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¿Un “Milei” para Colombia?

Escrito por Carlos Andres Arias Orjuela

Muchas hipótesis y temores ha despertado el fenómeno de Javier Miley en Argentina y lo que podría replicarse en Colombia para las elecciones de 2026.

Colombia puede vivir un escenario en que las fuerzas políticas e ideológicas vuelvan a oscilar y se trasladen al otro extremo del espectro ideológico dada la desfavorabilidad, cuestionamientos y errores cometidos en comunicación política y gestión del actual gobierno de Gustavo Petro. No obstante, la historia reciente de Colombia es diferente a la de Argentina y por ende nuestras dinámicas culturales, económicas y sociales, sin contar los fenómenos mediáticos que acompañan el manejo de la comunicación política de Javier Milei.

Colombia experimentará el fenómeno demagógico, peligroso y mediático de Milei en Argentina motivado por el rechazo creciente a la administración de Gustavo Petro, sus reformas, y el cómo exacerba odios y divisiones entre ricos y pobres e izquierda y derecha. Milei a la colombiana se alimenta de la indignación a la inactividad o el exceso de retórica del actual Gobierno.

Con seguridad tendremos candidatos que representen ese discurso emocional, radical y extremo de la derecha y otro que quiera refrendar la gestión, la victimización que aparentemente sufrió el gobierno de Petro y busque perpetuar un proceso que hasta hoy deja a un presidente que permanece más tiempo en redes sociales que gestionando soluciones tangibles a la ansiedad de los colombianos y que carga con un 64% de desfavorabilidad sin haber llegado a la mitad de su gobierno.

El voto castigo que se presentó en las recientes elecciones colombianas del 29 de octubre y que en algunos casos también fue un mensaje de rechazo a Petro, sería el caldo de cultivo para tener un Milei a la colombiana. Sin embargo, lo ocurrido en ciudades como Bogotá en donde la mesura, la ponderación y esquivar la polarización podría convertirse en la alternativa y la opción para una narrativa diferente.

Lo sucedido en la capital, es un hecho relevante, no solamente por lo que mediáticamente reflejó en la manera de hacer política para todo el país, sino por lo que representa en el peso electoral del pareto colombiano. Desestimar un discurso moderado en esencia y no solo en la forma podría convertirse en el error que algunos candidatos o estrategas, que solamente por querer tener un candidato de reflectores, optarán para llamar la atención.

Veremos entonces candidatos y candidatas con un discurso fanfarrón, gritón y de eco en la radicalización de soluciones a corto plazo, que trasgredirán a las instituciones para lograr el foco de los medios y las redes sociales digitales como lo sucedido en Argentina. La efectiva estrategia de contraste cargada de tácticas para etiquetar y construir un relato de buenos y malos será parte del devenir de la próxima campaña presidencial en Colombia, pero solo el análisis de la coyuntura electoral a partir de identificar las emociones políticas y sus correspondientes actitudes y comportamientos en imaginarios colectivos permitirán saber sí el camino allanado por Milei podrá ser usado en buena parte en Colombia.

Veremos al político influenciador y realizador de contenidos, así como hemos visto a presidentes y ex presidentes twitteros. Así como se ve en las redes sociales de la campaña Argentina se verán contenidos cortos y explosivos que buscan simplificar la complejidad de temas de estado y de política social y económica, por no mencionar otros temas como la salud, la educación, la paz y el conflicto armado interno por una paz total que fracasó.

Sin embargo, esto ya lo vivimos parcialmente y fracasó, de allí que no creo posible un Milei a la colombiana. La estrategia de viralizar contenido por intermedio de plataformas como TikTok tuvo su eco en el equipo adolescente y juvenil de Rodolfo Hernández, pero al final su falta de fondo y fragilidad en el discurso terminó siendo la causa de su derrota. No significa subestimar el poder que hoy tienen las plataformas de redes sociales digitales y las fakenews, que incluso con inteligencia artificial se puedan desarrollar para llegar con mensajes emocionales y atractivos a todo tipo de público, pero si entender qué esto ya lo conoce el elector colombiano y que al parecer su efecto viene disminuyendo para elecciones uninominales como será la del 2026.

Muchas similitudes en el cómo se hace la política y en las fórmulas para emocionar al electorado hay en los que consideran que es solo aplicar recetas de mercadeo político que son exitosas en el patio del vecino. Sin embargo, Colombia tiene un proceso de cultura política diferente que advierte que ya hay un precedente en medio de la batalla de las indignaciones y las emociones en elecciones que deja ver caminos diferentes a partir del estudio concienzudo de la coyuntura.

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