La nación de Rigo Urán vista desde el Tour de Francia - Razón Pública
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La nación de Rigo Urán vista desde el Tour de Francia

Escrito por David Quitián - Luis Fernando Duque

Tour de Francia.

David Quitian

Luis-Duque

La reciente participación de Rigoberto Urán en el Tour de Francia abre las puertas para analizar el papel que ha tenido y tiene el ciclismo en un país como Colombia, donde la ambición futbolística ha llegado a superar al ciclismo nacional.

David Quitián* – Luis Fernando Duque**

Criterios deportivos

En el Tour de Francia que acaba de concluir,  Rigoberto Urán tuvo  la mejor participación de un colombiano en la carrera ciclística más importante del mundo: la camiseta amarilla de campeón la perdió por menos de un minuto.

Ya Nairo Quintana (2°en 2013 y 2015; 3°en 2016) y Fabio Parra (2° en 1988) habían subido al podio en París.

A lo anterior habría que añadir el hecho de que la supuesta  igualdad deportiva entre los participantes de esta competencia (así como de todas aquellas del alto rendimiento), es  muy discutible porque las realidades de la pobreza, la desigualdad, la violencia política o la falta de oportunidades que enfrentan los deportistas de países con déficit social, cambiarían por completo los ránquines y las tablas de medallerías del deporte.  

Bajo esa hipotética medición ajustada, Rigo sería dueño del maillot amarillo de la ronda francesa y Nairo podría aspirar a ser partícipe del podio (en esta edición del 2017 ocupó el puesto 12 en la clasificación general).

Nairo Quintana, ciclista colombiano.
Nairo Quintana, ciclista colombiano. 
Foto: Canal Capital 

Los Andes, la bicicleta y la globalización

El margen de 54 segundos que separó al británico Christopher Froome del antioqueño, es una de las menores diferencias entre el campeón y subcampeón. Dicho margen luce estrecho si se compara al desarrollo tecnológico, infraestructura, equipamiento y presupuesto entre el Team Sky (Reino Unido) y el Cannondale-Drapac (Estados Unidos).

El ex ciclista Santiago Botero, en la transmisión de televisión por señal abierta que pudimos ver en Colombia, habló sobre el poderío del equipo inglés: “el Sky con sus innovaciones científicas y tecnológicas va pasos adelante de la legislación de la Unión Ciclística Internacional (UCI) que siempre llega tarde a modificar su reglamento ante cada invento de ellos”.

La tradición ciclística del Reino Unido se ha caracterizado por su superioridad deportiva y  su presencia ganadora en las principales competencias del calendario UCI, Juegos Olímpicos incluidos. Este país sobresale en los podios, obtiene medallas y alcanza escalafones que disputa esporádicamente con Estados Unidos. Y sin embrago el reino Unido centra su rivalidad con otras naciones, todas europeas menos una: Colombia.  

Surgen entonces las preguntas ¿por qué el ciclismo colombiano es el único latinoamericano presente en el calendario de élite de la UCI (World Tour)? ¿Cómo pueden Nairo, Rigoberto, Esteban Chaves y Fernando Gaviria ser contrincantes de respeto para los europeos?

Aquí destacamos tres factores:

  • el papel privilegiado de la bicicleta en la región andina colombiana,
  • la topografía de esa región (que hace posible la marca de origen de los “escarabajos”)
  • y la globalización del deporte, la cual favoreció la incorporación de nueva ciencia y tecnología para nuestros ciclistas, quienes empezaron a competir en condiciones menos desfavorables.

La globalización de este deporte también propició el fichaje de talentos nacionales por parte de escuadras europeas, las cuales añadieron a sus destrezas cultivadas por la idiosincrasia campesina y la altitud de montaña, la polenta de entrenamientos diseñados por software patentados por la Nasa, la disposición de bicicletas y uniformes probados en túneles de viento de la Fórmula 1 y el acceso a alimentos y complementos nutricionales que están en la frontera entre lo permitido y lo clasificado como doping.

Esa conjugación entre crianza andina, ámbito rural, relación afectiva con la bicicleta e infraestructura deportiva del primer mundo, hace posibles proezas como los podios obtenidos por Colombia en las tres grandes pruebas del deporte de las bielas (Giro d’Italia, Tour de France y Vuelta a España) desde el año 2013; actuaciones que fueron cosechadas por ciclistas andinos que fueron reclutados en su adolescencia por escuadras del viejo continente, Norteamérica y Australia.

Rigo: campeón entre los mortales

Ciclista colombiano, Rigoberto Urán.
Ciclista colombiano, Rigoberto Urán. 
Foto: Radio Nacional de Colombia 

Las consideraciones socioculturales y económicas que son importantes para las mediciones deportivas con enfoque diferencial (con hándicap), revalorizan las actuaciones de nuestros ciclistas en las competencias de élite internacional en las que, en la categoría de los mortales (Chris Froome, Tom Dumoulin y Vincenzo Nibali excluidos), serían punteros de las clasificaciones.

No obstante, el logro de este antioqueño merece ser leído más allá de lo deportivo, su biografía es una cruda semblanza del ethos nacional. Rigoberto es oriundo de Urrao,  territorio de agricultores y de arrieros, provincia de viejas pugnas bipartidistas (en la mitad del siglo pasado) y de confrontación por conflicto interno en tiempos más recientes.

