La victoria de Petro no se debió solamente a sus alianzas con nuevos sectores políticos, sino al trabajo de los movimientos sociales.
Nadia Pérez Guevara* y Camilo Cruz Merchán**
Un cambio histórico
Por primera vez en su historia republicana, Colombia tiene un presidente de izquierda.
Pese a considerarse como una de las democracias más estables de la región, Colombia siempre eligió gobiernos de la élite bipartidista y, en los últimos años, de la derecha representada por el uribismo.
El triunfo de Gustavo Petro y del Pacto Histórico marca un cambio de rumbo en la política colombiana y una transformación en las preferencias políticas que se han venido gestando desde años atrás.
¿Cómo se explica esta transformación? ¿Cuáles fueron las regiones donde triunfó el Pacto Histórico? ¿Qué sectores de la sociedad fueron decisivos para este triunfo?
El pragmatismo y el centro
Los resultados de la primera vuelta dejaron un sinsabor en la campaña del Pacto Histórico. En primer lugar, porque Petro estuvo lejos de ganar en la primera vuelta, como algunos esperaban y, en segundo lugar, porque el candidato del uribismo, Federico Gutiérrez, perdió y obligó a la campaña a reinventarse.
A diferencia de Gutiérrez, Rodolfo Hernández era un candidato sorpresa, popular, que supo recoger el descontento de buena parte del país y que no necesariamente representaba al uribismo.
Como escribimos antes en esta misma revista, desde el principio de esta campaña Petro se mostró cada vez más pragmático. Buscó lideres que le pudieran ofrecer acercamientos con distintos sectores del espectro político –en algunos casos con políticos cuestionados– y que le trajeran nuevos votantes.
Durante los últimos meses, Alfonso Prada representó esa apertura hacia otros sectores y liderazgos de cara a la segunda vuelta. Su presencia en el Pacto Histórico le permitió a Petro la posibilidad de adhesión de personajes como Alejandro Gaviria, Cecilia López y Rudolf Holmmes y darles mayor tranquilidad a quienes veían en el candidato una amenaza o un riesgo.
También se destacó la adhesión de importantes dirigentes de centro, en especial de la Coalición Centro Esperanza. Además de Gaviria, se adhirieron a su campaña la senadora Angélica Lozano y Antanas Mockus. La alianza con el centro se consolidó con el apoyo del exministro del Interior de Santos, Juan Fernando Cristo.
Los lugares estratégicos: Bogotá, Boyacá y Antioquia
Las adhesiones pragmáticas y programáticas permitieron que la campaña de Petro ampliara su votación en regiones donde su apoyo había menguado debido a la fragmentación de las candidaturas.
En Bogotá, por ejemplo, Petro obtuvo la mayor votación en la primera vuelta con el 47,5 % de los votos, pero la suma de los demás candidatos lo superó: entre Hernández, Gutiérrez y Fajardo sumaron el 49 % del total.
Se esperaba que Hernández recogiera al menos la mitad de los votos de los demás candidatos en la segunda vuelta. No obstante, cerca de 80.000 votantes de Gutiérrez en Bogotá no se adhirieron a Hernández en la segunda vuelta. En cambio, la fórmula Petro-Márquez logró conseguir un poco más de 480 mil votos, alcanzando casi el 60 % de los apoyos en la capital.
Algo similar sucedió en Boyacá, que en la primera vuelta fue el segundo bastión “rodolfista” después de Santander, con el 51,62 % de los votos. En la segunda vuelta, Hernández apenas aumentó un poco más del 6 % y no logró convencer a cerca de 9.000 votantes de Gutiérrez. En cambio, Petro subió alrededor del 9 %, gracias al aumento de la participación en el departamento.
Finalmente, en Antioquia, el único departamento donde ganó Gutiérrez en la primera vuelta, Hernández dejó escapar unos 84.000 votos de Gutiérrez en la segunda vuelta. Por su parte, Petro logró aumentar casi en un 10 % su votación, sobre todo en el norte del departamento, considerado como el principal bastión del uribismo en Colombia.
A lo anterior se suma el aumento de la participación en todo país, la más alta desde 1998, con el 58 %. En los departamentos donde ganó Petro en la primera vuelta hubo un aumento particularmente importante:
- En Guainía, Sucre, Atlántico, Chocó y Putumayo, el aumento fue de más del 6 %;
- En La Guajira, Vaupés, Córdoba y Caquetá, fue del 7-8 %; y
- En Nariño y Cauca se acercó al 10 %.

La campaña de las bases
Tras la primera vuelta, la campaña del Pacto Histórico tardó en retomar el ritmo, pero las adhesiones de figuras políticas alternativas y la reorganización espontánea de las bases sociales lograron mantener la vigencia del movimiento.
El aumento de la participación electoral en el Pacífico y la supremacía electoral del Pacto Histórico en estas regiones no respondió únicamente a nuevas adhesiones, como la del movimiento Alianza Democrática Alternativa, de Luis Gilberto Murillo, exfórmula vicepresidencial de Sergio Fajardo, o a la gestión del senador vallecaucano Roy Barreras.
Dicho aumento se debió, sobre todo, a una efectiva organización de base y reconocimiento identitario con la figura de la vicepresidenta electa, Francia Marquez.
También tuvieron un papel fundamental otros movimientos sociales, por ejemplo:
- Las juventudes movilizadas durante los paros nacionales de 2019, 2020 y 2021;
- Los movimientos feministas que lideraron con éxito la movilización en defensa del derecho a la interrupción voluntaria del embarazo; y
El movimiento indígena, particularmente la guardia indígena que, con sus recorridos por todo el país, logró llevar el mensaje de resistencia y de movilización desde las periferias históricamente olvidadas a los centros de poder.
No por eso en su discurso de victoria tanto Gustavo Petro como Francia Márquez, hablaron de la importancia de un Acuerdo Nacional de “las dos Colombias”, pero reconociendo los intereses de cada territorio y sus diversidades.