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La economía no va mal, pero el agro sí

Escrito por Enrique Herrera
¿ Por qué se deteriora el agro si es un espacio de oportunidades?

Enrique HerreraLa agricultura colombiana se sigue rezagando, y las cifras oficiales de este año lo confirman. A qué se debe este retraso y qué han hecho los países vecinos para modernizar el campo.

Enrique Herrera Araújo*

El desbalance

En el segundo trimestre de 2019, el Producto Interno Bruto (PIB) aumentó en 3%. En cambio, el agro creció apenas la mitad: 1,5%.

Entre 2010 y 2018, la balanza comercial de los productos agropecuarios medida en miles de toneladas —es decir, la diferencia entre importaciones y exportaciones— fue negativa con un gran pico en 2018. Eso quiere decir que se vienen importando más toneladas de productos agropecuarios de las que se exportaron.

Por otra parte, la balanza comercial en millones de dólares, hasta julio de 2019, ha sido positiva —aunque está en franco descenso respecto de la de 2018—. Eso, a su vez, quiere decir que el valor de las exportaciones superó, en dinero, el de las importaciones.

Con un dólar tan caro como el de hoy, los colombianos deberían exportar más e importar menos. En lo corrido de este año, hasta julio de 2019, la diferencia entre exportaciones e importaciones fue de -4.876 millones de toneladas y de 683 millones de dólares. Las gráficas 1 y 2 describen con más detalle estas tendencias, que no aprovechan la devaluación de la moneda colombiana.

Gráfica 1.

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Si no contabilizamos el café, las flores y el banano, la balanza comercial de los productos agropecuarios no tradicionales es negativa tanto en millones de toneladas como en millones de dólares. Eso se debe a que no se ha hecho la tarea de diversificación de los mercados: el 49.7% de las exportaciones se concentran en cinco destinos, y la oferta agroexportadora es muy limitada.

Gráfica 2.

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Desempleo, inflación y poco crecimiento

El desempleo y la inflación han golpeado con más fuerza al sector agrario, y el Ministerio de Agricultura ha incumplido las metas que se propuso para impulsar el sector.

Si la tasa de desempleo es preocupante, pues no baja de dos dígitos, el desempleo en el sector agrario es mucho más pronunciado. Juan Daniel Oviedo, director del DANE, afirmó que las zonas rurales y pequeños municipios registraron un mayor número de personas desempleadas. Además, en el sector agrario se han destruido 281 mil puestos de trabajo.

Por su parte, entre enero y septiembre, la inflación fue del 3.26%, es decir, 0,63% puntos porcentuales más que la registrada en el mismo período de 2018. Este aumento en el nivel general de precios se explica en buena parte por los alimentos y las bebidas no alcohólicas, que aumentó 6,29% en lo corrido de este año, la más alta cifra de todos los bienes y servicios que incluye el DANE en la canasta del consumidor.

Según el Sistema de Seguimientos de Proyectos de Inversión (SPI) del Departamento Nacional de Planeación (DNP), al de 30 de septiembre de 2019, la ejecución presupuestal estaba en el 61,9%, y el avance financiero en el 24%, a solo tres meses de que acabe el año.

Después de más de un año de haber comenzado el gobierno de Iván Duque, las metas agrarias del Plan Nacional de Desarrollo (PND) también van mal. El PND incluye el programa bandera del Ministerio de Agricultura, llamado “Coseche y venda a la fija”. La meta es beneficiar a 300.000 productores. Pero hasta ahora, se han beneficiado apenas 20 mil, es decir, el 6,6%. Además, según el presidente del Consejo Nacional de Secretarios de Agricultura (CONSA), de esos 20 mil, 12.800 vienen de un programa anterior, llamado Alianzas Productivas. Es decir que apenas 7.200 serían realmente los nuevos beneficiarios del programa.

Puede leer: ‘Coseche y venda a la Fija’: una mala idea para apoyar el campo

Por último, la meta de crecimiento anual del PIB es del 4% y, como dije ya, van en 1.5%. Además, la meta del crecimiento en las exportaciones de origen agropecuario es del 22%, y la balanza va en descenso.

Como si lo anterior fuera poco, el único presupuesto que disminuyó para 2020 fue el del sector agro, en un 18%. Una de las causas de esta reducción es que Vivienda Rural pasó del Ministerio de Agricultura al de Vivienda.

Gráfica 3.

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Los motivos de la mala hora

De lo dicho hasta ahora puede concluirse que, en medio de la turbulencia política y económica mundial, y con la simpatía que le tengo a este Gobierno, a Duque y al país les va bien, pero al mundo rural le va mal. Mal en el PIB, en la balanza comercial, en el mercado rural, en la ejecución presupuestal, en la inflación y en el presupuesto para el año entrante. Todos los números le son negativos.

Es más: ¿por qué tenemos tan mal desempeño si el agro es un sector de oportunidades? La población, el nivel de los ingresos, la demanda de alimentos y el consumo de proteínas están creciendo en el mundo, la pobreza extrema está siendo erradicada y las sociedades se están volviendo de clase media, la gente se mudó del campo a las ciudades. Por eso, producir alimentos es un tema estratégico.

El desempleo y la inflación han golpeado con más fuerza al sector agrario,

Una razón de fondo de lo que está pasando es el descuido de la productividad: se ha trabajado muy poco en la capacitación de los trabajadores del campo, en impulsar programas de transferencia de tecnología e innovación, en mejorar la infraestructura productiva y de servicios, en adaptarse al cambio climático y en invertir en imagen país.

