El proyecto que prohíbe la experimentación cosmética con animales está a punto de convertirse en ley. ¿En qué consiste la propuesta?
Javier González Cortés*
A un debate de ser ley
El pasado 2 de septiembre, el Proyecto de Ley que prohíbe usar animales para testeo cosmético fue aprobado en su tercer debate en el Congreso de la República, de modo que solo le falta un debate para convertirse en ley.
Aunque esta no es la única iniciativa legislativa en el actual Congreso para la protección de los animales, sí es la primera de su tipo en el país. ¿En qué consiste el proyecto? ¿A qué retos se enfrenta? ¿Y qué representa para el país y para los animales no humanos que intenta proteger?
Los motivos del proyecto
A pesar de que el articulado de la iniciativa ha sufrido cambios durante su trámite, su justificación ha permanecido relativamente intacta. Los principales argumentos que soportan el proyecto son (1) las oportunidades económicas que tienen los productos no testeados en animales; (2) las posibilidades de desarrollo científico y tecnológico que abre la prohibición; y (3) la preocupación por los animales no humanos.
Varios países en el mundo han tomado medidas con el fin de limitar el uso de animales para probar la toxicidad de los productos cosméticos y de sus ingredientes. Por ejemplo, desde marzo de 2013 la Unión Europea (UE) prohibió las pruebas en animales de productos cosméticos y de sus ingredientes, así como la importación de los mismos.
Por eso, el proyecto argumenta que la prohibición de experimentar con animales en la industria cosmética es una oportunidad para llegar al mercado europeo, y apalancar la meta que el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo fijó en 2009 para convertir a Colombia en “líder mundial en producción y exportación de cosméticos (…) de alta calidad con base en ingredientes naturales”.
En los últimos años, el sector de los cosméticos ha crecido en Colombia y en el continente americano. Dentro de ese sector, las compañías que promocionan sus productos como no testeados en animales han ganado cada vez más espacios y compradores. Esa es una de las principales cartas que juegan los congresistas que defienden la iniciativa.
Este proyecto de ley responde al mandato de la Corte Constitucional.
Por otro lado, en el proyecto se argumenta que existen “métodos científicos avanzados para reemplazar el uso de animales (…) y [que] la tecnología avanzada puede producir resultados precisos, más relevantes para las personas y evitar resultados engañosos debido a las diferencias de reacción entre las especies”.
Ese mismo argumento fue usado en la UE para prohibir la experimentación con animales en la industria cosmética: los datos obtenidos a partir de pruebas realizadas en animales pueden ser imprecisos para informar sobre los riesgos en la salud humana de un determinado producto. Es decir, los experimentos en animales no humanos no son buenos predictores de lo que ocurrirá en humanos. Por eso el proyecto menciona que existen métodos “más relevantes para las personas”.
![]() Foto: Alcaldía de Bogotá |
En el artículo sobre estímulos, se afirma que “el Gobierno nacional generará estímulos, incentivos y facilidades para el fortalecimiento de las capacidades de los laboratorios e instituciones de investigación nacionales que desarrollen y apliquen modelos alternativos para evitar el uso de pruebas en animales en esta industria validadas por la comunidad científica internacional”.
Esta propuesta es de gran valor para la comunidad científica del país. En otros países, la legislación ha sido un factor central para desarrollar procedimientos alternativos al uso de animales. Justamente, ese es el caso de la UE.
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Por último, el proyecto se justifica como una iniciativa que avanza en la protección de los animales no humanos. En su primera versión, el proyecto se planteó como una medida para “garantizar [a los animales no humanos] su protección e integridad en cuanto seres sintientes”. Aunque finalmente la redacción del objeto del proyecto cambió eliminando la referencia explícita a la sintiencia, esta ha permanecido como elemento central del argumento.
La sintiencia, entendida como la capacidad que tienen los animales de experimentar placer y dolor, es una noción moral que cambia la forma en que nos relacionamos con los otros animales. En la sentencia C-666 de 2010, la Corte Constitucional tomó en cuenta el concepto de sintiencia para elevar la protección animal a mandato de rango constitucional. Como lo dijo la Corte, ese mandato obliga al Congreso a solventar el déficit de protección animal que existe en el país.
Aunque las pruebas cosméticas en animales no son obligatorias en Colombia, este proyecto de ley responde al mandato de la Corte Constitucional para suplir el vacío legal que pone en riesgo a los animales no humanos.
Las excepciones
La prohibición de usar animales para probar productos cosméticos no es absoluta. En el artículo 3 se introdujeron las siguientes excepciones:
Los experimentos en animales no humanos no son buenos predictores de lo que ocurrirá en humanos.
“se exceptúa del cumplimiento de la presente ley, los siguientes casos:
- Cuando un ingrediente deba someterse a pruebas de seguridad, por riesgos de salud y al ambiente, y no existan las pruebas alternativas validadas por la comunidad científica internacional.
- Cuando los datos de seguridad generados a través de pruebas en animales para un ingrediente se hayan realizado para otro fin diferente al cosmético.
- Cuando no pueda ser reemplazada por otro capaz de desempeñar una función similar justificado debidamente a través de un protocolo de investigación detallado”.
Las enmiendas al informe de la primera ponencia revelan que las excepciones se agregaron por motivos de conveniencia, en concreto, para evitar problemas comerciales. Por ejemplo, China exige que los cosméticos que importe sean probados en animales no humanos.
En todo caso, si el proyecto de verdad busca “avanza[r] en la dirección correcta de respeto a la vida y de los seres sintientes”, como se afirma en el primer informe de ponencia para ser presentado en el Senado, las excepciones deberían revaluarse. Solo así se podrá disminuir de veras el déficit de protección animal que el Congreso tiene la obligación de subsanar. Y, además, vale la pena recordar que los productos cosméticos no son artículos necesarios para vivir.
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Nuevos debates
Es muy probable que el proyecto aquí discutido se convierta en ley. No obstante, para apalancar el desarrollo del sector de la ciencia y la tecnología, y para posicionar mejor al país en el mercado internacional de productos manufacturados con criterios éticos y científicos más robustos y ajustados a las exigencias contemporáneas, aún se requieren algunos ajustes para proteger a los animales no humanos.
![]() Foto: Wikimedia Commons |
Es necesario revisar de nuevo las excepciones a la prohibición, pues tal como están planteadas, dejan abiertas las puertas que ya se creían cerradas.
A pesar de que la iniciativa legislativa aclara desde el inicio que “no busca (…) crear restricciones a los investigadores farmacéuticos, así como [a] los laboratorios de investigación genética, bioquímica y otros campos” y que “solo se refiere al uso de animales en las pruebas cosmetológicas”, es interesante notar que este tipo de proyectos permiten retroalimentar la discusión sobre la experimentación científica con animales.
No deja de ser paradójico que el país prohíba el uso de animales para probar la seguridad de los cosméticos, pero que aún se considere aceptable experimentar con animales con fines científicos. Bienvenido sea el debate, sin miedo al cambio.
* Profesor del Instituto de Bioética de la Pontificia Universidad Javeriana y coordinador del Observatorio Animalista. Una de las instituciones que conforman el Observatorio Animalista es Animal Defenders International, que desde el principio ha acompañado y promovido el proyecto de ley aquí discutido.
javiergonzalez@javeriana.edu.co