Las cifras concretas no respaldan la propaganda: no hay tal bonanza petrolera. Han llegado microempresas, pero las grandes petroleras ya se fueron. La inversión es escasa, los descubrimientos no alcanzan a reponer las reservas, que se están gastando en forma excesiva. ECOPETROL llega a sus 60 años y enfrenta una vejez incierta.
Oscar Vanegas Angarita*
Los pozos heredados
La Empresa Colombiana de Petróleos (ECOPETROL) es hija huérfana de doña Concesión de Mares, engendrada en 1948 durante una “pataleta” de su rebelde hermana mayor, la Unión Sindical Obrera (conocida con el alias de La USO), quien presionó al Congreso para que oficializara su nacimiento mediante la Ley 165 del mismo año.
Éste a su vez encomendó al gobierno nacional que le buscara un padre sustituto, pero al no presentarse nadie, decidió registrarla como hija natural reconocida, en el mismo instante del alumbramiento, mediante el Decreto 030 de 1951. Posteriormente fue bautizada por el Teniente Coronel Gustavo Rojas Pinilla con el nombre de Ecopetrol.
Al nacer recibió como herencia los bienes ubicados dentro de la “hacienda” de doña Concesión de Mares: Infantas, La Cira, La Vizcaina, Colorado, entre otros activos menores, y una refinería, que dejó bajo custodia de la Intenational Petroleum Colombia (INTERCOL) durante diez años, por su falta de experiencia.
En 1955, a los 4 años de edad, se aventuró a salir de sus linderos y se asoció con ESSO Colombiana, con quien descubrieron los campos de Payoa y Provincia bajo la concesión Las Monas.
Viviendo de hallazgos ajenos
Posteriormente, en los años sesenta y setenta, Ecopetrol descubrió directamente los campos de Lisama y Llanito, ambos dentro de los linderos heredados. Estos son los únicos descubrimientos de petróleo significativos hechos por la empresa durante sus 60 años de existencia. Aunque se autoatribuya el descubrimiento en 1981 del campo Apiay, en el departamento del Meta, realmente éste fue descubierto en 1972 por la empresa Phillips.
Al llegar a su mayoría de edad, mediante “escritura pública” [1], “papá Gobierno” le legó la responsabilidad de administrar todo el subsuelo del país, para que se defendiera solita o acompañada, explorando y explotando hidrocarburos, y le heredó todos los campos que revirtieran a la Nación y que hubieran sido descubiertos mediante concesión.
De esta forma recibió los campos de Casabe, Cantagallo, Tibú, Cicuco, Orito, Ortega, Palagua, San Francisco, Castilla, Suria, Chichimene y casi un centenar más de menor importancia; todos ellos responsables hoy del 90 por ciento de la producción directa de Ecopetrol.
Durante su edad adulta, Ecopetrol se dedicó a administrar no muy eficientemente estos campos heredados (su factor de recobro promedio es del 20 por ciento), y delegó la tarea de buscar nuevos yacimientos a sus socios, quienes después de correr con todo el riesgo exploratorio, descubrieron los grandes campos de Chuchupa, Caño Limón, Rubiales, Pirirí, Cusiana, Cupiagua, Guandó, Quifa, y otro centenar de menor tamaño; todos ellos responsables hoy del 75 por ciento de la producción nacional y del 50 por ciento de la producción total que reporta Ecopetrol, pues ésta es compartida entre los socios.
La empresa hoy
Por no cumplir con la tarea encomendada, hace 8 años un “padrastro” de sombrero y carriel paisa, tomó la decisión de “desheredarla” mediante el Decreto Ley 1760. De esta forma la empresa dejó de administrar los recursos hidrocarburíferos de propiedad de la Nación –que pasaron a manos de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH)– y quedó administrando los campos de operación directa, tal como lo hacía antes del Decreto-Ley 2310 de 1974.
Las diferencias radican en que antes administraba 10 campos y hoy administra 100; antes era ciento por ciento de capital estatal, hoy va ya en 88,43 por ciento, y se proyecta que la Nación se quede sólo con el 49 por ciento antes de terminar este gobierno en el 2014, a raíz del elevado déficit fiscal.
