
La salud tiene un precio. Si no se paga con dinero, se paga con la vida. Los países ricos acapararon vacunas, y esto multiplicó el llamado turismo de vacunas*.
Andrea García** y Angie Culma***
Esperar o viajar por la vacuna
Hay una tendencia entre la población de mayores ingresos de los países en vías de desarrollo: viajar a países desarrollados a vacunarse contra la COVID-19, especialmente a Estados Unidos.
La tendencia se puede atribuir a dos razones: el miedo al contagio y la lentitud de los planes de vacunación. Este segundo punto es crucial para un país como Colombia: tenemos 48 258 494 habitantes, según estimaciones del DANE, y una alta proporción no sabe cuándo se vacunará.
El Plan Nacional de Vacunación establece dos fases y cinco etapas. Estamos al principio de la fase 2 (etapa 4); se han aplicado 18 281 743 primeras dosis y 6 762 755 segundas dosis, según el Ministerio de Salud. La primera fase comprendió a las personas mayores de 50 años y a quienes entre 16 y 49 años tuvieran comorbilidades. Las demás están en la fase dos, la que recién comienza.
Turismo de vacunas
Esto no ocurre apenas en Colombia. La oferta creciente de vacunas en Estados Unidos, Rusia, Dubái, Maldivas, San Marino —entre otros países— ha popularizado el turismo de vacunas.
El plan es irse de vacaciones por un par de días, entretenerse un poco, vacunarse y regresar. La propuesta de una vacuna en el extranjero es atractiva para quienes puedan costear el viaje, quieran inmunizarse y vean lejos el turno de vacunación en su país.
Hay una tendencia entre la población de mayores ingresos de los países en vías de desarrollo: viajar a países desarrollados a vacunarse
El turismo de la salud no es nada nuevo, pero sí ha habido más viajes al exterior tras los anuncios de vacunación para no residentes. Por ejemplo, Migración Colombia registra el porcentaje de viajes a Estados Unidos que obedecen al turismo:
- en marzo, el 59,7 %.
- en abril —tras los comunicados oficiales de vacunación sin residencia— el 60,47 %;
- en mayo, el 74,47 %.
Aunque no todas las personas que viajan por turismo lo hacen para vacunarse, sí hay un aumento notable en comparación con otros años: mayo de 2021 tuvo 2,84 % más viajes por turismo que mayo de 2020, pero 40,5 % más que mayo de 2019.
Esto abre una seria discusión sobre la salud y la importancia del nivel de ingresos para tener este derecho fundamental. Los colombianos que puedan hacerlo viajarán, se vacunarán y tendrán una ventaja sobre los más pobres; aún más, a escala internacional, es obvio que los países de altos ingresos han acaparado las vacunas contra el coronavirus.

El acaparamiento
Launch & Scale Speedometer investigó la adquisición de vacunas de distintos países, según sus niveles de ingreso, la cantidad que compraron y el tiempo que esperaron para recibirlas:
- Estados Unidos y Reino Unido compraron las primeras dosis en mayo de 2020; los siguieron otros países de ingresos altos y algunos de ingresos medios.
- En septiembre, el Reino Unido, los países de la Unión Europea y Canadá ya habían comprado dosis suficientes para cubrir sus poblaciones y, además, tener excedentes considerables.
- Los países de ingresos bajos hicieron sus primeras compras s comienzos de este año, y aún no han conseguido suficientes vacunas para su población.
- Canadá, Reino Unido, Estados Unidos, Nueva Zelanda y Australia han adquirido dosis para vacunar a toda su población más de dos veces.
- Un grupo de países mucho más grande tiene una cobertura de vacunación por debajo del 100 % y —peor— una mayor carga de casos positivos.
Cobertura de las vacunas según población y casos de COVID-19
Los países de altos ingresos compraron demasiadas vacunas, mientras que faltan dosis para los países de bajos ingresos. Esto estimula el turismo de vacunas.
Ahora bien, la oferta de vacunas para no residentes ayuda la reactivación de los países que se han enfocado en este tipo de turismo, pues produce un efecto en cadena: se pagan tiquetes de viaje, hospedaje, alimentación, transporte local y actividades de recreación, entre otros servicios.
Pero ese estímulo para las economías avanzadas agrava la desigualdad con respecto a los países emergentes: están muy lejos de la inmunidad de rebaño, sus economías crecen lentamente a causa de las constantes cuarentenas y es riesgoso recibir turistas ante el riesgo de contagio.
En Colombia, el turismo de vacunación tiene dos caras: acentúa la desigualdad económica, pero también reduce la carga del sistema de salud.
Lea en Razón Pública: Levantar las patentes de las vacunas: por qué sí
El privilegio de la salud
El turismo de vacunación se relaciona con la desigualdad económica, pues un viaje internacional escapa al presupuesto de la mayoría de los ciudadanos.
Para verlo tomemos como ejemplo un destino común en el turismo de vacunación: Miami. Según la agencia de viajes Despegar, los tiquetes aéreos y el hospedaje por dos días en Miami tiene un precio de 2 millones de pesos, aproximadamente y sin contar los gastos adicionales. Esto sin contra la visa de turismo (B1/B2), que actualmente cuesta 160 dólares (aproximadamente 600 000 pesos colombianos).
Los países de altos ingresos compraron demasiadas vacunas, mientras que faltan dosis para los países de bajos ingresos. Esto estimula el turismo de vacunas.
Pero, según el DANE, el 42,5 % de las personas son pobres. Esto significa que tienen un ingreso inferior a 327 674 pesos mensuales; el 30,4 % tiene ingresos entre 327 674 y 653 781 pesos mensuales. Este 72,9 % total no alcanza a ser “clase media”, que tampoco está en buenas condiciones económicas. En teoría, la clase media —el 25,4 % de la población— la componen aquellos que reciben más de 653 781 pesos. Muchas personas de este grupo tampoco pueden viajar a vacunarse. Un viaje a Miami es solo un sueño para la mayoría de los colombianos.
Según un estudio de la Universidad de los Andes, esta misma población —pobres y vulnerables— tiene mayor riesgo de contagio: no pueden acceder a condiciones sanitarias que prevengan el contagio y se exponen a aglomeraciones en el transporte público y en sus trabajos. Por este motivo, necesitan vacunarse pronto.
Una ayuda para la salud pública, pero para los más ricos primero
No obstante, quien se vacune en el extranjero está cediendo su cupo en el plan de vacunación de su país. Así, las dosis disponibles pueden llegar más rápido a otras personas y se aplican más rápido; además, se gastan menos fondos públicos en vacunas.
Por ahora, este fenómeno se seguirá presentando —y puede que cada vez con más intensidad. En el mundo del capitalismo y el libre mercado, los derechos fundamentales no son para todos y tienen un precio elevado: monetario para quienes puedan pagarlo y de vida para quienes no.