestado en diversas ocasiones que son una pérdida de tiempo y que constituyen tan sólo una reiteración de declaraciones formales de buenas intenciones que jamás llegan a plasmarse.
Desconocer la influencia de Estados Unidos – la única gran potencia del mundo – en el continente es absurdo, por decir lo menos. Pero al mismo tiempo pretender que Cuba es una especie de Tibet en el continente, resulta necio. Cuba es uno de los países del mundo con mayor cantidad de misiones diplomáticas acreditadas en su capital y tiene una activa presencia en los cinco continentes.
Fidel Castro tiene partidarios fervorosos y adversarios pugnaces, pero lo que no se puede negar es que ha sido una de las grandes figuras en la historia del siglo XX. Cuba tiene igualmente amigos o enemigos, pero sin duda alguna tiene una influencia política importante: de otra manera no sería, como es, tema central de las noticias internacionales.
El modelo socialista que se había establecido desde hace muchos años en la isla ha fracasado y Raúl Castro está tratando de introducir cuidadosamente algunas reformas, todavía muy frágiles y limitadas. Pero de ahí a señalar por un grupo de Estados el sistema de gobierno por el que debe regirse Cuba o cualquier Estado hay una enorme diferencia.
Diversidad sin unanimismo
Los países de América Latina y el Caribe aprobaron en febrero de 2010 la constitución de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, para tratar de neutralizar la influencia de Estados Unidos y Canadá en la OEA. Ese Grupo no pasará a ser otro más de los múltiples que funciona en el hemisferio.
Se requiere precisamente que en los foros regionales haya diversidad de pensamientos y posiciones, debate y en lo posible concertación. No resulta realista ni pretender apartar a Estados Unidos y a Canadá de decisiones fundamentales del devenir continental, ni intentar lo propio sin la presencia de Cuba.
Ya no existe el desafortunado unanimismo que marcó al continente después de la concertación de la Carta de Bogotá en 1948, ni prevalecen los intentos de establecer regímenes socialistas desuetos, en ambos casos con la activa intervención en los asuntos internos de los Estados.
![]() Ojala que la Sexta Cumbre de las Américas, en Cartagena, sea algo más que una lista de buenas intenciones |
Ojala que la Sexta Cubre de las Américas sea algo más que una lista de buenas intenciones plasmada de lugares comunes que en nada prevalecen frente a las nuevas amenazas que prevalecen en un continente azolado en buena parte por la presencia de bandas de delincuentes bajo diferentes denominaciones, por el narcotráfico, las migraciones masivas, el desempleo y el deterioro progresivo del medio ambiente.
*Experto en relaciones internacionales, en asuntos limítrofes y negociaciones diplomáticas, fue Ministro de Relaciones Exteriores y ha sido embajador en Cuba.