Sin embargo, todo indica que al alcanzar el umbral de adulta mayor, Ecopetrol deberá emprender la tarea de buscar nuevas reservas y jalonar el desarrollo de la industria hidrocarburífera del país, pues las grandes empresas multinacionales petroleras han emigrado y las que quedan no han hecho grandes inversiones en los últimos años, aunque desde el segundo periodo del gobierno anterior se venga hablando de cifras “descomunales” provenientes del exterior para inversión en el sector petrolero.
Lejos de Brasil y Venezuela
¿Será cierto que esta “locomotora” anda sobrada de combustible? Vamos a medírselo: un informe de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD) dio a conocer que la inversión extranjera directa (IED) llegó a 86.000 millones de dólares en Sudamérica durante el 2010. La mayoría de estas inversiones fueron realizadas por multinacionales asiáticas, principalmente de China e India, dedicadas a la extracción de petróleo y gas.
Brasil recibió 48.462 millones de dólares en IED total, de los cuales 9.920 millones fueron para la extracción de petróleo. Repsol-YPF, petrolera hispano-argentina, invirtió 7.100 millones.
Petróleo Brasileiro (PETROBRAS) por su parte invirtió 49.000 millones de dólares el año anterior y para el 2011 acaba de ajustar el presupuesto de inversión en 58.100 millones; y de aquí al 2015 sus inversiones sumarán 224.700 millones de dólares, donde el 95 por ciento serán aplicados a las actividades desarrolladas en Brasil y el 5 por ciento en las actividades en el extranjero. Hay prevista una inversión en Colombia de tan solo 420 millones de dólares durante el cuatrienio.
Petróleos de Venezuela (PDVSA), la petrolera estatal, invirtió 13.307 millones de dólares en 2010 y anunció un plan extraordinario de inversiones por 142.300 millones de dólares entre 2011 y 2015.
Colombia es actualmente el tercer país sudamericano en producción de petróleo, con 935.000 barriles diarios, pero aún está lejos de los dos países que nos superan, Brasil y Venezuela, que producen 2,1 y 2,7 millones de barriles diarios, respectivamente.
Poca inversión extranjera
Análogamente, en inversiones nuestro país está aún más lejos:
- Ecopetrol invirtió cerca de 6.900 millones de dólares el año anterior, según el balance publicado por el Banco de la República.
- La IED en el sector petrolero alcanzó 2.500 millones de dólares, donde Pacific Rubiales Energy Corp. -una empresa pequeña comparada con otras multinacionales petroleras- aportó cerca de 1.000 millones de dólares (cifra equivalente al 25 por ciento de los giros o remesas de colombianos en el exterior en el último año);
- Entre Petrominerales, Occidental y Chevron aportaron otros 1.000 millones.
- Según el gobierno en Colombia existen 140 compañías registradas en el sector de hidrocarburos, o sea que los otros 500 millones de dólares fueron invertidos entre 135 empresas, para un promedio de 3,7 millones de dólares por firma.
Queda pues demostrado que a nuestra industria petrolera han arribado pequeñas empresas para extraer hidrocarburos en los mismos sitios que abandonaron las grandes compañías en el pasado, por considerar que no eran rentables frente al bajo nivel de reservas y a los precios bajos del momento.
Estas inversiones se han destinado en su mayoría al desarrollo e infraestructura de pequeños campos marginales ya descubiertos, y casi nada para la exploración.
Se concluye pues:
- que el 95 por ciento de la inversión petrolera en Colombia durante 2010 fue realizada por solo 5 empresas.
- Ecopetrol fue el responsable del 75 por ciento;
- únicamente el 25 por ciento de estas inversiones provino del exterior.
- Solo el 5 por ciento de estas inversiones se destinó a la búsqueda de nuevas reservas.
Entonces debemos preguntarnos: ¿dónde está el supuesto boom de inversión extranjera en el sector petrolero?, o ¿será que lo están midiendo con la producción incremental de campos maduros y la producción de crudo pesado de campos descubiertos hace décadas?
Pocos hallazgos nuevos
Las estadísticas conocidas de la industria petrolera indican que se requieren alrededor de 200 millones de dólares para realizar una exploración seria en tierra firme, que incluya fotogeología, geología de superficie, paleontología, geoquímica, sísmica y la perforación de por lo menos tres pozos A3 (compromiso mínimo durante el periodo exploratorio según la ANH).