En ese entorno de tensión política y labranza campesina -para no sucumbir ante la precariedad-, su padre fue asesinado por los paramilitares de la zona. Al dolor de la pérdida se sumó la rudeza de la supervivencia, la cual lo llevó a vender lotería por las calles de su pueblo para llevar el sustento a casa. Un día escapó de la rutina y se inscribió en una carrera local, usó la bicicleta remendada que le había regalado su papá y con ella cruzó primero la meta.

Desde entonces su carrera fue meteórica y accidentada: fue convocado por el equipo “Orgullo paisa” y tan pronto estrenó cédula de ciudadanía fue contratado por el Tenax de Italia. En Italia se partió la clavícula y conoció a un matrimonio italiano que lo adoptó como miembro de la familia. Cinco divisas más, todas de la máxima categoría del ciclismo internacional (ProTeam) ofrecieron sus servicios: Unibet, Caisse d’Epargne, Sky, Omega Pharma/Etixx y el actual Cannondale; allí pasó de ser gregario a capo de escuadra.

En ese paso por equipos y competencias ha sumado varios triunfos generales en etapas de clásicas europeas (Giro del Piemonte, Vueltas a Cataluña, Suiza, País Vasco), además de tres podios en grandes vueltas: dos subtítulos en el Giro de Italia (2013 y 2014) y el reciente segundo lugar en el Tour de Francia. Asimismo, subió al podio olímpico en los Juegos de “Londres 2012” para recibir la medalla de plata en la prueba de ruta. Un resultado sorpresivo que ratificaba su calidad y tesón: volvía a ser segundo, pero en realidad era el primero en la liga de los mortales. 

La nación ciclística que se ve en la tele

Los periodistas deportivos suelen repetir que después del Mundial de fútbol y los Juegos Olímpicos, el tercer evento deportivo más importante es el Tour de Francia. “Cada etapa de montaña reúne más gente que el Maracaná” decía el relator Rubén Darío Arcila en la transmisión del Canal Caracol. En la oferta televisiva las personas no siguen las etapas porque sea lo único disponible en la pantalla, las ven también porque consideran al ciclismo como algo importante, atractivo y emocionante.

La afición ciclística compite con el hegemónico fútbol pero tiene un nicho más restringido: mientras el balompié es consumido en todas las clases sociales, edades y género, el ciclismo es asunto de gente entendida, casi todos mayores de cuarenta años, hijos de los buenos tiempos de la Vuelta a Colombia en la década de los cincuenta, sesenta y setenta, y del ciclismo de Varta y Café de Colombia en las carreteras europeas de los años ochenta narradas por la radio. 

Por eso no sorprende que en emisiones nacionales y en el canal internacional ESPN reinara el estilo de locución radial desgarrada, patriotera e hiperbólica: tanto el antioqueño Rubencho como la mexicana Georgina Sandoval “Goga” y el argentino Mario Sabato replicaron las fórmulas de narración inventadas medio siglo atrás por Carlos Arturo Rueda. 

Estos aprendizajes fueron incorporados por el periodismo pero todavía no se han popularizado entre las audiencias. Una cosa es observar los 90 minutos de un juego y otra muy diferente es ver las cinco horas que puede durar una sola jornada ciclística. Seguir una gran vuelta durante veintiún días consecutivos es muy distinto de acompañar un torneo de fútbol que, como el Mundial, máximo tiene siete partidos.

Explicar el ciclismo con la lógica del fútbol produjo comentarios equivocados e injustos. A lo largo de la competencia francesa emergieron en medios de comunicación, redes sociales y conversaciones cotidianas, expresiones que revelaban desconocimiento de este deporte.

Así como el fútbol especializó periodistas, el ciclismo difundido por los medios requiere de personas capacitadas. En Colombia aún viven algunos de los mejores exponentes del periodismo de los tiempos dorados del ciclismo nacional, sin embargo, por razones de edad, ausencia de relevo generacional y la futbolización de las noticias deportivas, no son tomados en cuenta. Tal situación es evidencia de que nuestro país tiene mejor ciclismo que periodismo y afición ciclística.

Ciclismo y patria

El país mediático se sintoniza mejor con las épicas alpinas y pirenaicas que con las andinas: por eso el Tour de Francia desplazó en importancia a la Vuelta a Colombia.

Los “escarabajos” son más un producto de exportación con potente carga de representación que un bien de consumo interno, los siete ciclistas que corrieron y terminaron el Tour importan más que todo el lote que compite en el calendario colombiano.

Nos estremecemos con el sufrimiento de Nairo en los ascensos que vemos por televisión, pero no consideramos a los ciclistas que exponen su vida entrenando en vías colombianas. Protestamos por los cierres de carreteras por el paso de competencias pero anhelamos que uno de los nuestros gane etapa el 20 de julio en el tour de Francia.

 

*Doctor en Antropología por la Universidad Federal Fluminense (Brasil), profesor de sociología de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD) y miembro de la Asociación Colombiana de Periodistas Deportivos (Acord).

** Periodista deportivo y ciclista aficionado, integrante de la Asociación Colombiana de Periodistas Deportivos ACORD (Meta) y directivo de ASOPEMET.

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