Los medios y el gobierno Duque: ¿cómo lo están tratando? - Razón Pública
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Los medios y el gobierno Duque: ¿cómo lo están tratando?

Escrito por Andrés Barrios Rubio
Iván Duque.

Andres BarriosLos medios atraviesan un momento difícil, pero esto no les quita su deber de cubrir con seriedad e independencia al gobierno de turno. ¿Lo están haciendo con el nuevo presidente?

Andrés Barrios Rubio*

El periodismo en crisis

Con ocasión de los cien primeros días del gobierno de Iván Duque, muchos periodistas han hecho balances sobre su gestión y su estilo como presidente. Pero no han analizado el cubrimiento que los mismos medios de comunicación le han dado al nuevo gobernante.

Los medios pasan por un momento difícil en todas partes del mundo: el modelo de negocio ha cambiado y todos ellos han tenido que adaptarse a las nuevas tecnologías.

Una diversidad de plataformas digitales para la emisión, transmisión y recepción de contenidos que imponen nuevas prácticas al periodismo y a los periodistas. Hoy los mensajes incluyen vínculos entre textos, gráficos, secuencias de video, sonidos y animaciones. La circulación y el consumo de la información se facilitan y se expanden gracias a internet y a las redes sociales.

Pero esta multiplicidad también exige una actitud ética, un compromiso renovado con la verdad y con la interpretación de la realidad circundante, que no se limita a “reproducir” lo que pasa ni, mucho menos, a hacerse eco de rumores o de falsas noticias.

Los medios pasan por una crisis de credibilidad porque se han convertido en espacios cooptados por intereses políticos.

En Colombia, además, los medios pasan por una crisis de credibilidad porque se han convertido en espacios cooptados por intereses políticos, económicos y empresariales. La “polarización” que vivimos ha pasado también —o, en primer lugar— por el escenario de los medios: unos adoptan posiciones de izquierda o de oposición al nuevo gobierno, y otros asumen posturas de derecha o, más concretamente, son uribistas.

Además de lo anterior, muchos medios no han sabido adaptarse a los nuevos tiempos y, en su afán de ganar lectores y audiencias, han olvidado por completo el rigor periodístico. A menudo se pierde la profundidad de los análisis para dar prioridad a “lo que venda más”. Cada vez importan menos la calidad de los productos periodísticos, la diversidad de fuentes de información y la visión crítica.

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Espectáculo o información

Prensa.
Prensa.
Foto: Pixabay

Aunque algunos analistas rescatan el ánimo conciliador del presidente Duque, en realidad se ha mantenido el ambiente de polarización de las pasadas elecciones.

El centro no existe cuando hablamos de medios de comunicación. Pescando en río revuelto, los medios han sabido sacar el mejor provecho de la incertidumbre que reina en Colombia.

El show, el espectáculo, el amarillismo, el morbo, han sido los protagonistas de estos cien días. Los medios se han ocupado de despertar las pasiones con los temas más sonados: el cumplimiento o incumplimiento de los acuerdos de paz; las modificaciones sustanciales o sutiles a la JEP; el sonajero y posterior nombramiento de funcionarios; la reforma tributaria de Carrasquilla; las marchas de los universitarios; la política exterior; los migrantes venezolanos; los casos de corrupción y un largo etcétera.

Esas pasiones impiden una mirada objetiva y una investigación seria que tenga consecuencias reales. Los medios se dedican a “linchar” en sus tribunas a personajes que permanecen impávidos ante las acusaciones. Es común que los medios pontifiquen y acusen sin sustento para darle al público el circo que desea. Pero eso implica sacrificar el diálogo, la discusión y la investigación rigurosa.

Es común que los medios pontifiquen y acusen sin sustento para darle al público el circo que desea.

Los medios colombianos parecen tener un acuerdo tácito para uniformar los contenidos. Todos destacan los mismos acontecimientos, las mismas personas y los mismos problemas.

El mejor ejemplo de lo anterior fue el cubrimiento de las protestas estudiantiles por la falta de recursos para la educación pública. La mayoría de los medios se limitó a reproducir los reclamos de los estudiantes, los docentes y los rectores, y las respuestas del gobierno sin analizar en serio lo que había de fondo.

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¿Por qué pocos responsabilizan a los anteriores gobiernos de la falta de recursos para la educación? ¿Hay intereses políticos detrás de los reclamos que se han hecho al nuevo gobierno, en el corto tiempo que lleva? ¿Qué implica presentar a los estudiantes como “vándalos” y “encapuchados”, e informar constantemente sobre los “infiltrados” en las marchas?

Ese nexo entre el poder y los medios es peligroso porque defiende de manera taimada los intereses de unos pocos, presentándolos como “información” neutra. Los medios conocen la psicología de los consumidores de sus contenidos: les dan lo que quieren para mantener su fidelidad, y casi todos quedan felices.

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Banalidad y sensacionalismo

Juan Manuel Santos y los medios de comunicación
Juan Manuel Santos y los medios de comunicación
Foto: Wikimedia Commons

La explosión masiva de medios y plataformas de comunicación ha permitido que “cualquiera” pueda decir cualquier cosa.

En ese escenario de distribución masiva y poca o ninguna actitud crítica, se alteran y reconfiguran los contenidos para poner en circulación noticias falsas o hechos banales que despiertan las pasiones del público.

¿Por qué los medios están más interesados en cubrir las reuniones de Duque con Maluma y Carlos Vives, o la entrega de una camiseta de fútbol, que la actividad política seria que se lleva a cabo durante el día? ¿No deberían informarnos también sobre la otra agenda del presidente, la que de verdad debería interesar a los colombianos?

Periodistas y analistas se disfrazan de adalides de la democracia para poner en tela de juicio cada acción del nuevo gobierno. Pero, ¿dónde estaban ellos, cuando los presidentes anteriores dejaron al país en el estado actual?

Es fácil desatar una sanción pública desde las redes sociales para despertar la rabia de la sociedad y trasladar esa pasión a las calles. Por eso es el momento de “de-construir” o de “descomponer” la información que los medios colombianos nos presentan. Debemos pasar del click al compromiso social, pasar de la lectura pasiva a la acción afirmativa. Necesitamos criterios claros de análisis y de contexto para desmitificar los lugares comunes y encontrar las verdaderas causas, que nos lleven a las verdaderas soluciones.

Los medios conocen la psicología de los consumidores de sus contenidos: les dan lo que quieren para mantener su fidelidad.

No se pueden seguir personalizando las noticias. Todos los mandatarios deben tomar medidas correctas que a menudo son impopulares. Es tarea de los medios comunicar adecuadamente esas decisiones a los ciudadanos, con objetividad, ética y rigor: los pilares de la profesión periodística.

Los medios no deberían ser tribunas de juzgamiento o linchamiento público. Más bien deben ser escenarios para interpretar la sociedad y reunir los saberes compartidos; sistemas de comunicación armónicos que construyan y movilicen la agenda pública.

Nada excusa o exime a los medios de su deber de adaptarse a este nuevo y complejo contexto. Ellos tienen que hallar esa otra manera de concebir el producto informativo y de construir una narrativa con responsabilidad social.

En vez de atizar las pasiones políticas, los medios deben volverse la columna vertebral del pensamiento ciudadano, para analizar con seriedad y detenimiento lo que pasa en el país, y construir una sociedad crítica y reflexiva.

*Profesor titular y director del Departamento de Comunicación Social y Cinematografía de la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano. @atutobarrios

 

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