Pero si la exploración se hace en mar abierto, la inversión necesaria supera los 600 millones de dólares. Esto nos da una idea sobre el capital que debe tener disponible una empresa que le apueste a la aventura de buscar nuevas reservas petroleras.
- Para el 2011, Ecopetrol proyectó invertir 8.300 millones de dólares y hasta el 2015 un total de 44.000 millones, destinando unos 9.500 millones para exploración durante este periodo. Sin embargo, recordemos que el año pasado presupuestó invertir 951 millones de dólares para esta actividad, pero se colgó y sólo pudo invertir 258,4 millones. Este año aún no se conoce la cifra exacta que destinará para la búsqueda de nuevas reservas.
- Pacific Rubiales (la segunda en inversión en el país) ha proyectado 1.000 millones de dólares anuales hasta el 2014, destinados principalmente al desarrollo de instalaciones para la producción, perforación de pozos de desarrollo y sistemas de transporte por tubería.
- Petrominerales, la cuarta productora de crudo en Colombia y una de las mayores inversionistas privadas que tiene el país, ha previsto invertir en los próximos 12 meses 600 millones de dólares en la perforación de 36 pozos exploratorios. Es obvio que cada pozo saldrá a 15 millones de dólares, lo que indica que serán perforados en áreas poco profundas y de bajo riesgo exploratorio.
La ANH hace unos meses reconoció que los hallazgos no han aumentado en forma sustancial las reservas petroleras del país, porque los descubrimientos han resultado relativamente modestos, por lo cual es necesario tener éxito en muchos pozos.
Esto significa, repito, que en Colombia el sector petrolero está compuesto mayoritariamente por microempresas sin mayor respaldo económico: el 95 por ciento de las 73 compañías que han llegado al país desde 2004, cuando se volvió al contrato de concesión, no pertenecen al Top 100 de las grandes compañías petroleras mundiales.
Esto explica la relativamente baja inversión en exploración propiamente dicha (pozos A3) y el balance mediocre que arroja el país en el descubrimiento de nuevas reservas probadas:
- los descubrimientos de Ecopetrol han sumado 40 millones de barriles en los últimos 6 años,
- las empresas que han firmado contratos con la ANH, en siete años han descubierto únicamente 53 millones de barriles, reservas que escasamente alcanzan para 60 días a la tasa de producción actual.
- O sea que por cada 6,7 barriles producidos, agregamos uno nuevo (a nivel mundial por cada 5 consumidos se descubre uno).
Una bonanza incierta
La actividad exploratoria para reponer unas reservas que se están extrayendo aceleradamente –dañando de paso los yacimientos– depende en gran medida de Ecopetrol, empresa que debería fortalecer el Estado, en lugar de seguir privatizándola, mediante la creación de un fondo de exploración petrolera a partir de un porcentaje de sus utilidades, aprovechando la coyuntura de buen precio del petróleo y aumentando al 20 por ciento la liquidación de regalías en la ley que ha de reglamentar el nuevo Sistema General de Regalías.
La reducción del government take del 78 al 42 por ciento no se ha traducido en frutos concretos, como grandes inversiones exploratorias foráneas.
De otra parte, la participación por precios altos en los actuales contratos, que recauda la ANH, debería destinarse a madurar cuencas de uso exclusivo para la actividad exploratoria de Ecopetrol. Si no se recurre a estas u otras estrategias similares, la tan promocionada bonanza petrolera terminará siendo efímera.
En el marco del Foro de Inversión Brasil-Colombia del pasado 4 de agosto en Bogotá, el ministro de Minas y Energía afirmó que serán suscritos 205 nuevos contratos de exploración y explotación de hidrocarburos de aquí al 2014.
Se espera que la ANH exija y compruebe que los solicitantes no sólo tengan el derecho concesionario sobre los bloques que piden, sino que cuenten con la capacidad técnica y financiera suficiente como para realizar una verdadera exploración, porque de no ser así, posiblemente a la locomotora petrolera se le acabará el combustible antes de convertirse en una bonanza.
* Ingeniero de Petróleos, especialista en Gerencia de Hidrocarburos, candidato a Magister en Hidrocarburos, profesor en la Universidad Industrial de Santander (UIS), director del Centro de Altos Estudios Minero-energéticos e investigador del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB).
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