Zuluaga y Odebrecht: combustible emocional para el radicalismo
Inicio TemasPolítica y Gobierno Zuluaga y Odebrecht: combustible emocional para el radicalismo

Zuluaga y Odebrecht: combustible emocional para el radicalismo

Escrito por Julián Bonilla Montenegro

Cuantas más crisis, más probabilidades de victoria para las tendencias políticas extremas, especialmente de extrema derecha. Óscar Iván Zuluaga da una oportunidad a los más radicales.

Julián Darío Bonilla Montenegro*

Obstáculo u oportunidad para la derecha

Nuevamente, el excandidato Óscar Iván Zuluaga protagoniza un escándalo: la estrecha relación entre Odebrecht y el financiamiento de su campaña presidencial de 2014. Se conoció gracias a las grabaciones que Daniel García Arizabaleta —exdirector de Invias— compartió con la Fiscalía General de la Nación.

Es grave y, además, hizo que Zuluaga renunciara a su partido, el Centro Democrático. Aun así, todavía hay dudas sobre si puede debilitar al Centro Democrático o, en general, a la oposición al gobierno de Gustavo Petro.

No es necesario describir por qué la Fiscalía imputó a Zuluaga y a su hijo. Aquí se considera si va a perjudicar al Centro Democrático —y, por extensión, a la oposición de derecha colombiana—, o si la oposición en su conjunto puede formular estrategias para no perder más poder en las próximas elecciones subnacionales (2023) y nacionales (2026).

El resurgimiento de la derecha en América Latina

En varios países surgen corrientes de derecha y extrema derecha. Las victorias de Boric (Chile, 2021), Petro (Colombia, 2022) y Da Silva (Brasil, 2022) indicaban que hay un bloque sólido de izquierda en América Latina; pero parece que este nuevo giro ideológico regional ya empieza a debilitarse y que no cuenta con suficiente aprobación social.

Las críticas de la oposición hacia el gobierno de Gustavo Petro han sido ambiguas, pero han despertado una reacción emocional contra su proyecto progresista.

Foto: Facebook: Gustavo Petro - La organización política del presidente se centra en su figura, lo cual hace muy difícil saber quién podría ser su reemplazo en las próximas elecciones.

Por esto, es dudoso que estos grupos políticos puedan mantenerse en el poder. El caso más reciente ocurrió en Chile: se rechazó la reforma constitucional y, en la nueva elección para designar a otro Consejo Constitucional, la derecha tuvo una amplia ventaja.

También está bajando la popularidad de Da Silva y de Petro, de acuerdo con diversas encuestas.

La izquierda está perdiendo ante la opinión

Por lo tanto, es importante observar estos cambios en las próximas elecciones regionales.

Las críticas de la oposición hacia el gobierno de Gustavo Petro han sido ambiguas, pero han despertado una reacción emocional contra su proyecto progresista. Esto puede traer victorias electorales para la derecha en los cargos regionales; los de gobernadores y alcaldes son los más mediáticos.

Al mismo tiempo, los sectores más afines a Petro intentan replicar las mismas estrategias de su periodo de campaña. Y esta situación es realmente importante: las redes sociales cambian la opinión sobre cualquier mandatario.

La difusión en redes de —en general— noticias falsas pone en duda la idoneidad de los mandatarios. Ciertos sectores trabajan hábilmente este malestar de la población para ascender políticamente.

Se revierten las tendencias electorales

La política electoral depende de ciclos de carga emocional sobre la masa de votantes, causados por diversos acontecimientos. Esto lleva a que, durante las crisis, se manifiesten posiciones radicales y se afiancen discursos basados en la frustración.

Por tal motivo, las posturas de izquierda o derecha son cada vez más intransigentes. Ahora ocurre más con las posiciones consideradas de extrema derecha, tal vez porque persuaden a la masa electoral.

Hay varios ejemplos en lo que podemos denominar Occidente: Estados Unidos, Brasil, Italia, Israel y —probablemente, en las próximas elecciones— España. Estos países tienen gobiernos de extrema derecha que alimentan las pretensiones de sectores que quieren recuperar valores perdidos y, en síntesis, secundar políticas de nostalgia según los imaginarios de amplios sectores de la población.

Cuantas más crisis, más propuestas extremas

Cada país es diferente; pero puede concluirse esto: cuántas más crisis, más probabilidades de victoria para tendencias políticas extremas, en particular de extrema derecha.

En Colombia, el escándalo de Óscar Iván Zuluaga y su hijo no puede considerarse una derrota para la oposición hacia el gobierno de Gustavo Petro, por estos motivos:

  • En primer lugar, las comunicaciones: los medios analizan con excesivo detalle cualquier acción de este gobierno, con lo que replican o magnifican escándalos a través de diversas estrategias de comunicación. No pasan por ninguna clase de filtro; solo se difunden.

Esto lleva a reacciones emocionales que opacan el criterio para comprender estas estrategias.

  • En segundo lugar, la interacción del gobierno Petro con otros grupos políticos: hoy, como sucede con la mayoría de los gobiernos latinoamericanos, Colombia tiene un modelo personalista, en donde la figura presidencial (Petro) es el centro de los acontecimientos políticos.

Su movimiento está tan centrado en él que es difícil saber quién lo reemplazaría en las elecciones venideras. No hay una figura que aglutine las corrientes políticas que se acercaron durante las elecciones pasadas y que tenga la capacidad de dirigir y continuar su proyecto.

Esto también ocurre con movimientos personalistas, como el uribismo; pero este sector tiene una ventaja de la que carece el petrismo: el apoyo de las élites y la mayoría de los grandes medios a la imagen de Uribe.

Las noticias se dirigen hacia las emociones, no hacia el análisis

Entonces, no necesariamente se debilitará la derecha colombiana; no se puede asumir que los escándalos vayan a dañar su imagen. Tampoco habrá cambios en el poder: el gobierno Petro es, en verdad, un interludio entre las élites políticas.

cuántas más crisis, más probabilidades de victoria para tendencias políticas extremas, en particular de extrema derecha.

La mayoría de los medios se enfoca en los errores de Petro, no en sus aciertos. Las percepciones fatalistas muestran las narrativas propias de la derecha como más interesantes y como soluciones reales.

Los “resultados” de las políticas altamente represivas de ciertos políticos (por ejemplo, Bukele en El Salvador) hacen que parezca necesario un sistema retributivo que se enfoque en soluciones más drásticas sin importar lo que pueda pasar con la población.

Este artículo fue posible gracias a la colaboración de nuestros lectores. Te invitamos a apoyar nuestra labor a través de una donación#YoapoyoaRazónPública

Artículos Relacionados

Dejar un comentario

*Al usar este formulario de comentarios, usted acepta el almacenamiento y manejo de sus datos por este sitio web, según nuestro Aviso de privacidad

Este sitio web utiliza cookies para mejorar tu experiencia. Leer políticas Aceptar

Política de privacidad y cookies