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Por: Enrique Peñalosa Candidato presidencial por el Partido Alianza Verde
Estamos de acuerdo con la solución política al conflicto armado, respaldamos el proceso de paz y las negociaciones en La Habana. Más aún, ratificaremos al equipo negociador, que es idóneo y responsable. Las negociaciones en La Habana, como las relaciones internacionales, deben ser un asunto de Estado; que no debe cambiar de un gobierno a otro. No podemos abusar de la generosidad de los colombianos con la paz para hacer política con ella, como desafortunadamente lo está haciendo el Presidente candidato.
No es posible la paz con impunidad, pero tampoco es posible la paz sin generosidad. Seguiremos las pautas señaladas por la Corte Constitucional que ha señalado que no se pueden suspender todas las penas. Pero más importante que las penas, que dependerán del sistema de justicia, nuestra prioridad como Ejecutivo serán las garantías de no repetición de los delitos y tragedias de la guerra.
No obstante lo anterior, los acuerdos en La Habana no van a resolver los problemas que enfrentan los colombianos en su vida diaria, de seguridad y criminalidad, de atención en salud, de acceso a una educación de calidad, de buenos empleos, o carreteras para sacar la producción campesina. Esto significa, que es necesario trabajar en muchos frentes, con o sin acuerdo de la Habana, en una agenda integral de país para mejorar el sistema de salud y seguridad social, para garantizar el acceso a la educación de alta calidad, para la generación de oportunidades equitativas y empleo formal y digno tanto en el campo como en las ciudades y luchar de manera más eficaz contra la pobreza, la delincuencia y la corrupción.
Por eso es indispensable enfrentar con decisión y en equipo con colombianos capaces, preparados y comprometidos, de todas las regiones, los numerosos desafíos que enfrentamos, para hacer realidad la Colombia que queremos.
Debo reiterar, que nuestro respaldo a las negociaciones de La Habana no implican ninguna simpatía con las Farc o sus crímenes contra los colombianos. Tampoco será obstáculo para que fortalezcamos cada día más nuestras Fuerzas Armadas y de Policía para garantizar la seguridad y el derecho a vivir sin miedo de todos los colombianos y combatir la criminalidad. Disminuir la impunidad, la inequidad y asegurar una justicia eficaz es el camino cierto para que los colombianos respalden, crean y consolidemos la paz.
![]() El candidato presidencial por el Partido Verde, Enrique Peñalosa. Foto: International Transport Forum |
Los dos puntos de la agenda de negociación que hasta ahora se conocen – desarrollo rural y participación política- me parecen aceptables. También creo que los guerrilleros, una vez cumplan con algunas sanciones –porque ya está claro que no todas pueden ser suspendidas- deben poder participar en política. Creo que así tengamos que tragarnos algunos sapos, lo mejor es evitar la muerte de más soldados y el sufrimiento de tantos colombianos.
Nuestra política para el desarrollo campesino y rural tiene tres pilares: 1. Provisión de bienes públicos, fundamentalmente transporte y tecnología. 2. Otra de provisión de activos: tierra, crédito, insumos y asistencia técnica. Y 3. un gran fondo de desarrollo rural que se dedique a fomentar proyectos de desarrollo del campesinado, fomentado asociatividad, por cadenas productivas y con instrumentos de comercialización, como por ejemplo usar más activamente las compras públicas para fomentar la pequeña producción campesina y que su producción se canalice hacía usos y compras públicas en sectores como el ejército, hospitales, jardines y escuelas.
El Ministerio del Bienestar Rural, que crearemos en mi administración, será el principal brazo del Estado para construir la nueva sociedad rural del pos-conflicto en las zonas que han sufrido la guerra. Este Ministerio trabajará para mejorar el bienestar de la familia campesina ofreciendo la infraestructura y atención necesaria para que accedan a salud, educación, agua potable, telecomunicaciones, recreación, transporte, más seguridad y una vida social y comunitaria enriquecedora. El principal bien público que vamos a darle a la Colombia rural son las vías terciarias y los caminos vecinales porque disparan el resto de bienes públicos y ayudan a la aglomeración. Además con inversiones en estas vías se genera empleo con mano de obra de las comunidades. Esas vías terciarias las vamos a priorizar de manera que conecten los centros de producción de las comunidades con las cabeceras, centros de acopio y los mercados.
