Cómo llegamos a un personaje como “Guacho”, y qué salidas tendría la oleada de violencia.
Kyle Johnson*
Más violencia en Tumaco
El secuestro y asesinato de dos periodistas y su conductor ecuatorianos por alias ‘Guacho’ ha vuelto a convertir a Tumaco en el centro de atención. La violencia no deja de azotar al municipio y a la región del pacífico nariñense en general.
Tanto en la zona rural como en la urbana, la reconfiguración de los actores armados ha sido continua y rápida. Actualmente dos grupos disidentes de las FARC se están imponiendo sobre los demás:
- El Frente Oliver Sinisterra (FOS), de ‘Guacho’, y
- Las Guerrillas Unidas del Pacífico (GUP), de ‘David’.
En RP encuentre: El asesinato de los periodistas ecuatorianos: la otra cabeza de la hidra.
Las FARC en Tumaco
En 2013, después que los Rastrojos perdieron la guerra por el control de Tumaco, la columna móvil de las FARC Daniel Aldana (DA) les dio un ultimátum a los jóvenes locales que pertenecían al grupo narcotraficante: se unen a la guerrilla, se van o serán asesinados. La mayoría se unieron a la guerrilla.
Desde entonces, para las comunidades y para las FARC, esos jóvenes eran milicianos de la guerrilla. Pero en 2015, la DA empieza a degradarse tanto en lo urbano como en lo rural:
Parece que las instituciones estatales, a pesar de reunirse de vez en cuando, caminan por su propio lado la mayoría del tiempo.
- En agosto de 2015, durante el cese al fuego unilateral declarado por las FARC, la DA mató a Genaro García, representante legal del Consejo Comunitario del Alto Mira y Frontera.
- A finales de 2015, las FARC nombraron a Leonel Páez como comandante de la DA. Se suponía que la columna debía convertirse en un Frente para poder controlarlo mejor.
Páez logró unir a los milicianos bajo su mando unificado. Pero en julio de 2016, ‘Camacho’, un mando medio urbano de la DA, violó y asesinó a tres niñas adolescentes, lo cual provocó un rechazo generalizado en el puerto. Como consecuencia, las FARC convocaron un consejo de guerra y lo ejecutaron.
Esta decisión tuvo efectos transcendentales, pues hizo que la mayoría de los milicianos de la costa nariñense rompieran sus vínculos con la guerrilla, sobre todo porque ‘Camacho’ era hermano de ‘El Mocho’, otro comandante de la DA. Según fuentes en la zona, durante el funeral de ‘Camacho’, los milicianos llevaron un letrero que decía: “El Frente Daniel Aldana traicionó a sus milicianos”.
Las primeras disidencias
![]() Firma de los Acuerdos de Paz con las FARC. Foto: Presidencia de la República |
Con esa ruptura comenzaron a aparecer las disidencias lideradas por ‘Don Y’. Pero por su violencia atroz contra las comunidades, los milicianos de Tumaco se separaron de él y crearon la Gente del Orden, encabezada por ‘Pollo’ y otros comandantes milicianos. Luego las FARC mataron a ‘Don Y’, cuyo hermano ‘David’ tomó control de su grupo, creando así las GUP.
En marzo de 2017, después de mandarle una carta a la alcaldesa de Tumaco, ‘Pollo’ lideró un proceso de desmovilización y ofreció entregar a todos los 333 milicianos de la cabecera. Sin embargo, solo logró convencer a 128. En mayo de 2017, ‘Hugo’ asumió el liderazgo de los milicianos que no se entregaron y antes de su captura en junio de 2017, los vinculó con las GUP.
Mientras tanto, en la zona veredal de La Variante, ‘Romaña’ (el célebre comandante de las FARC) llevaba varios meses intentando poner orden interno. Poco después de llegar a finales de 2016, ‘Romaña’ tomó una decisión clave: cualquier miliciano disidente ya no se consideraría, ni nunca sería considerado parte de las FARC.
Sin embargo otros comandantes milicianos con las mismas raíces sí fueron aceptados, como ‘El Tigre’. También se empezó a dar una ola de violencia contra los disidentes, aumentando los homicidios en Tumaco desde diciembre de 2016.
‘Guacho’ sube al poder
La llegada de ‘Romaña’ también produjo roces con algunos guerrilleros rurales, que se opusieron a la imposición de un líder externo. Según numerosas fuentes en la zona, su manera de manejar varios temas hizo que un mando medio de la DA peleara con Romaña: Walter Patricio Artízala Vernaza, alias ‘Guacho’.
A mediados de 2017, ‘Guacho’ se refugió con 50 combatientes en la zona del alto Mira, que comparte frontera con el Ecuador y donde está la mayor concentración de coca en Tumaco. Apenas las FARC dejaron por completo las armas, ‘Guacho’ empezó una ofensiva y tomó control de los consejos comunitarios sobre el río Mira. Fue el actor más preparado para copar el territorio, pues el ELN estaba muy débil en Llorente y La Guayacana, y el Clan del Golfo nunca pudo instalarse en esos pueblos.
‘Guacho’ reclutó a distintos miembros de la guerrilla con el argumento de que la paz era para los comandantes, mientras que los rasos eran ignorados. Este rechazo al proceso no se debía necesariamente a las dificultades de la reincorporación. A pesar de esas dificultades, ‘Romaña’ estaba logrando avanzar con unos proyectos productivos en la zona. Pero el discurso de ‘Guacho’ encontró eco entre muchos milicianos.
