Volando hacia un futuro incierto: la verdadera crisis de San Andrés Isla
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Volando hacia un futuro incierto: la verdadera crisis de San Andrés Isla

Escrito por June Marie Mow - Juan Diego Ayala

El aumento descontrolado del número de turistas, sumado a las consecuencias negativas de la apertura económica, han llevado al Archipiélago hasta un punto de inflexión. ¿Qué puede hacer la Isla ante estos retos?

June Marie Mow Robinson* y Juan Diego Ayala**

Reducción de vuelos en San Andrés

La cancelación de rutas aéreas hacia San Andrés ha dado pie a un debate acerca del futuro del turismo y del crecimiento económico de la isla.

Pero de hecho ha sido una buena noticia para muchos habitantes insulares: ¿por qué?

Últimamente algunos turistas no son bienvenidos por una buena parte de la población local. Los motivos se relacionan con la conducción en estado de embriaguez de las mulas, la exhibición indecente y los desechos que dejan en las playas y acaban en el océano.

A esto se suman las conductas irrespetuosas con la cultura raizal, que contribuyen a la destrucción de sus creencias y su vida.

Particularidades de la Isla

El tamaño de la isla (26 km2) es una de las particularidades más llamativas de San Andrés. Este factor determina:

  • la alta susceptibilidad frente a perturbaciones naturales y antrópicas;
  • el aislamiento desde el punto de vista biológico;
  • el acceso cultural y social limitado;
  • la fragilidad económica de los mercados internos, y
  • la dependencia del turismo, alimentos y bienes provenientes de los puertos del resto del país.

San Andrés, según las cifras del DANE, acoge a más de 100.000 habitantes, con un aumento del 11,1% entre 2005 y 2018. Además, es importante señalar que la Isla experimenta alzas sobresalientes de población, sobre todo en el borde litoral y en el norte (Chapman Point).

Para ser sostenible, el desarrollo de San Andrés debe estar orientado en la dirección correcta. Sobre todo, porque las oportunidades y limitantes de la insularidad son diferentes si se trata de islas continentales u oceánicas. Por ejemplo, las primeras tienen acceso a los sistemas naturales y construidos del continente, mientras que islas como San Andrés, Providencia y Santa Catalina deben resolver de manera autosuficiente los requerimientos de agua, alimentos, energía, suelos y materiales de construcción, entre otros.

También, al ser una de las islas más pobladas del mundo, la vulnerabilidad de San Andrés frente a los fenómenos naturales es muy alta.

En pocas palabras, el Estado colombiano ha sido incapaz de brindar los servicios sociales y ambientales básicos para que los habitantes insulares amplíen sus opciones en un marco de sostenibilidad.

Foto: Gobernación San Andrés, Providencia y Santa Catalina - Aunque el turismo en San Andrés aumentó, el bienestar y crecimiento económico de la población local es cuestionable.

De igual forma, debe lidiar de manera directa con los impactos del calentamiento global, los cuales ya repercuten sobre los frágiles sistemas biológicos, sociales y económicos. En la actualidad, el calentamiento global ha afectado la salud humana, la agricultura, la pesca, los manglares, los arrecifes coralinos y los pastos marinos.

La reserva de la biósfera es un reconocimiento al valor de la conservación de la biodiversidad del 75 % de los arrecifes coralinos del país en el mar Caribe como potencial para contribuir al sostenimiento de la prosperidad y el bienestar de la economía nacional y regional, especialmente en el siglo XXI. De esta manera, Ser Reserva de Biosfera es un pacto social local; el compromiso internacional del gobierno colombiano es respetar las áreas marinas protegidas y todo lo que ello significa.

Por otro lado, la isla encuentra restricciones para su desarrollo, como escasez de recursos, conectividad precaria, altos costos de vida y un entorno ambiental frágil.

Por consiguiente, una condición para el desarrollo sostenible de la Isla es encontrar el equilibrio entre la adaptación y mitigación de riesgos, el crecimiento económico y el bienestar de los habitantes insulares.

La crisis de San Andrés

Sin embargo, todo apunta a que la Isla estaría en el camino equivocado, lo cual podría conducir al fracaso total.

Como se describirá a continuación, el carácter limitado del territorio insular y el desarrollo económico desordenado son los factores determinantes de la crisis en la isla. Esto pone en entredicho las políticas, los paradigmas tradicionales de crecimiento, la sostenibilidad y las políticas impuestas en el marco de la colombianización.

Las intervenciones del gobierno nacional para “acercar” el Archipiélago con el continente presentan deficiencias y han demostrado ser inadecuadas para atender las necesidades de la nueva población.

Las autoridades no tuvieron en cuenta que una comunidad en crecimiento exponencial requería más espacio para establecer los asentamientos humanos, materiales de construcción, alimentos, energía, agua potable, espacios e infraestructura para la disposición de residuos sólidos y líquidos. En pocas palabras, el Estado colombiano ha sido incapaz de brindar los servicios sociales y ambientales básicos para que los habitantes insulares amplíen sus opciones en un marco de sostenibilidad.

Por su parte, el modelo de puerto libre transformó a la Isla en una sociedad de servicios, basada en el comercio y el turismo. El año pasado, San Andrés recibió cerca de 1,4 millones de turistas colombianos. A pesar de que han transcurrido casi veinte años desde la apertura económica, los habitantes insulares no se han recuperado del espejismo del puerto libre. Los beneficios del modelo basado en el turismo en masa están distribuidos de forma inequitativa, lo cual contribuye a la degradación del entorno natural, la desvertebración social y los conflictos locales.