Aproximadamente 10 millones de personas viven en el campo, donde se concentran los mayores problemas de la pobreza del país. Mientras que nuestro nuevo Ministerio del Bienestar Rural se especializará en mejorar la calidad de vida en el campo, el Ministerio de Agricultura lo vamos a despolitizar y potenciar como eje articulador del desarrollo agropecuario.
A la violencia y los múltiples problemas estructurales del campo, se ha sumado la firma a “diestra y siniestra” de Tratados de Libre Comercio por los anteriores gobiernos, sin estudio respecto del impacto que podrían tener sobre los campesinos y que en buena parte agravan la situación del sector rural. Además de la falta de tecnología, distritos de riego, carreteras y programas de comercialización, se tienen insumos costosos, altos costos de transporte y disminución del consumo de algunos productos campesinos como la panela y el fique.
No creo en la firma indiscriminada de Tratados de Libre Comercio, sino en estrategias serias de política agrícola e industrial sostenibles de largo plazo, que incorporen la innovación, la formación de capital humano, la tecnología, las formas de financiación, la comercialización, impuestos redistributivos, infraestructura y logística. Apoyaremos sectores estratégicos del campo y les daremos ventajas especiales para su desarrollo, según tengan impacto regional, generen valor agregado, adopten tecnología e innovación en sus procesos y generen empleo formal y digno. Así, podemos mejorar la productividad, la competitividad y la calidad de vida de nuestros sectores rurales para insertarnos adecuadamente a la globalización.
![]() Fórmula para la Vicepresidencia del candidato Enrique Peñalosa, Isabel Segovia Ospina. Foto: Wikimedia Commons |
Vamos a fortalecer las gobernaciones para que sean las responsables políticas y gerenciales locales de la Colombia rural y trabajarían en coordinación y articulación con los programas estratégicos del Ministerio de Bienestar Rural. Necesitamos una institucionalidad territorial con participación de la gente para que sean más las regiones las que proponen y no el Estado central el que les lleva las supuestas soluciones.
Al Incoder hay que rehacerlo porque no ejecuta ninguna
de las tareas encomendadas. Su prioridad debe ser la política de tierras y la asistencia técnica; así como el acompañamiento en restaurar los patrimonios y tierras pérdidas por el desplazamiento y el conflicto.
Vamos a unificar el catastro y el registro para la formalización de tierras. Eso nos ayudará a impulsar decididamente la titulación de predios de cientos de miles de campesinos. Para que los matones no les sigan robando su tierra. Y que entre otros beneficios, puedan acceder al crédito.
También adoptaremos las medidas que sean necesarias para que los que cultivan la tierra puedan acceder a canales de comercialización adecuados, por ejemplo a los medios de comunicación pública (regionales, locales y nacionales), financiados por el Estado, para hacer propaganda de sus productos en el mercado. Queremos que los colombianos conozcan la gran variedad de productos del agro, a través de spots publicitarios financiados por el Estado, promoviendo y estimulando el consumo frecuente de los productos que se producen en el campo colombiano. Esa integración de la Colombia rural y urbana es nuestro enfoque para jalonar el desarrollo de ambos sectores y poblaciones, no una supuesta inserción global sin tener la infraestrucutra adecuada y con TLCs a diestra y siniestra.
Daremos prioridad a controlar el contrabando de productos agropecuarios como el arroz, ya que anualmente están entrando 300.000 toneladas en forma ilegal con la complicidad de algunas autoridades
La agricultura y la ganadería no deben ser las únicas alternativas para la Colombia rural. Vamos a generar más opciones para que la gente se quede en el campo: servicios ambientales, investigación científica, desarrollo y biodiversidad, y turismo son negocios que pueden crear la movilidad social que nunca ha habido en el campo.