Mirada experta a la profunda transformación urbana y social que ha operado en Medellín: una buena combinación de política, arquitectura y urbanismo está construyendo una ciudad más incluyente.
Progreso, potencial y orgullo paisa En días pasados, Medellín fue reconocida como la ciudad más innovadora del mundo: se trata del resultado de un concurso por etapas, llevado a cabo por el diario The Wall Street Journal con el patrocinio del Citigroup y el apoyo del Urban Land Institute (ULI).
Medellín fue incluida inicialmente en una lista de 200 ciudades, elaborada por el ULI. En una segunda fase, esta institución depuró la lista y — mediante el voto del público — escogió primero 25 semifinalistas y luego 3 finalistas. En la última etapa, Medellín quedó compitiendo con Nueva York y Tel Aviv. Como se desprende de la información publicada, la votación por Medellín fue abrumadora: de un total aproximado de un millón de votos, Medellín recibió el 70 por ciento Es importante notar que la última etapa se realizó únicamente por votación pública y el resultado se debió en gran parte a la campaña adelantada por diferentes medios de comunicación y a través de las redes sociales, con la masiva participación de los habitantes de Medellín, de diferentes regiones de Colombia e incluso de otros lugares del mundo. En definitiva, lo que se demuestra con esta votación es el poder de convocatoria que prendió el entusiasmo y permitió expresar el orgullo que sienten los paisas y los colombianos por la ciudad, en general, y por el proceso de transformación urbana que se ha ejecutado durante los últimos años, en particular. En la primera fase del concurso, el ULI destacó el “progreso y potencial” de Medellín, en contraste con el “alto nivel cultural y su experiencia de vida” de Nueva York y “el liderazgo en tecnología e investigación” de Tel Aviv. Algunos de los logros que llevaron a Medellín a recibir este reconocimiento fueron los siguientes:
A esta lista podrá sumarse otra serie de proyectos en construcción o que se iniciarán en corto plazo, los cuales también son reflejo del “progreso y potencial” de la ciudad y que seguirán siendo parte de su transformación continua. Transformación y continuidad Este reconocimiento responde a una evidencia: en menos de una década se ha afianzado una transformación social y urbana cuyo vector ha sido la arquitectura, basada primordialmente en la reconstrucción urbana y en estrategias físicas, sociales y políticas. El cambio es resultado de una combinación particular: experiencia urbanística y política contemporánea, que han moldeado en poco tiempo una nueva forma de hacer ciudad.
El Urban Land Institute declaró que son muy pocas las ciudades capaces de transformarse como lo ha hecho Medellín durante los últimos 20 años: un proceso exitoso de regeneración urbana, de transformaciones en el espacio físico con alto énfasis en la condición social, buscando mejorar la calidad de vida de sus habitantes. El proceso se remonta a la década de los 90, cuando en Medellín y otras ciudades colombianas la intervención como medio de recuperar el espacio público adquirió relevancia en los planes de desarrollo. Sin embargo, fue durante el decenio pasado cuando la arquitectura y el urbanismo se afirmaron como instrumentos de reivindicación social y como expresiones de un buen programa de gobierno. La apuesta de las tres últimas administraciones municipales — un período que va de 2004 a 2015 — ha sido definitiva en dar continuidad a programas, permitiendo avanzar y sumar en diferentes acciones bien coordinadas y ejecutadas. Arquitectura social y urbanismo Otro reconocimiento internacional a Medellín fue la distinción City to City (Barcelona FAD 2009), que premia los procesos que conllevan un alto beneficio para la ciudadanía, una mejora de su calidad de vida y una contribución a “hacer ciudad”. El City to City reconoce procesos que produjeron cambios sensibles en una determinada ciudad, procesos urbanos entendidos como una sumatoria de acciones diversas, entre las cuales se destacan la social, la arquitectónica, la educativa y la urbanística, con un impacto sobre el conjunto de la ciudad. Esta distinción se obtuvo gracias al proyecto “Medellín, la más educada”, que impulsó el alcalde Sergio Fajardo (2004 – 2007). En la misma línea, se seleccionó a Medellín como sede de la VII Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo (BIAU) en 2010, bajo el lema “Arquitectura para la Integración Ciudadana”. La ciudad fue elegida por ser ejemplo de arquitectura social, que ha logrado grandes transformaciones en escenarios marginales a partir de una arquitectura concebida para servir a la construcción de ciudadanía. Esta transformación es resultado del vínculo indisoluble entre lo físico y lo social, que se construye mediante la combinación acertada de arquitectura y urbanismo. Proyectos Urbanos Integrales En el mismo sentido cabe destacar el papel decisivo de los Proyectos Urbanos Integrales (PUI) como herramienta del cambio social. Establecidos en 2004 por iniciativa de la Alcaldía de Medellín y de la Empresa de Desarrollo Urbano (EDU), fueron un método de intervención urbana sobre un territorio donde era evidente la desigualdad social y donde se registraba una ausencia generalizada del Estado.
Esta herramienta se aplicó a la renovación y la recuperación de zonas con un alto nivel de degradación urbana: inicialmente, se puso en práctica en las Comunas 1 y 2 de la zona nororiental de Medellín. Posteriormente se extendió hacia otras partes de la ciudad que compartían las mismas características, como las Comunas 8, 9 y 13. En 2009, se estableció como objetivo del PUI transformar — mediante acciones sociales, físicas e interinstitucionales — un territorio determinado, incorporando todos los elementos de forma simultánea y planeada, mediante obras de infraestructura con los más altos estándares de calidad y con el ingrediente de la participación comunitaria que garantizaran su sostenibilidad. Cambiar la ciudad para cambiar la sociedad El nuevo premio, City of the Year a la ciudad más innovadora refuerza la imagen que Medellín se ha ganado como referente de transformación urbana a partir de una forma diferente de participación social, mediante alianzas público–privadas, haciendo política para lograr una ciudad más incluyente, donde la arquitectura y el urbanismo tienen un papel prioritario. A raíz de esta distinción, el ex alcalde Fajardo comentó: “nos atrevimos a cambiar la sociedad y la ciudad con base en la educación, la renovación urbana, el emprenderismo y la cultura”. El premio City of the Year ratifica, como anota Fajardo, que “se logró cambiar una marca asociada con el narcotráfico por la marca de la innovación, que significa que sabemos resolver problemas y somos capaces de unirnos como sociedad”. No obstante, hablar del cambio implica hacer referencia a la condición original de violencia y de narcotráfico que sufrió la ciudad y que resulta evidente: se menciona constantemente este pasado siniestro en la gran mayoría de artículos originados en otros países para poder explicar en qué consiste la transformación de Medellín. La historia no puede borrarse. Se puede cambiar el estigma, pero no la referencia. Por eso ha sido tan notorio y particular el caso de Medellín: innovar para seguir transformando, donde una arquitectura basada en estrategias físicas, sociales y políticas contribuye al cambio urbano proponiendo una nueva forma de hacer ciudad. Aún falta mucho camino para lograr una ciudad verdaderamente incluyente, pero el motor de esta transformación ha sido el entusiasmo por seguir innovando, la confianza en lo público y en un mejor futuro para la ciudad. * Coordinadora de investigación del Laboratorio de Arquitectura y Urbanismo (LAUR), Facultad de Arquitectura, Universidad Bolivariana de Medellín.
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![]() Patricia Schnitter Castellanos*
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