San Andrés es uno de los destinos más turísticos de Colombia. En la Isla no existen estándares de calidad para la mayoría de los servicios que se prestan, por lo tanto, no hay control ni seguridad. Y, peor, las crecientes presiones socio ecológicas se ven agravadas por los efectos del cambio climático y la persistencia de las vulnerabilidades sociales.

Dicho de otro modo, pese al aumento del número de turistas, no es seguro que el crecimiento económico haya beneficiado a la población local, porque lo que se observa es una actividad turística autodestructora que ignora las capacidades socio ecológicas de la Isla. El empobrecimiento de la población raizal y el fracaso del Estado colombiano para mejorar la calidad de vida ha conducido a la marginalización de los habitantes. Los grandes ausentes son el desarrollo inclusivo y el bienestar comunitario.

Además, el aumento de la inmigración y del turismo ha sido rápido, desordenado y caótico. Esto ha llevado a desbordar el entorno natural, al sobreuso de los recursos naturales y a la perturbación sociocultural. En pocas palabras, debido al aumento acelerado del turismo, se ha desbordado la capacidad de los sistemas socio ecológicos insulares, lo cual genera la verdadera catástrofe de San Andrés: la indeseable degradación de los recursos.

El punto crítico de San Andrés

Aunque la situación ya es crítica, el crecimiento sin límites del número de turistas es inevitable. ¿Cuál es el punto crítico (tipping point) para limitar la cantidad de vuelos, hoteles y turistas?

Es fundamental señalar que la crisis de la Isla no se refiere al número de vuelos, sino al supuesto desarrollo a enormes costos ambientales y socioculturales. El Archipiélago, después de la pandemia de COVID-19, podría haberse convertido en un destino para el reinicio y la reinvención del territorio caribeño.

Los beneficios del modelo basado en el turismo en masa están distribuidos de forma inequitativa, lo cual contribuye a la degradación del entorno natural, la desvertebración social y los conflictos locales.

Por los motivos anteriores, debemos usar la oportunidad que representa la Reserva de Biosfera para lanzar un nuevo movimiento denominado «turismo regenerativo». Esto servirá para apoyar y financiar proyectos que fomenten la soberanía hídrica, alimentaria y energética. Además, aumentará la resiliencia de los habitantes insulares para enfrentar las tendencias sociales y ambientales que agravan la pobreza, la exclusión social y la degradación ambiental. Un ejemplo en el Archipiélago es El proyecto El Cangrejo Negro, Baluarte de la Cultura Raizal, nacido de la colaboración entre el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia, la Fundación ACUA, El FIDA, Slow Food y la Corporación Coralina (Corporación para el Desarrollo Sostenible del Archipiélago).

Un análisis profundo de la situación de San Andrés debería incluir la evolución de la desconexión económica, el deterioro medioambiental, la desigualdad social, el fracaso de la colombianización y las fallas del sector privado que han resultado en la marginación gradual de la comunidad raizal y residente.

En un próximo artículo ofreceremos recomendaciones para transitar hacia un desarrollo endógeno mediante la innovación, la internalización, la institucionalización para fortalecer la resiliencia y la capacidad de recuperación del desarrollo turístico de la Isla.

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1 Comentario

CARLOS IGANCIO RODRIGUEZ ARANGO septiembre 20, 2023 - 1:44 pm

El titulo de un articulo «volando hacia un futuro incierto: la verdadera crisis de San Andrés», muestra demasiados vértices de los cuales se podrían escribir muchos artículos con innumerables palabras. Bien pero este articulo lo encuentro un tanto desenfocado, primero debo advertir que la apertura económica se produjo hace mas de 32 años, que cambio la fuente principal de ingresos de la isla de San Andrés, que en muy poco tiempo tiempo se debio sustituir el comercio por el turismo como principal fuente de ingresos, que la hotelería se debio modernizar al pasar de simples habitaciones refrescadas por un ventilador y un baño comunal a un hotel similar a los de las grandes cadenas hoteleras del mundo turístico, el comercio se debio especializar para ser competitivo con el comercio de la Colombia Continental. El turismo se especializo, todo esto en un tiempo menor a cinco años. Hoy después de la pandemia que afecto al mundo San Andrés se convirtió en el sitio más visitado por los turistas nacionales y extranjeros, las estadísticas no dejan mentir al identificar que el año 2022 fue y ha sido el mejor año en cuanto a la llegada de turistas. Un año como este no volverá. La salida del mercado aéreo de dos líneas de aviación contribuyo sustancialmente a que el año 2023 sea el peor año de la economía de la isla, ni siquiera comparable con el año 2020.
Ha llegado el momento de replantear nuevamente el Departamento, tal como ocurrió a principios de los años 90 con la apertura económica, es necesario que el turismo vuelva a las islas, se controle el numero de visitantes, se fije la carga de este turismo y se estudie el impacto medioambiental que en nada bueno contribuye a los que habitamos la isla.
Debemos llenarnos de optimismo y positivismo que si antes lo hicimos y lo logramos hoy también lo haremos y lo lograremos, nuestra única fuente de ingresos hoy es el turismo y en menor medida el comercio. Así que a repensar desde lo económico y lo social.

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