Microfinanzas y agroecología: una alternativa para el desarrollo rural - Razón Pública
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Microfinanzas y agroecología: una alternativa para el desarrollo rural

Escrito por Sergio Monroy Isaza Natalia Ramírez Virviescas
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Las microfinanzas integrales y la agroecología son una solución a los problemas del campo colombiano.*

Sergio Monroy Isaza**
Natalia Ramírez Virviescas***

Mala gestión y pocos préstamos

Universidad de IbaguéLas microfinanzas son créditos o préstamos de bajo monto que permiten realizar sus proyectos de inversión a los pequeños empresarios, y en el caso de los campesinos, permiten aumentar la productividad de los negocios rurales, en su mayoría de carácter agropecuario.

Pero la promoción de créditos de bajo monto en las zonas rurales no suele ir acompañada por una metodología microfinanciera, es decir, por un reconocimiento adecuados de los aspectos socioculturales y las relaciones territoriales del campo.

Allí, la mayoría de las instituciones financieras se limitan a explicar las condiciones del préstamo —plazos, intereses, garantías requeridas—, sin dar ninguna orientación sobre su buen uso. Estas entidades típicamente son parte de banca tradicional, como decir el Banco Agrario.

La oferta de servicios financieros en el campo es escasa: según un estudio de Asomicrofinanzas y Finagro , el índice de bancarización rural fue de 3,2% en 2010 y en 2012 alcanzó apenas el 4,2%.

El Censo Nacional Agropecuario confirma la dificultad de acceder al financiamiento rural. Cuatro departamentos concentran ese crédito en Colombia: Nariño, Cauca, Boyacá y Santander absorben el 50,8% de los préstamos a Unidades de Producción Agrícola (UPA) en el área rural dispersa.

Para 2013 apenas el 11% de las UPA solicitaron al menos un crédito para el desarrollo de sus actividades productivas. Las personas usaron el 96% de los créditos aprobados para comprar insumos, pagar la mano de obra, comprar animales y sembrar el cultivo.

Foto: Alcaldía de Chitagá, Norte de Santander - La oferta de servicios financieros en el campo es escasa.

Microfinanzas integrales

Paras superar ese enfoque rentístico y comercial se desarrollaron aproximaciones como las llamadas “microfinanzas integrales”, como una alternativa con enfoque social y como un mecanismo de inclusión.

Las finanzas integrales pretenden aumentar la productividad de largo plazo mediante la programación de los créditos o desembolsos a lo largo del tiempo y el acompañamiento organizacional, financiero y técnico de los proyectos.

De esta manera —y a diferencia de los servicios netamente bancarios—, las microfinanzas integrales se basan en entender el ethos rural, vale decir la peculiar y complicada situación social y cultural del campo colombiano. Las operaciones de financiamiento parten de reconocer la naturaleza multidimensional de la pobreza y la necesidad de acción conjunta entre los hogares, la comunidad, el mercado y el Estado.

Para esto hay que transformar los factores que inhiben las alternativas del desarrollo rural, a partir de un enfoque territorial y sociocultural.

Las microfinanzas integrales constituyen una posibilidad teórica y práctica para ayudar de veras a la mediana y pequeña producción agropecuaria. En consecuencia, constituyen una alternativa de apalancamiento para proyectos productivos propios de los nuevos enfoques y visiones territoriales, como los proyectos agroecológicos.

Foto: Secretaría Distrital de Planeación - El estado nutricional en la ruralidad colombiana es deficiente y la infraestructura enfocada al aumento de la productividad agrícola es casi nula.

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Agroecología o agricultura intensiva

La agroecología es un campo teórico-práctico viable y sustentable, en contraposición a los paradigmas de modernización de la agricultura. La agricultura intensiva en capital es excluyente porque apunta a los grandes propietarios y a la exportación. Además, contamina considerablemente y evoluciona en detrimento de la calidad de vida del grueso de la ruralidad latinoamericana.

En contraste, la agroecología comprende los complejos entornos rurales, atendiendo a los factores sociales, culturales, productivos, tecnológicos, ambientales y políticos. Entiende que la producción agropecuaria está en la superficie y por eso ataca la dependencia que crearon las tecnologías basadas en energías fósiles sobre el campesinado.

Como propuesta, estimula la producción tecnológica a partir de las interacciones entre los animales, vegetales y humanos; pero, sobre todo, atiende a los sensibles problemas agroalimentarios. No obstante, entiende que bajo los problemas tecnológicos existen asuntos políticos, culturales y epistemológicos.

La tecnología promovida y difundida por la Revolución Verde es una propiedad emergente de una serie de relaciones asimétricas que se gestaron a escala global desde la década de 1970. Estas relaciones transformaron las agrupaciones productivas en la región, los marcos culturales y las subjetividades rurales.

Esto impuso una narrativa basada en la modernización de la agricultura que condujo a la producción de conocimiento hacia los renglones de la técnica, la mercadotecnia y los negocios agrícolas, dejando de lado las nuevas condiciones de vida de la población rural.

Ni la agricultura intensiva en capital ni la ganadería extensiva lograron responder a los problemas más profundos del campo colombiano. La pobreza rural sigue siendo muy alta. En el 2018, el 39,9% de las personas en situación de pobreza multidimensional en Colombia pertenecían a centros poblados y rurales dispersos, esto es 2,9 veces más que en las cabeceras (DANE, 2019).

El estado nutricional en la ruralidad colombiana es deficiente y la infraestructura enfocada al aumento de la productividad agrícola es casi nula. Además, la creciente deforestación, el cambio climático, los conflictos sociales y ambientales—que dan a conocer las pérdidas y no las ganancias—son nuevos tópicos que aparecen en la agenda pública.

Por esto, para reconocer al campesinado como un fundamento social, brindarle autonomía y revitalizar los territorios rurales, hay que fomentar las alternativas que permitan nuevas formas de producción agropecuaria, como las microfinanzas integrales para los proyectos agroecológicos.

*Razón Pública agradece el auspicio de la Universidad de Ibagué. Las opiniones expresadas son responsabilidad de los autores.

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