Fotos de: Juan Gabriel Muñoz
La Guajira conquista con sus hermosos colores tejidos con los hilos y los pensamientos de las mujeres Wayuú herederas de esa hermosa tradición ancestral que nos regalan en cada mochila y cada chinchorro en el que descansan los sueños de los turistas en los ranchos a la orilla del mar en el Cabo de la Vela y que viajan con el viento que calienta el sol, el mismo, que al morir la tarde se torna rojo y por el que caminé algunos kilometros por la parte desértica hasta llegar a la cima del cerro del viejo faro, uno de los atractivos turísticos donde despedir el sol es todo un espectáculo natural. Y si de colores se trata, no dejemos de lado el amanecer o los hermosos azules del mar en el acantilado que queda junto al Pilón de Azúcar, desde allí se contemplan en toda su extensión hasta que se pierden en el horizonte.
Cabo de la vela es un paraje sencillo, nativo, atípico y algo rústico, donde los hospedajes son ranchos de madera y paja. La luz eléctrica funciona por horas, los nativos atienden con amabilidad y la arena es el común denominador, pero quien necesita algo mas, cuando tienes todas esas maravillas de la naturaleza en tu propio país. Y es el momento justo de citar las palabras de un amigo argentino viajero que conocí en esta aventura fotográfica llamada Guajira: "viajar a Colombia, esta de moda".
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