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Venezuela en 2015 con el viento en contra

Escrito por Socorro Ramírez

Supermercado desocupado en Venezuela

Socorro Ramírez​Acosada por la caída de los precios del petróleo, desencuadernada por las divisiones dentro del chavismo y en vísperas de unas nuevas elecciones, Venezuela enfrenta uno de sus años más difíciles. Una crisis con muchas implicaciones para Colombia.

Socorro Ramírez*

La economía en emergencia

Para Venezuela 2015 arranca con una suma de problemas que no permitirá postergar los correctivos, aunque aplicarlos sea inmensamente difícil. Tanto para el gobierno como para la oposición, los desafíos de este año son enormes.

El Banco Central informó que en 2014 la economía entró en recesión y la inflación sobrepasó el 60 por ciento. El Banco atribuyó la situación a las protestas opositoras que "impidieron la cabal distribución de los bienes básicos y la normal producción de bienes y servicios". Pero los balances no oficiales muestran otra cosa:

· Para empezar, la agudización de los problemas cambiarios (el dólar paralelo llegó a 176 bolívares, una cifra muy distinta de las tres tasas oficiales: 6,3, 12 y 51 bolívares por dólar) estimula todo tipo de ilícitos.

· Además, en 12 años los alimentos aumentaron un 2.000 por ciento y en 2014 la pobreza volvió a los niveles de 1998.

· Se mantienen los cortes de agua y energía, así como el deterioro de la infraestructura vial y hospitalaria, la parálisis de la industria y la agricultura, las pérdidas en empresas públicas, el estancamiento de la producción de crudo, la importación de gasolina y un alto endeudamiento.

Paradójicamente, estos desequilibrios se fueron acumulando en medio de la mayor bonanza petrolera que haya tenido Venezuela. La caída reciente de los precios en un 51 por ciento ha reducido los ingresos estatales (96 por ciento de la economía depende de esa exportación), ha disparado la escasez de divisas y el déficit público al 20 por ciento del PIB, y ha bajado el valor de bonos venezolanos, lo cual dificulta el financiamiento internacional.  

Postergación de correctivos

El chavismo explica la crisis no como resultado de fallas del modelo y de su gestión, sino como una guerra económica externa apoyada por la oposición.

Las campañas por la reelección indefinida de Chávez coparon los esfuerzos del gobierno y después, la atípica escogencia de Nicolás Maduro como sucesor hizo que las energías se concentraran en buscar su reconocimiento y ratificación en las elecciones locales. De esta manera se postergó el ajuste y se recortó el margen de acción para el nuevo mandatario.

En 2014 no hubo elecciones y Maduro gozó de facultades especiales gracias a la Ley habilitante, pero ante las protestas y el deterioro de su imagen evitó tomar medidas con altos costos sociales y políticos.

En 12 años los alimentos aumentaron un 2.000 por ciento y en 2014 la pobreza volvió a los niveles de 1998.

Aunque afirmó que no era el momento para los ajustes sugeridos incluso por el propio chavismo (como reducir la subvención a la gasolina, no imprimir más billetes para cubrir el déficit y unificar las tasas oficiales de cambio), Maduro devaluó la moneda, profundizó el control de precios e intentó una reforma tributaria. Inclusive, según una versión no oficial, vendió la deuda de República Dominicana con Petróleos de Venezuela S.A. (PDVESA) con una ganancia del 59 por ciento para el banco norteamericano que la compró.

El 30 de diciembre de 2014 Maduro finalmente admitió la crisis y anunció su intención de "ir aterrizando en un gran cambio del modelo económico" que se daría en seis meses y que incluiría medidas como:

– Optimizar la inversión social y aumentar la productividad,

– Recortar en un 20 por ciento los gastos suntuarios,

– Reducir el tamaño de las misiones diplomáticas,

– Garantizar recursos fiscales,

– Ajustar el sistema cambiario,

– Neutralizar el contrabando y la especulación,

– Atraer capital nacional e internacional para zonas económicas especiales,

– Rectificar los errores en las empresas estatizadas, y

– Crear un “estado mayor del plan de recuperación”.

Esta misma semana, desde Pekín, Maduro anunció la ampliación de la presencia china en el sector petrolero, así como una inversión de 20.000 millones de dólares para proyectos en Venezuela. En julio del año pasado, durante la visita de su homólogo chino, Maduro mencionó fondos conjuntos por 56.000 millones de dólares, de los cuales 45.000 millones serían préstamos chinos que se han ido intercambiando por activos petroleros y mineros presentes y futuros. Algunos analistas dicen que el gobierno podría valerse del acuerdo con China para volver a posponer el ajuste durante este año electoral.

Vista aérea del Palacio Federal Legislativo de Venezuela, localizado en la ciudad de Caracas.
Vista aérea del Palacio Federal Legislativo de Venezuela, localizado en la ciudad de
Caracas.
Foto: Wikimedia Commons

Deterioro institucional e inseguridad

Las instituciones venezolanas se han visto afectadas por la ineficiencia y la corrupción (el exministro de Planificación, Jorge Giordani, denunció que falsas empresas evaporaron más de 20.000 millones de dólares en importaciones ficticias), así como por la multiplicación de entidades paralelas creadas por el gobierno central donde alcaldes y gobernadores son de oposición y por la creación de Comandos y Viceministerios para atender diversos problemas (en 2014 Maduro creó 55 nuevas entidades).

