¿Cómo encaja la iniciativa conjunta de Colombia, Chile, México y Perú en la intrincada red de tratados y compromisos que obligan y limitan a Colombia en su búsqueda de nuevos mercados?
Juan David Barbosa*
David barbosa alianza pacifico
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Lecciones aprendidas
Lograr la libre circulación de bienes, de servicios, de capitales y de personas entre países no es tarea fácil. En su momento, el presidente Lleras Restrepo impulsó la integración con Ecuador, Chile, Perú y Venezuela a través del que entonces se llamara “Pacto Andino”, cuyo fracaso ya no se puede ocultar.
Ahora el presidente Santos lidera una iniciativa similar — pero moderna y ágil — que tuvo origen en una invitación del entonces presidente de Perú, Alan García, y que ha sido organizada por Gabriel Duque, actual viceministro de Comercio de Colombia.
Los acuerdos plurilaterales — como el que se firmó la semana pasada en Cali — exigen compartir una visión política a mediano y largo plazo.
Las lecciones que dejaron el Acuerdo de Cartagena de 1969 y las eternas negociaciones del Grupo Andino — hoy Comunidad Andina, sumida en profunda crisis — son esenciales para entender que los acuerdos plurilaterales — como el que se firmó la semana pasada en Cali — exigen compartir una visión política a mediano y largo plazo.
Entonces, ¿cuál es la visión política, económica y social para Colombia en materia de integración en el marco de la Alianza del Pacifico?
Una ventana al Asia
Proyecto Asia-Pacifico Foto: www.vanguardia.com |
La página web de la Alianza del Pacífico menciona como un objetivo explícito el de lograr la proyección hacia el Asia–Pacífico. Por el momento, la presencia de Colombia en Asia a través de tratados solo incluye el acuerdo celebrado, pero no vigente, con Corea del Sur y los acuerdos de protección de inversiones existentes con China e India.
Desde hace unos años, Colombia ha buscado infructuosamente acercarse y hacer parte del P4 — Tratado entre Chile, Nueva Zelanda, Singapur y Brunei — y lograr la membresía en el Foro Asia–Pacific Economic Cooperation (APEC, por sus siglas en inglés).
La Alianza aspira a articular cadenas de valor entre los miembros para exportar conjuntamente productos al Asia.
Conviene aclarar que aunque están teniendo un desarrollo paralelo, la Alianza del Pacífico no es una respuesta ni tiene como referente o modelo a la iniciativa liderada por el presidente Obama y conocida como el Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP, por sus siglas en inglés). No obstante esta última negociación comparte el objetivo de proyectarse hacia el Asia, y dos de los miembros de la Alianza, Perú y México, también figuran entre los once países que negocian el TPP.
Estados Unidos tiene una razón clara para insertarse en Asia: hacer contrapeso a China en el comercio con el resto de países de ese continente. Pero en el caso de Colombia, esa no es una posibilidad ni es el objetivo de la Alianza. De hecho, Perú y Chile ya tienen TLC vigentes con China. Incluso, hace poco más de un año, el presidente Santos estaba en China anunciando la posibilidad de iniciar un estudio para el TLC con ese país.
La Alianza aspira a articular cadenas de valor entre los miembros para exportar conjuntamente productos al Asia. En las negociaciones de la Alianza se incluyen temas como las normas de origen, la posibilidad de acumular origen y la facilitación de las aduanas, poniendo en práctica mecanismos muy útiles para las empresas, como el Operador Económico Autorizado.
El reto principal consiste en establecer la gama de productos que podrían tener el potencial de convertirse, por ejemplo, en un pantalón elaborado con tela colombiana, a partir de algodón peruano y tejido en México, rompiendo el paradigma dominante: América Latina es el proveedor de materias primas del mundo, Asia el de manufacturas y Estados Unidos el de servicios.
Oportunidades y riesgos
Trabajadoras Foto: http://elcomercio.pe |
Colombia tiene TLC vigentes con Chile y México y — junto con Perú — es miembro de la Comunidad Andina. En el marco de la Alianza del Pacífico ya se ha establecido que el 90 por ciento de las mercancías tendrán arancel cero a la entrada en vigor del acuerdo, y el 10 por cierto remanente se desgravará conforme a lo acordado entre las partes.
Para el caso de los TLC con Chile y México, resulta especialmente atractiva para Colombia la posibilidad de incluir nuevos temas como Inversión, Comercio Transfronterizo de Servicios, Servicios Profesionales, Servicios de Telecomunicaciones, Servicios Financieros, Servicios Marítimos y Transporte Aéreo, que van más allá de los acuerdos vigentes.
Por ejemplo, iniciativas como las ya adoptadas en materia de visas entre los países de la Alianza del Pacífico demuestran la voluntad política necesaria para expandir el comercio de servicios entre estos países.
Pero en materia de desgravación, incluir el 100 por ciento del universo arancelario con Chile y México supone asumir retos importantes para algunos sectores industriales y agrícolas en Colombia, ya muy golpeados.
