
Se necesita entender al Chocó para lograr una transformación social, económica, política y cultural de esta otra Colombia.
Daryl Alexander Palacios*
La Historia Colonial y sus efectos.
El Chocó tiene 47 años de vida institucional como departamento. Sus clases dirigentes perpetúan sus problemas y se articulan con quienes los originaron para mantener al departamento en las peores condiciones del país.
Las cuatro voces que atraviesan este texto construyeron una visión clara de lo que se necesita para transformar esta región. Su trayectoria social, empresarial, política y cultural respalda dicha visión. Se trata de Giovanni Córdoba, Jilmar David Robledo, Jesús Elías Córdoba y Alí Gómez Rentería.
Hablar del Chocó y sus transformaciones es hablar de la historia colonial de Colombia, sus matrices, los efectos que produjeron y con los que aún se lucha.
El departamento con mayor población afro del país es el Chocó, con un poco más de medio millón de habitantes, de los cuales el 87 % se reconocen como comunidades negras, 9 % indígenas y el 4 % restante mestizos.
No puede desconocerse que el proceso de la colonización y esclavitud se instaló como un modelo de explotación que marcó la historia e impuso las condiciones de vida necesarias para extraer grandes recursos.
Jilmar Robledo sostiene que “el Chocó es un claro ejemplo de una herencia colonial muy represiva, que fue basada en el saqueo del territorio a partir de sus recursos naturales y minerales y de la explotación de la gente para lograr que esa explotación fuese más rentable, para luego construir y edificar sociedades económicamente fuertes en otras ciudades del país. Las sociedades en ninguna parte del mundo se reponen de la noche a la mañana de sucesos como estos incluso cuando ha durado varios siglos en el pasado”.
El Chocó aún no se repone de este suceso. Prueba de ello es el hecho de que apenas a finales del siglo XX los chocoanos comienzan a considerarse como iguales en el Estado colombiano.
Durante el siglo XIX, con el surgimiento de la república, estuvieron vigentes algunas instituciones como la esclavitud y el saqueo. Apenas a comienzos de la segunda mitad del siglo XIX logró abolirse la esclavitud por razones meramente económicas.
Elías Córdoba plantea que esta abolición fue legal, pero no fue real. Desde 1851 existen alarmantes brechas económicas, educativas, materiales, de infraestructura, y de representación política que no se superan.
También afirma que ese rezago permitió fortalecer la economía de enclave, cuya explotación de la mano de obra local, producción primaria y poca participación en el sistema financiero impide la formación de un capital local para acelerar el desarrollo.

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Reconocimiento del territorio y de lo étnico
Otra causa de los problemas es el desconocimiento del territorio, sus particularidades y sus incidencias. Esto se relaciona con la poca inversión y la ausencia de políticas, y se traduce en una incapacidad para responder de manera adecuada a las necesidades de la comunidad.
Según Elías Córdoba, la región aún no encara los alcances de ser un departamento rico en biodiversidad y con una gran variedad étnica, condición que lo aleja del resto del país y su modelo económico. El gobierno central y departamental desconocen estas condiciones y por eso sus proyectos regionales están condenados al fracaso.
Según Giovanni Córdoba, existen paralelismos incomunicados que tienen que ver con una sociedad chocoana tradicionalista frente a una sociedad, por un lado, étnica y, por el otro, matriarcal; con apuestas de empoderamiento muy interesantes.
En este caso, el tradicionalismo es eso ligado al oficialismo, a las formas actuales de hacer las cosas en la política y de construir sociedad chocoana. Un tradicionalismo que gobierna y no dialoga con la otra parte de la sociedad chocoana, étnica y de procesos de las mujeres, para construir una apuesta de poder conjunta.
Tradicionalismo y corrupción
Los gobiernos actuales rompen con la realidad de la región al decidir no oír a las comunidades étnicas, la sociedad civil y el sector privado. Esto produce respuestas descontextualizadas y hace que sea imposible llegar a un consenso sobre lo fundamental.