Además, no se ha creado un programa de agrotecnología (agrotech) que promueva la adopción masiva de nuevas tecnologías para el campo y que otorgue beneficios tributarios para ello. La Ley de financiamiento es una oportunidad para incluir ese tipo de beneficios. La tecnología es la gran transformadora de las actividades productivas y en los próximos 25 años, la tecnología cambiará la agricultura muchos más de lo que cambió en los últimos cien años.

Protestas en Ecuador que acabaron por forzar al p.

Foto: Agencia Nacional de Tierras
El agro no despega en el periodo de Iván Duque.

Le recomendamos: ¿Cómo promover la innovación tecnológica en el campo? Economía Naranja Rural y Agrotech.

Por su parte:

  • Colombia no ha recuperado el estatus de país libre de aftosa;
  • Ya llegó el hongo Fusarium que destruye por 20 años el área de los cultivos de banano;
  • Muchos inversionistas perciben poca seguridad jurídica, lo cual disminuye su confianza en el país.

Le ha ido bien, eso sí, a la colocación del crédito que ha pasado de 11,2 a 13,3 billones de pesos (un aumento del 19%) entre enero y septiembre de 2018 y el mismo período en 2019. Su distribución es otra cosa: los pequeños habrán accedido si acaso a un 20% de la torta y los grandes a un poco más del 60%.

 ¿Qué se puede hacer?

Para mejorar el panorama, es necesario redirigir la política del sector agrario, de lo puramente social y “apagaincendios” a la producción, la competitividad y la agroexportación.

Para ello, Colombia podría hacer lo que hizo Perú: identificar el mercado externo; diseñar seguidamente una estrategia para promover la comercialización y la inversión en su territorio; contratar un equipo de primer nivel, móvil y bien pagado que se sitúe en el exterior y atraiga inversión y comercio en su zona asignada, por ejemplo, Asia, Europa y Estados Unidos.

Entre 2000 y 2018, las exportaciones agrícolas del Perú aumentaron anualmente un 13,76% y la tendencia se mantiene. En Ecuador, la balanza comercial es positiva: las exportaciones agroalimentarias superan en 7,2 veces en promedio a las importaciones. Son países que miran hacia fuera. Colombia debería seguir ese ejemplo.

El único presupuesto que disminuyó para 2020 fue el del sector agro, en un 18%.

Además, para ser más competitivos, necesitamos reforzar la estabilidad jurídica: llegar a tener una regulación eficiente, simple y accesible; simplificar los requisitos fitosanitarios; e impulsar la educación técnica con investigación, desarrollo e innovación.

Desde luego, tampoco hay que depositar todas nuestras esperanzas en un mejor presupuesto público para el sector. El problema es más bien de políticas públicas erradas y mala gestión. No reestructurar el sector y sus instituciones le sigue costando caro al desempeño rural.

Por ejemplo, la Agencia de Desarrollo Rural ADR debería hacer, si así lo permite su reestructuración, la tarea de una banca de inversión encargada de formular, estructurar y viabilizar proyectos productivos asociativos o de pequeños y medianos productores, así como de buscar las fuentes de inversión para dichos proyectos. También debería ser el postaestandarte de la agrotecnología bajo el entendido que la inversión en tecnología, inteligencia artificial y digitalización definirán el grado de desarrollo de los países y de las empresas. También del agro.

Así mismo, a la ADR deberían permitirle crear y gestionar un fondo de inversión cuyo objeto sea financiar proyectos con capital de riesgo y cuyos recursos iniciales provengan del presupuesto general de la nación pero que pueda apalancar recursos de inversión de fondos internacionales, emitir acciones, adelantar procesos de emisión de títulos y otros mecanismos de financiamiento.

Por su parte, la Agencia Nacional de Tierras (ANT) debe otorgar mayor seguridad jurídica a la propiedad rural. Para ello deberá ser creativa y buscar fuentes de financiación alternativas para el ordenamiento social y productivo del territorio. Por ejemplo, con las siguientes estrategias:

  • Promover el aumento del incentivo fiscal en el impuesto predial si el propietario formaliza el predio;
  • Otorgar una tasa por servicio a empresas mineras o de hidrocarburos por formalizar predios para constituir servidumbres;
  • Buscar cooperación internacional y promover el uso de las regalías para la formalizacion y el ordenamiento social y productivo de la propiedad rural;
  • Ajustar las normas para que la figura de Obras por Impuestos sirva para estos propósitos;
  • Adoptar una política de acceso a la tierra por medios distintos de la adjudicación de la propiedad, como decir el usufructo, el derecho de uso, el arrendamiento y el derecho real de superficie.
Mientras la economía colombiana creció un 3 por ciento, el agro apenas creció 1.5 por ciento.

Foto: Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural
Mientras la economía colombiana creció un 3 por ciento, el agro apenas creció 1.5 por ciento.

Lea en Razón Pública: Los retos del agro en Colombia

También sería conveniente adaptar para el país en su conjunto el modelo de infraestructura vial que ha funcionado en Antioquia: vías terciarias por autogestión, con un costo entre el 30% y el 40% menor que el habitual.

Sin necesidad de inventar la rueda, existen muchas propuestas. Lo importante es tomar el camino que le permita al agro, en épocas de tempestades económicas ponerse a tono con los buenos resultados que en la línea económica está produciendo el presidente Duque mas no, el sector agropecuario.

 

*Abogado, especialista en desarrollo regional y magister en gestión pública. Experto en tierras, desarrollo rural.
@enriqueha

 

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