El Frente Oliver Sinisterra también incorporó miembros del Frente 29. Muchos guerrilleros de este Frente se han integrado a varios grupos disidentes en Nariño, en buena parte porque sus oportunidades de reincorporación fueron nulas y por la violencia cercana a su zona veredal, en Policarpa. Cabe recordar que los pocos guerrilleros que quedaban ahí en enero de este año se fueron para El Estrecho, corregimiento del municipio de Patía, en Cauca, buscando mejores oportunidades económicas.
‘Guacho’ creció rápidamente en términos financieros por varios motivos:
- Su vinculación con ‘Cachi’, un comprador de droga de mediano nivel con vínculos con el Cartel de Sinaloa;
- Su propia experiencia en manejar las rutas del narcotráfico, y
- La toma de Llorente (un pueblo importante en la economía de la droga).
Sin embargo, al norte de la carretera Tumaco-Pasto ‘Guacho’ no ha podido entrar, pues las GUP tienen el control del área.
Estas historias rurales y urbanas de disidencias acabaron por unirse en el pasado reciente. En agosto de 2017, ‘Pollo’ y ‘El Tigre’ retomaron las armas conjuntamente y entraron en confrontación con las GUP en el casco urbano. Pero en enero de 2018 se reunieron ‘El Tigre’ y gente del FOS con la intención de emprender actividades conjuntas: ese mismo día, ‘Pollo’ y ‘El Tigre’ fueron capturados, y el FOS incorporó a esos milicianos en sus filas a través de la subcontratación, pero ahora cada vez más directamente.
Actualmente, en la zona de Alto y Bajo Mira y Frontera, el FOS tiene un control casi hegemónico:
- Ha realizado ataques contra las torres de energía, el oleoducto y las fuerzas militares ecuatorianas y colombianas;
- Maneja el narcotráfico en la zona y controla las rutas claves a ambos lados de la frontera;
- Protege laboratorios de droga, trabaja con el Cartel de Sinaloa y extorsiona.
‘Guacho’ ha podido recoger cierta base social de las FARC entre los colonos que habían ocupado parte de los territorios afrocolombianos. Hoy en día, estos colonos están divididos en materia de sustitución de la coca y no se ponen de acuerdo sobre su permanencia en el territorio y su relación con ‘Guacho’.
Encuentre en RP: Tumaco y la incertidumbre de la paz
¿Quiénes delinquen en Tumaco?
![]() Miembros de las FARC. Foto: Fiscalía General de la Nación |
Las disidencias en la zona tienen varios motivos para separarse del proceso de paz: desde asuntos internos organizacionales hasta el incentivo del narcotráfico y una sensación de no recibir los beneficios de la reincorporación.
Se puede prever un escenario semejante al del Clan del Golfo: continuas ofensivas militares que logran eliminar el liderazgo pero que no necesariamente minan el poder en la región.
Actualmente, en el casco urbano de Tumaco, siguen enfrentados las GUP y el FOS, que cuenta ahora con los milicianos que eran de ‘Pollo’. Hay un reducto del Clan del Golfo, pero sus acciones son pocas y se limita a dos o tres barrios en disputa.
La Empresa ha empezado a hacer presencia controlando el microtráfico, más que todo en la isla del Morro. El ELN tiene presencia mínima en La Guayacana y los resguardos indígenas por la carretera. Sobre la vía actúan numerosos grupos pequeños catalogados como pandillas o vinculados a narcotraficantes, pero que no logran ningún control territorial.
¿Se puede hacer algo?
El plan del vicepresidente Naranjo no ha funcionado en Tumaco.
Aunque alrededor de 6.000 personas han podido acceder a las instituciones (exitosamente o no, no se sabe), especialmente en corregimientos, las fuerzas armadas y policiales no han logrado disminuir la violencia.
Miembros del gobierno nacional han visitado la zona recientemente para evaluar qué proyectos se pueden agilizar. Sin embargo parece que las instituciones estatales, a pesar de reunirse de vez en cuando, caminan por su propio lado la mayoría del tiempo. Para la gran mayoría de la población, la legitimidad del Estado sigue siendo esencialmente nula.
Existe la posibilidad de éxito en el corto plazo en la campaña contra ‘Guacho’. Por primera vez, el grupo tendrá que enfrentar una ofensiva militar en ambos lados de la frontera. Si esa ofensiva se mantiene, se le puede dar de baja, pero será reemplazado rápidamente.
Se puede prever un posible escenario semejante a lo que se vive con el Clan del Golfo en Urabá: continuas ofensivas militares que logran eliminar su liderazgo pero que no necesariamente minan su poder en la región. Además, sin la presencia permanente y respetuosa en la comunidad de la Fuerza Pública y la Policía en los caseríos y corregimientos de la zona, los efectos de cualquier estrategia militar serán temporales.
Es de su interés: Tumaco, un posconflicto armado.
Pero lo coercitivo no es todo. Hay cuatro temas complementarios importantes.
- El primero es la sustitución de coca, que ha avanzado poco y se ha enfocado en la erradicación forzosa.
- Es esencial que el programa de sustitución tenga un equipo más grande, con personas dedicadas exclusivamente a la zona del río Mira.
- Los planes de reubicación de los colonos en los territorios afros tienen que ser prioritarios.
- Es urgente agilizar los planes de desarrollo con enfoque territorial, a través de equipos más grandes, pues solo hay dos personas para una tarea enorme.
Con estas políticas se pueden dar los primeros pasos para crear lazos de confianza entre las comunidades y el Estado, algo fundamental para que la paz llegue por fin a Tumaco.
*Analista de International Crisis Group en Colombia
@KyleEnColombia