Este es el resultado de una filiación y reproducción de los vicios de la clase política nacional, que el tradicionalismo chocoano adoptó y que se distancia de las realidades territoriales.
En palabras de Alí Gómez, la corrupción e indiferencia del Estado central permite que los problemas se perpetúen, pero también influye la falta de una educación de calidad que construya consciencia crítica y que exija estándares más altos en el liderazgo político.
Jilmar Robledo reafirma esta posición. El liderazgo político de la región es parte del problema. Los líderes no llegan a un acuerdo sobre un camino de bienestar para su propia gente, sino que recaen en los malos vicios provenientes de instituciones políticas adversas del pasado. En este escenario, no importa el Chocó como territorio, ni lo que sucede allá.
Sin ninguna duda la malversación de las finanzas públicas es la manera como muchos gobernantes adquieren riquezas, pero hay que distinguir los grados de incidencia que esto tiene. El Chocó goza de una vida institucional corta y esto impide que los problemas mejoren rápidamente.
Pero, ¿por qué la clase dirigente se empeña en administrar pobreza? Según Giovanni Córdoba, la clase política le tiene horror al cambio, porque vio que cuando algo cambia en el Chocó, ella como clase política queda por fuera.
Podríamos seguir desarrollando causas del atraso del Chocó, puesto que pueden abordarse desde varios frentes, pero estas tres son las más importantes y arraigadas en la historia.
Una vez hecha esta comprensión de las causas entonces es necesario que abordemos las acciones que se necesitan para transformar estas realidades de manera sostenible, sustentable y de la mano con su gente.

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Las acciones que necesita el Chocó
El Chocó necesita cambios profundos. Una educación contextual, ligada a las realidades y desafíos territoriales, es lo más urgente. Esta educación debe crear nuevas habilidades para producir riquezas a partir de la innovación, la transformación y la comprensión del mundo globalizado.
Es así como Alí Gómez propone que el Chocó para alcanzar un desarrollo sostenible con el promedio nacional necesita una revolución en la educación, tanto en infraestructura como en formación docente. Está demostrado que las sociedades más educadas tienen mayores ingresos y mejor calidad de vida.
Elías Córdoba propone que la educación puede ayudar a la transformación, pero esta educación no es el incremento de títulos, sino una educación consecuente con la realidad, que se ponga al servicio del territorio y que sirva para movilizar las fuerzas de la región.
Por su parte las propuestas de Giovanni Córdoba y Jilmar Robledo buscan una educación ligada a potenciar los talentos locales en las diferentes áreas y a partir de allí producir riquezas. Estas propuestas se basan en el conocimiento que trasforma las particularidades en bienes y servicios para el mundo globalizado.
Otra de las acciones transformadoras para el departamento es fortalecer su riqueza económica, mediante sociedades emprendedoras y con capital empresarial. Al respecto Giovanni Córdoba cree que el Chocó necesita muchos más emprendedores que doctores.
Quibdó debe tener un Instituto Tecnológico que atienda a varios municipios para crear una asociatividad municipal y para acelerar el desarrollo económico. Es probable los emprendedores produzcan el desarrollo económico más rápido que los doctores, porque ponen ideas nuevas en los mercados, pero para eso se necesita un Instituto Tecnológico.
Sumado a eso Jilmar anota que el crecimiento económico necesita de nuevas políticas y proyectos empresariales promovidos por líderes locales. Este liderazgo debe estar acompañado de una inversión estatal con el fin de crear bienes públicos.
Invertir en el Chocó es muy difícil, porque faltan la conectividad, el agua potable, el alcantarillado, la energía eléctrica constante y de calidad. Por eso hay que garantizar estos bienes públicos.
Las acciones anteriores pueden crear una sociedad mas independiente, tanto económica como políticamente, y por supuesto que esto cambiará el criterio para elegir a los representantes y dirigentes políticos del departamento.
Será el círculo virtuoso que paulatinamente trasformará las condiciones de vida de la gente del Chocó.