Las instituciones de seguridad se han visto afectadas por su adscripción ideológica, que determina la permanencia o ascenso de sus funcionarios, y por la proliferación de entidades paralelas y sin control estatal como los colectivos y milicias. Por eso se ha multiplicado el número de gente armada, así como los enfrentamientos entre entidades de seguridad o la participación de muchos de sus efectivos en actos de delincuencia y crimen organizado.

Las violencias de todo tipo se han disparado, y Venezuela se ubica ahora en el segundo puesto mundial en número de homicidios debido a la impunidad, la destrucción de las instituciones y la ruptura del pacto social que regulaba la convivencia, según señala el Observatorio Venezolano de la Violencia.

Eludiendo el tema, el destituido exministro del Interior dijo que la angustia por la inseguridad era azuzada por los opositores con fines conspirativos. Sin embargo, tras el caso Serra, Maduro ordenó depurar las fuerzas de seguridad y aumentó en un 45 por ciento el sueldo de los militares.

Deterioro de la democracia

El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) sostuvo que no era necesario el voto de las dos terceras partes de la Asamblea legislativa para escoger los funcionarios del Poder Ciudadano, como lo establece la Constitución. Por eso se usó la mayoría simple para ratificar a la fiscal, pasar de procurador a contralor a un miembro del equipo de la primera dama, y nombrar como defensor del pueblo a un ex gobernador chavista. Y para el TSJ -después de tres sesiones donde no hubo acuerdo- la Asamblea escogió por mayoría simple los catorce magistrados.

En el momento de escoger el Consejo Nacional Electoral (CNE), la decisión del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) de mantener a dos candidatos cuestionados por la oposición hizo imposible un acuerdo. Pero a petición del presidente de la Asamblea, el TSJ permitió la escogencia de los tres rectores del Consejo con sus seis suplentes.

Las violencias de todo tipo se han disparado, y Venezuela se ubica ahora en el segundo puesto mundial en número de homicidios

“Más nunca van a gobernar” repitió el presidente de la Asamblea Nacional al explicar su decisión de escoger los poderes públicos sin atender la despartidización solicitada por la oposición.

El oficialismo arguye que se movió dentro de los márgenes de la ley, que de 28 cargos solo tres repitieron y que dos personas de la oposición fueron incorporadas en el CNE. Esta forma de renovación de los poderes públicos ayuda al reacomodo del chavismo pero desaprovecha la posibilidad de un acuerdo con la oposición y agrava la desconfianza en las instituciones.

Un año electoral

Los diálogos entre el gobierno y la oposición no se reactivaron en 2014, y es de esperar que el oficialismo se dedique a ganar las elecciones legislativas de final del 2015. Aunque el gobierno controla los poderes, carece de apoyo para ganar las elecciones: según algunas encuestas (Datanálisis 2 de enero) su aprobación cayó a 22 por ciento y la identificación con el PSUV a 16 por ciento.

Apoyándose a veces en un sector y luego en otro, Maduro ha ido conteniendo las tensiones del chavismo. Pero estas pueden agravarse con el ajuste económico. Por eso el mandatario ha llamado a que “nadie forme grupos de poder, que nadie logre hacer influencia ni se crea predestinado a cargos".

Por su parte, ante la oportunidad de lograr la mayoría en la Asamblea (sondeos le dan 40 por ciento de intención de voto), los 27 partidos de oposición han decidido mantenerse en la Mesa de Unidad Democrática para las elecciones legislativas. Sin embargo, pesan las diferencias y desconfianzas mutuas luego de las estrategias opuestas que tuvieron ante las protestas de 2014, las “guarimbas” y la represión.

Contexto poco favorable

Las tensiones de Venezuela con su primer socio, Estados Unidos, se han profundizado tras la decisión de Estados Unidos de sancionar a algunos funcionarios venezolanos. Debido a su situación interna, Rusia solo puede ofrecerle armas, y está por verse si, con el apoyo de China como principal inversionista y segundo cliente petrolero de Venezuela, el gobierno logra enfrentar el contexto adverso.

La caída de precios del petróleo y la situación venezolana repercuten sobre Cuba y sobre Petro-Caribe, aumentan la preocupación regional y deterioran su imagen internacional. Y la mayoría del ALBA y de la OEA no acompañó a Venezuela en su deseo de incluir en la declaración de saludo al acercamiento Obama-Castro una condena a las sanciones norteamericanas.

El gobierno ha dicho: “Para que Venezuela siga en paz y democracia necesitamos una gran victoria electoral″, pero si este interfiere en las elecciones venideras ante la posibilidad de que la oposición las gane, llevaría a la desesperación a los sectores más impacientes ante sus excesos.

Los sondeos muestran casi medio país que no está alineado con la polarización impulsada por el gobierno, y es ese medio país el que puede presionar por el diálogo para concretar salidas democráticas y constitucionales que eviten la turbulencia y la violencia.
 

* Cofundadora de Razón Pública. Para ver el perfil de la autora, haga clic en este enlace.

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