Los TLC y el comercio internacional en general exigen hacerse preguntas — y tener las respuestas listas — como “¿de qué países quiere Colombia que se alimenten sus ciudadanos?” y “si prefiere que los colombianos coman productos locales o importados”. Dar prioridad al ajo de Boyacá sobre el de China es una realidad cada vez más cercana con cada nuevo TLC que se negocia y que se firma: cláusulas como las negociadas en el TLC con Estados Unidos o con Canadá complican la respuesta.
Si lo que se quiere es proteger la producción agrícola, existen medidas de defensa comercial. Recientemente se han iniciado investigaciones de salvaguardia contra leche en polvo y aceites provenientes de la Argentina y del Brasil, en el marco del acuerdo CAN– Mercosur.
Eso significa que empresas colombianas, argentinas y brasileras y los respectivos Estados deberán argumentar la validez o no de la medida dentro del marco de sus compromisos internacionales.
Ese es un efecto típico derivado del comercio internacional moderno. Con un TLC vigente, el reto que Colombia debe asumir es si prefiere responder esas preguntas en el marco internacional o mantener los mecanismos de protección, tales como la franja de precios.
¿Qué pasará con la Comunidad Andina?
Pese a que el preámbulo del acuerdo de la Alianza del Pacífico reconoce la existencia de la Comunidad Andina (CAN), el nuevo acuerdo crea el riesgo de darle entierro de segunda a la institucionalidad andina que se ha venido construyendo pacientemente durante todos estos años.
Pero de otra parte, una próxima entrada en vigencia del TLC entre la Unión Europea y Perú y Colombia puede dar un segundo aire a la integración comunitaria en materia de acumulación de origen, por ejemplo, que ojalá la Alianza no desmonte.
Con un arancel externo común suspendido indefinidamente, la Comunidad Andina deberá decidir qué parte de su institucionalidad y de su historia puede vincular a este acuerdo.
Será preciso analizar si la Alianza produce en Bolivia y Ecuador una respuesta similar a la de Venezuela cuando este país argumentó que el TLC de Colombia con Estados Unidos la había impulsado a retirarse de la CAN y a adherir al MERCOSUR.
Entrecruce de tratados
Otro reto derivado de este ejercicio será sortear el problema llamado del spaghetti bowl: la excesiva proliferación y entrecruzamiento de los tratados de libre comercio.
El artículo 8 del Acuerdo Marco señala que la Alianza no remplaza ni modifica los acuerdos bilaterales y regionales. No obstante, el profundizar la integración necesariamente implica, por ejemplo, armonizar las reglas de origen, de servicios o de inversión.
El presidente Obama suele decir que el TPP es el modelo de acuerdo del siglo XXI. La Alianza podría estar llamada a ser el modelo latinoamericano de integración de última generación.
La participación, en calidad de observadores candidatos, de Costa Rica y Panamá – y como observadores a secas de Canadá, Ecuador, Guatemala, El Salvador, Uruguay, Honduras, Paraguay y República Dominicana- le da mayor credibilidad a esta iniciativa.
De igual forma, será bueno estudiar las reacciones de otros países que concurrieron a Cali: Australia y Nueva Zelanda, países activos en las negociaciones del TPP, y Japón que también actúa como observador en el TPP.
De otro lado, como los cuatro Estados que están negociando la Alianza del Pacifico tienen un TLC vigente con la Unión Europea — en realidad Colombia está ad portas — resultó valiosa la presencia de España, Francia y Portugal, sobre todo de cara al reciente anuncio de un posible TLC entre Estados Unidos y la Unión Europea
Con un arancel externo común suspendido indefinidamente, la Comunidad Andina deberá decidir qué parte de su institucionalidad y de su historia puede vincular a este acuerdo.
Suponiendo que la elección del brasileño Roberto Carvalho de Azevêdo como nuevo Director General de la Organización Mundial del Comercio (OMC) dé un nuevo aire a las negociaciones en este foro multilateral, la Alianza del Pacífico puede representar una alternativa interesante para sus países miembros y para aquellos que adhieran, en el sentido de ofrecer un espacio de negociación conjunta que los beneficie en la Ronda de Doha o en la que siga.
Un proceso que apenas empieza
Puede que el próximo 30 de junio no se hayan alcanzado a acordar todos los detalles de la Alianza del Pacifico, pero la Cumbre de Cali dejó un buen sabor. Existe la certeza de que tanto la profundización del libre comercio entre sus miembros, como una mayor presencia en Asia, no se lograrán sólo con dejarlo inscrito en un tratado.
Los ya casi cuarenta y cinco años del proceso comunitario andino han dejado muchas enseñanzas: es posible que gracias a este nuevo proceso integrador, todos los países andinos avancen hacia decisiones y normas comunes, pero por otro lado y de una u otra forma busquen frenos y restricciones en sus fronteras.
El reto de la Alianza del Pacífico es doble: por un lado se anuncia la integración de estos cuatro países para encontrar un camino conjunto hacia el mercado asiático, pero por otro lado se sanciona a empresas de otros países de la Alianza que han invertido en Colombia y que prestan servicios de retail, al imponer aranceles casi confiscatorios y que incumplen las normas de la OMC sobre productos provenientes de… Asia.
* Profesor de Derecho Económico Internacional de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad Javeriana.
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