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Venezuela y la revolución perpetua

Presidente Nicolás Maduro convocando a la constituyente

Presidente Nicolás Maduro convocando a la constituyente

Francesca RamosRonal RodriguezLas elecciones, la ideología, los militares y Cuba parecen ser las cuatro claves de la supervivencia del régimen chavista, que sin embargo se ha mantenido a base de cambios constantes y de jugadas innovadoras. ¿Hasta cuándo?

Francesca Ramos Pismataro* – Ronal F. Rodríguez**

Cambio y permanencia

El gran objetivo y bandera común de las revoluciones de izquierda ha sido mejorar las condiciones materiales de los pobres mediante un cambio institucional radical.

En teoría, los cambios institucionales son el punto de partida para crear una situación nueva y relativamente estable. Lo nuevo, lo revolucionario, con el paso del tiempo se convierte en lo tradicional.

Y sin embargo dos de las principales características del actual régimen venezolano han sido el cambio permanente y la originalidad operativa.

Dos de las principales características del actual régimen venezolano han sido el cambio permanente y la originalidad operativa. 

A pesar de lo anterior se han registrado ciertas constantes en el Estado venezolano que le han servido como base para llevar a cabo sus constantes cambios:

  • La legitimación de sus decisiones a través de elecciones aparentemente limpias pero ventajosas para el gobierno, como ocurrió con el triunfo de la oposición en las últimas elecciones parlamentarias.
  • Una ideología que se creó durante las primeras fases del gobierno y que se ha consolidado en el ideario del Partido Socialista Unido de Venezuela y en su organización política.
  • La participación constante y la presencia política cada vez más notoria del aparato militar en el proyecto revolucionario. Esto se hace evidente en la escogencia de ministros de origen militar en campos variados pero cada vez más importantes, lo cual ha llevado a que el estamento militar reciba notorios beneficios.
  • La participación permanente del régimen cubano en temas sobre los cuales ha adquirido experiencia lo largo de sus seis décadas de resistencia.
Disturbios durante manifestaciones en Venezuela.
Disturbios durante manifestaciones en Venezuela.
Foto: Correo del Orinoco

La revolución perpetua

Aunque suene paradójico, han sido estos elementos constantes quienes han hecho posibles tanto los cambios continuos que ha experimentado la sociedad venezolana, como el nacimiento y desarrollo del régimen chavista. Esto teniendo en cuenta que el régimen ha estado definido principalmente por una revolución permanente que podría culminar con una nueva Constitución que consagre el ¨Estado comunal¨.

Desde el inicio de su gobierno Hugo Chávez pensó en la transformación progresiva del Estado burgués, concretado en las instituciones clásicas como el Parlamento, el Ejecutivo y el sistema judicial.

El primer cambio en este sentido fue la Constitución de 1999. Inicialmente esta Constitución fue atacada por la oposición, pero en la actualidad, frente a las alternativas de cambio constitucional, es defendida como base de la democracia y, por algunos chavistas, como el legado del caudillo.

Paralelamente a la Constitución de 1999, Chávez emprendió la construcción de unas nuevas instituciones más flexibles. Se trataba de un orden institucional que contenía la semilla del Estado revolucionario dentro de una sociedad todavía burguesa. Estaba compuesto por consejos comunales, comunas, Comités Locales de Abastecimiento y Producción, entre otros. Fue un esfuerzo por entrar por la puerta de atrás sin que el dueño se diera cuenta.

Hay dos ejemplos importantes de este orden institucional:

  1. Las misiones o programas sociales que se crean en una semana y duran meses o años, como ocurrió en el caso de los médicos cubanos.
  2. Las milicias populares creadas por Chávez para defender la revolución. Estas se han expandido bajo el gobierno de Maduro, quien las ha usado para fortalecer su posición y la de los militares en crisis como la que se está viviendo.

La importancia de poder modificar las instituciones hizo que el gobierno buscara de todas las formas posibles recomponer a su favor el Tribunal Supremo de Justicia después de la victoria de la oposición en las elecciones de la Asamblea Nacional de 2015. Gracias a este poder el presidente, soportado en un liderazgo colectivo, ha cambiado a su gusto las funciones de buena parte del aparato estatal y la distribución de competencias regionales y nacionales. Esto fue lo que permitió, por ejemplo, disminuir de tajo los presupuestos y competencias del alcalde de Caracas.

Los límites de estas competencias son borrosos, discutibles, y por eso son el campo de batalla actual.

Esta inestabilidad permanente, nutrida por las interpretaciones de la ley hechas por el gobierno y la oposición, ha llevado a situaciones extremas como la que se vive actualmente. La fiscal general, Luisa Ortega Díaz, y la Asamblea Nacional pusieron en tela de juicio la elección de los nuevos miembros del Tribunal Supremo de Justicia, mientras que este Tribunal destituyó al vicefiscal y la fiscal impidió la entrada de su sustituto.

Por último, se ha discutido la competencia del presidente para convocar la Asamblea Constituyente y para definir su conformación.

Esta supuesta flexibilidad, qué más bien es falta de claridad, está resumida en la declaración del director de Datanalisis, Luis Vicente León: “Nada es totalmente legal ni totalmente ilegal ya en Venezuela”.

Presidente Nicolás Maduro convocando a la constituyente.
Presidente Nicolás Maduro convocando a la constituyente.
Foto: Gobierno Bolivariano de Venezuela

Los cuatro pilares

-Las elecciones:

Sorprende que alguien intente hacer una revolución socialista por medio de elecciones populares. El fracaso de los experimentos de este tipo (por ejemplo ,el de Allende en Chile) y la inevitabilidad de pisar callos para lograr cualquier cambio importante hacen poco probable el éxito de estos intentos. No obstante, el caso de Venezuela ha sido un ejemplo en este sentido.

Aunque ha sido ventajista al movilizar todo su poder económico para premiar a quienes voten a su favor y ha aprovechado la ausencia de oposición para legislar de forma unilateral, el gobierno chavista siempre ha buscado la validación en las urnas. Sin embargo, la situación económica actual y sus consecuencias sociales hacen imposible que esto ocurra nuevamente.

A pesar de eso, el gobierno sigue buscando algún mecanismo de validación popular aprovechando o, mejor, estirando su interpretación sobre las capacidades del presidente para convocar a una constituyente y para cambiar las reglas de la votación universal por una votación parcialmente corporativista y territorial.

Se insiste entonces en las elecciones como mecanismo de legitimación, aun cuando pretenden realizarse con reglas propias y la comunidad internacional ha discutido su validez legal.

“Nada es totalmente legal ni totalmente ilegal ya en Venezuela”.

-La ideología:

La oposición venezolana ha sido cuestionada porque critica el modelo chavista pero no propone una alternativa que vaya más allá de la caída del gobierno y la convocatoria a nuevas elecciones. Las razones para que esto ocurre son varias, pero las principales parecen ser que:

  • La oposición está conformada por grupos con distintas ideologías que no necesariamente comulgan entre sí, y
  • Es difícil proponer modelos que exigirían en las fases iniciales cambios muy penosos para los electores, especialmente en lo relacionado con las regulaciones y subsidios económicos.

En el caso del gobierno, fijar su ideología por medio de la consolidación de un nuevo Estado ha sido su objetivo principal. Chávez lo intentó en el 2007 con una reforma constitucional que fue sometida a un referendo consultivo, pero no lo logró. La validación de la revolución por parte del pueblo es lo que, por otros medios, vuelve a buscar Maduro con la constituyente. El Estado comunitario ha sido la meta última de esta ideología que ahora se esgrime en defensa de la revolución o, más bien, de un gobierno que no encuentra otra carta que mostrar.

-Los militares:

Chávez era un militar. La idea revolucionaria se forjó en los cuarteles y cuando este llegó al poder por la vía electoral calificó a su gobierno como cívico-militar. Los militares han aumentado su influencia en Venezuela en el ámbito político, económico y social. En cualquier opción de transición –bien sea de chavistas moderados, de un gobierno alternativo de oposición o cualquier otra– los militares tendrán un papel determinante.

Diputados cubanos reafirman su apoyo al Gobierno venezolano.
Diputados cubanos reafirman su apoyo al Gobierno venezolano.
Foto: Gobierno Bolivariano de Venezuela

-Cuba:

Los cubanos dependen en gran medida de Venezuela y al mismo tiempo son esenciales para el gobierno de Maduro en el manejo de la crisis. La asesoría de un régimen experto en el control ciudadano, así como la integración de un aparato castrense preparado para ataques contrarrevolucionarios y con una ideología propia, consistente y radical, es otra de las fortalezas del gobierno venezolano.

A pesar de todo, las que han sido las fortalezas del régimen se enfrentan ahora con la realidad de una grave crisis social y económica que ha llevado al gobierno a buscar una salida en un cambio institucional legitimado por una votación popular que favorezca al régimen.

Esta salida enfrenta ahora las críticas de opositores y de chavistas moderados que exigen que se acabe la revolución permanente y que se alcance una estabilidad mediante la adopción de reglas claras y de un gobierno de consenso. No obstante, la situación actual de Venezuela no parece llevar hacia ese camino.

 

* Directora del Observatorio de Venezuela de la Facultad de Ciencia Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario. @francescaramosp

** Investigador adscrito al Observatorio de Venezuela de la Facultad de Ciencia Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario, Director de “Esto no es una frontera, esto es un río” de @urosarioradio: https://www.spreaker.com/show/esto-no-es-una-frontera-esto-es-un-rio @ronalfrodriguez y Presidente de la Fundación Surcontinente.

 

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